La historia de amor de Xavier Sala i Martín y Sílvia Tremoleda, la dietista del Barça

“¿Quién es ese hortera que va con una americana fucsia?”, pensó la mujer del economista la primera vez que le vio

El economista Xavier Sala i Martín recuerda perfectamente el primer día que vio a su mujer. "Yo era directivo del Barça y los directivos del Barça, aunque no cobren, trabajan como locos y están todo el día con almuerzos oficiales. Me empecé a engordar y necesitaba hacer ejercicio, así que me apunté en un gimnasio. El entrenador personal me envió con una dietista y la dietista yo me pasé por Silvia. pensar que me habría encontrado guapo. Ella no me conocía de nada, y con el tiempo supe que, en realidad, lo que había pensado era: «¿Quién es ese hortera que va con una americana fucsia?».

Aquel "hortera con americana fucsia" era, curiosamente, quien firmaba como tesorero los cheques de pago de las 10.000 personas que trabajaban para el Barça, entre ellas Silvia Tremoleda, que era la dietista. Empezaron a verse bastante a menudo porque –Sílvia le dejó claro– hacer dieta y ejercicio un día al mes no le serviría de nada. Y así fue como se fueron acercando: "Una cosa llevó a la otra y ahora llevamos quince años juntos. También tenemos un hijo, Max".

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Sala i Martín asegura que lo que les ha mantenido unidos "es todo lo contrario de lo que dicen todos los expertos", y es "que no tenemos nada en común". "A mí hacer deporte no me gusta, ya ella la economía no le interesa en absoluto. Cuando la conocí, entrenaba unas seis horas al día y aún ahora entrena unas cuantas. Tiene un cuerpo perfecto; si la tocas parece de hierro. A ambos nos gusta leer, pero a cada uno sus cosas: un jugador para un partido más, ella lee sobre proteínas al colon" explica Sala y Martín. Su hijo, dice, tiene algo de ambos: ella le ha motivado para que haga tenis, taekwondo y hockey, y él le ha empujado más hacia la pintura, la música y el ajedrez. "Tiene 9 años y hace de todo, es muy bueno en matas, también toca el violín, le encanta pintar y es buenísimo en el hockey", añade.

Cuando Pep Guardiola se fueron al Manchester, se llevó a Silvia Tremoleda con él, y la vida de la pareja transcurría entre Nueva York y Manchester sin ningún problema con la distancia. "No soy muy romántico, el enamoramiento es un conjunto de neurotransmisores en el cerebro cuya finalidad es mantener juntos a la pareja durante el periodo que los hijos son pequeños. Para mantener la unidad familiar, la naturaleza ha creado el amor. Sé que no es muy romántico, pero es así", concluye.

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Silvia Tremoleda con Pep Guardiola