Juegos reunidos

Un juego de playa infantil convertido en una tradición sagrada en la ciudad de Split

El 'picigin' se trata de evitar que una pelota pequeña caiga al agua, un juego practicado incluso el primer día del año

BarcelonaSeguramente todos habéis practicado algo pareciendo al picigin, pero no lo sabéis. Lo que podría parecer un juego playero inocente, en las costas croatas es una tradición con la cual no puedes hacer bromas. El picigin es uno de los grandes orgullos de los dálmatas, los habitantes de la costa croata, especialmente en la región de Split. Los croatas, ya lo sabemos, suelen ser buenos en cualquier deporte colectivo, del baloncesto al fútbol, pasando por el balonmano y el waterpolo. Y precisamente un grupo de jóvenes que creían que no tenían suficiente traza para jugar a waterpolo se inventaron este deporte en 1908. Ahora, se organizan campeonatos donde participan cada año centenares de personas.

Muchos turistas han presenciado partidos de picigin sin saberlo. En una playa de la preciosa costa croata ven como un grupo de croatas, bien morenos, se dedican a hacer volar una pelota pequeña dándole golpes con la mano. Sí, esta es el alma del juego: evitar que una pelotita caiga al agua, puesto que hay que jugar dentro del mar, en una zona donde el agua te llegue a las rodillas, más o menos. El epicentro del picigin es la playa de Bačvice, en Split, donde un grupo de estudiantes que volvían a casa a Praga en 1908 se inventaron este deporte, puesto que no veían claro lo de jugar a waterpolo. En parte por la mala mar, en parte porque el waterpolo es muy duro. Lo saben los centenares de croatas que juegan en las pistas de waterpolo que hay en los puertos y playas croatas. Más cerca de la arena se juega al picigin. La idea es tener diferentes jugadores, situados en círculo, con el reto de hacer volar una pelotita entre ellos cuanto más tiempo mejor. Cada jugador solo puede tocarla un solo golpe cada vez, siempre con un golpe con la mano plana. Cuando lo ha hecho, ya es cosa de un compañero evitar que caiga al agua. Está prohibido coger la pelota, que suele ser una pelota de tenis a la cual han sacado el recubrimiento de color amarillo. Uno de los mejores tenistas de la región, Goran Ivanisevic, en verano solía jugar a picigin.

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Lo que para la mayor parte de las personas sería un juego para reír y disfrutar, para muchos croatas es algo muy serio. Son gente competitiva, los croatas, a pesar de que este deporte no tiene ganadores ni perdedores. No hay equipos ni rivales. Todo el mundo tiene el mismo objetivo. Normalmente, no suelen jugar si no son cinco jugadores, pero no hay ninguna cifra obligatoria de participantes. Si sois cinco, la tradición manda que haya dos llamados sidruni (anclas) que no se mueven mucho, y tres conocidos como trkačy (corredores) que hacen el esfuerzo de llegar a la pelota cuando queda a medio camino de dos jugadores. La gracia del juego es dar saltos divertidos, para ver quién consigue golpearla de una forma más acrobática.

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La playa de Bačvice, al ser de arena, es el templo del picigin. Es el lugar donde nació y donde centenares de personas se reúnen en días especiales, como el 1 de enero. Aunque llueva o la temperatura sea baja, existe la tradición de jugar a picigin para dar la bienvenida al año nuevo. En Bačvice se han llegado a instalar reflectores para poder iluminar los partidos cuando cae al suelo. Y, de hecho, en 2005 aquí se organizó el primero Mundial de picigin, pocos años después de que el juego fuera declarado patrimonio inmaterial de Croacia. Como es un deporte donde todo el mundo hace equipo, para decidir quién es el mejor se creó un reglamento según el cual para ser distinguidos los jugadores tenían que dar una serie de saltos y acrobacias tocando la pelota. Con el tiempo, sin embargo, se ha modificado el sistema y ahora los jugadores van a la suya, con saltos curiosos, con el reto de impresionar a los miembros de un jurado formado por exjugadores veteranos de picigin. Son los encargados de decidir el valor artístico de los saltos de unos croatas que han hecho de un juego infantil un motivo de orgullo.