El análisis de Antoni Bassas: 'Un pacto con el entusiasmo y la confianza'
Lo decía Carme Junyent: tenemos la posibilidad de incorporar a la lengua más hablantes que nunca. Los que no quieren saber nada son una minoría con la que nada hay que hacer (al menos hasta que no sea obligatoria, como lo es el castellano). Pero con la inmensa mayoría debemos creer que hay partido
Hoy se firma el Pacto Nacional por la Lengua, con el PSC, Izquierda, Comunes, la Plataforma por la Lengua, Òmnium, Fomento, Pimec, CCOO y UGT, entre otros.
El Pacto dispone de 255 millones de euros, 100 de ellos para reforzar el catalán en las escuelas y en los institutos, 78 millones para impulsar las aulas de acogida y 73 millones para el audiovisual y para promover la lectura en catalán.
No lo firman Junts, la CUP y la USTEC, por razones diversas. El presidente Puigdemont contaba ayer dos en Waterloo, en un encuentro con diputados de su partido.
"Hemos pedido consensuarlo una vez conozcamos algunos elementos que son críticos y determinantes para definir qué política lingüística debemos seguir. Uno es la sentencia del TC sobre el 25%. ¿Es lo mismo hacer política lingüística si tenemos una sentencia favorable o en contra? Esperamos, porque la sentencia no tardará mucho en salir y es determinante. de ser un pacto nacional tenemos que estar todos, y especialmente el primer partido de la oposición".
No, no es lo mismo tener una sentencia en contra del TC que no tenerla, pero el trabajo que garantiza la dotación económica del plan debe hacerse igual.
Y cuando no sea esta sentencia será otra agresión, contraria, por cierto, al espíritu mismo de la Constitución, que especifica que las lenguas como el catalán serán objeto "de especial protección". Pues todavía suerte, que diría el árbitro del VAR.
Consciente de que negar la firma de Junts a un pacto como éste es delicado, esta mañana el presidente en el exilio ha vuelto.
"No firmamos el Pacto Nacional por la Lengua. De momento. No porque no sea importante sino porque faltan elementos esenciales".
Hay un elemento esencial que falta, que es un entusiasmo contagioso por la lengua, esa ilusión de prosperidad y libertad que el catalán significaba durante los años de la Transición. En este sentido, les invito a leer el artículo que escribe hoy Sebastià Alzamora, donde dice:
"Si a los que llegan de fuera les explicamos, haciendo aspavientos, que el catalán es una lengua prácticamente muerta (algo que, además, es falso), mientras otros van explicando, gozosos, que el castellano es una maravilla, es obvio que prescindirán de una lengua moribunda".
Éste es el gran pacto por la lengua que nos falta, el de ir, el salir a ganar, el de pasárselo bien con la lengua, el de hablarla siempre, el de fijarse en los avances y no sólo en los obstáculos, que siempre existirán porque la vida no es perfecta. Lo decía Carme Junyent: tenemos la posibilidad de incorporar a la lengua más hablantes que nunca. Los que no quieren saber nada son una minoría con la que nada hay que hacer (al menos hasta que no sea obligatoria, como lo es el castellano). Pero con la inmensa mayoría debemos creer que hay partido. Claro que hay partido.
Buenos días.