El saltador de esquí que ha evitado otra anomalía en la Vuelta

BarcelonaHay dos decisiones drásticas en la carrera deportiva de Primoz Roglic (Trbovlje, Eslovenia, 1989): en 2011 dejó de competir como saltador esquí y en 2023 rompió con el equipo con el que había llegado a la cima del ciclismo.

Roglic decidió cambiar de aires hace un año para que nadie le discutiera el liderazgo en su formación y este domingo en Madrid ha certificado que fue una magnífica elección llevándose su cuarta Vuelta a España e igualando a Roberto Heras como el ciclista que más ha ganado. En la edición de 2023 subió al tercer escalón del podio, por detrás de los entonces compañeros de equipo Sepp Kuss y Jonas Vingegaard. Hoy lo ha hecho en el primer lugar, sin compañero alguno al lado. El segundo en la general fue el australiano Ben O'Connor y, el tercero, el mallorquín Enric Mas.

Las tiranteces que Roglic tuvo en la Vuelta del año pasado con la dirección del Jumbo-Visma (actual Team Visma-Lease a Bike) acabaron de romper la relación con su equipo y pusieron los cimientos del triunfo de este año. La culpa la tuvo un giro de guión inesperado provocado por Sepp Kuss, que era su gregario de lujo. El estadounidense, cuya pareja es de Tiana, en el 2023 logró unas vistas en la general inesperadas gracias a una escapada durante la primera semana.

La responsabilidad de ganar

Esta anomalía provocó que los entonces dos grandes líderes del Jumbo-Visma, Roglic y Vingegaard, vieran como quien les había ayudado a ganar Tours, Giros y Vueltas cogía un protagonismo que les incomodó. La tensión interna se fue incrementando y estalló en el Angliru, cuando Roglic y Vingegaard dejaron atrás a su compañero y líder de la general. Ambos rectificaron más tarde y acabaron aceptando el triunfo final de Kuss.

Pero ya no hubo marcha atrás en la decisión de Roglic: después de ocho años, tres triunfos en la general de la Vuelta y otro en la del Giro había terminado su etapa en el Jumbo-Visma. "Estaba incómodo porque mi responsabilidad es ganar", admitió el esloveno. De todas formas, puntualizó: "Si hubiera ganado la Vuelta me habría marchado igualmente. Simplemente, en otros lugares tengo más oportunidades para conseguir aquello por lo que todavía estoy luchando".

Líder indiscutible

Dicho y hecho. En esta edición, ya como ciclista del Red Bull-BORA-hansgrohe, todos sus compañeros (entre ellos, el catalán Roger Adrià) han trabajado para su gloria, pese al susto que tuvieron este sábado con el abandono de tres de ellos a causa de la salmonelosis. Daniel Felipe Martínez y Aleksandr Vlasov hicieron una exhibición en el alto de Moncalvillo, escapándose con Roglic y dejándole en bandeja la tercera victoria de etapa y la recuperación del jersey rojo de la general a falta de solamente dos etapas. Así, el esloveno evitó una nueva anomalía en la Vuelta.

Esta vez fue O'Connor quien se coló en una escapada trampa en la sexta etapa (la misma en la que Kuss le dio la vuelta a todo el año pasado) que le mantuvo líder de forma inesperada hasta el viernes. Roglic, lejos de impacientarse, y sabiendo que era el más fuerte entre los favoritos, fue acortando progresivamente los 4 minutos y 51 segundos que O'Connor había logrado de margen hasta superarle. En este sentido, se vio favorecido por la ausencia de los demás gigantes del ciclismo actual: Pogacar, Evenepoel y Vingegaard.

La temporada ha estado marcada por la gravísima caída que hubo en la Itzulia el 5 de abril. Vingegaard se pasó una semana en la UCI a causa de un neumotórax, Evenepoel se hizo una fractura en la clavícula derecha y Roglic abandonó con múltiples heridas por todo el cuerpo. Estos contratiempos cambiaron la planificación de las temporadas de Vingegaard y Evenepoel, dos de los protagonistas del pasado año en la Vuelta. Pogacar decidió descansar tras su exhibición en el Tour de Francia.