El laberinto de las deportistas que nacieron con un cuerpo que no sentían suyo
En medio del debate sobre una posible ventaja competitiva, las federaciones dificultan su participación en los campeonatos
BarcelonaCuando la levantadora de pesos Laurel Hubbard se convirtió en la primera mujer transgénero olímpica en los Juegos de Tokio 2020, no podía imaginarse que, en lugar de abrir camino, lo dificultaría. La participación de Hubbard no estuvo exenta de polémica y alimentó el relato de la ventaja competitiva de las mujeres trans sobre las mujeres. Las federaciones internacionales de deportes endurecieron las regulaciones sobre los deportistas trans y en los Juegos Olímpicos de París no compitió ninguna. Sí participaron deportistas intersexuales que, como la boxeadora argelina Imane Khelif, fueron criticadas por tener condiciones genéticas particulares desde que nacieron.
La diversidad de género está muy presente en la sociedad. Sin embargo, el mundo del deporte se mantiene firmemente ligado al binarismo. “Hay binarismo incluso en el ajedrez, ¿qué sentido tiene esto?”, dice sorprendido Eugeni Rodríguez, director del Observatori contra la LGTBI-fòbia. Pese a la cantidad de deportistas LGTBI existentes, las competiciones oficiales siguen siendo masculinas o femeninas, lo que, en cierto modo, puede desamparar los trans y los intersexuales a la hora de concurrir a certámenes deportivos de primer nivel. ¿Dónde pueden competir?
Sin coherencia en las regulaciones
La vertiente legal de la situación cogió vuelo con el caso de Hubbard. A partir de ese momento, el COI (Comité Olímpico Internacional) decidió que la federación internacional de cada deporte debía escoger sus criterios de elegibilidad respecto a los deportistas trans. Sin establecer un criterio general. Eugeni Rodríguez lo describe como “un acto cobarde”. Para los intersexuales, el COI no puso ninguna limitación. Gracias a ello, Khelif, vetada por la Asociación Internacional de Boxeo (IBA), pudo combatir en París, donde se colgó la medalla de oro.
La consecuencia de la nueva norma del COI con los deportistas trans fue que la mayor parte de las federaciones establecieron regulaciones más estrictas. La mayoría, como las de atletismo, natación y ciclismo, obligan a haber completado la transición antes de los 12 años. Víctor Gutiérrez, waterpolista profesional y activista LGTBI, cree que son discriminaciones flagrantes. "Son regulaciones no basadas en criterios científicos que discriminan a las personas trans por el simple hecho de serlo", apunta en conversación con este diario.
El matiz entre ser trans e intersexual
Por su parte, Miquel Puig, responsable de endocrinología del Hospital Germans Trias i Pujol, coincide con Gutiérrez en diferenciar los casos de las personas trans de las intersexuales. "La intersexualidad se produce en el nacimiento por falta de diferenciación sexual completa, mientras que la transexualidad es una condición que la persona descubre y decide posteriormente", define el endocrino del centro sanitario badalonés.
Antes de Khelif hubo otra deportista intersexual que fue noticia: Caster Semenya. La atleta sudafricana tenía el síndrome del ovario poliquístico, que hace que se produzca más testosterona de lo habitual entre las mujeres. En Semenya, la Federación Internacional de Atletismo (IAAF) y el Tribunal de Arbitraje del Deporte (TAS) la obligaron a medicarse para reducir sus niveles de testosterona si quería seguir compitiendo, con el argumento de "buscar la paridad necesaria para todos los atletas". Semenya se negó y se retiró del atletismo. En 2023, el Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo consideró que se le había discriminado. "Si tienes capacidad de fabricar más testosterona de lo habitual pero tu diferenciación sexual no es completa, hay que considerarte mujer", dice Puig.
Los deportistas intersexuales protestan porque los deportes están altamente condicionados por cientos de otras circunstancias congénitas que no se tienen en cuenta. "Michael Phelps sufría el síndrome de Marfan, que provoca un alargamiento inusual de las extremidades, y Usain Bolt tenía una capacidad pulmonar superior a la media", recuerda Gutiérrez.
¿Las mujeres trans tienen ventaja competitiva?
"De entrada, un hombre tiene un desarrollo físico superior a una mujer, porque así se determina genéticamente", afirma Puig. Por condiciones físicas, los hombres obtienen mejores marcas y resultados que las mujeres en las disciplinas deportivas. A partir de ahí nace la queja de las mujeres cis hacia las mujeres trans, que pueden tener las condiciones físicas de un hombre y competir con las mujeres.
A pesar de creer que se debe valorar cada caso individualmente, Puig llega a una conclusión general: "Lo relevante es en qué momento se hace la transición. En la pubertad se producen los cambios físicos típicos de cada sexo, mediados por las hormonas sexuales, la testosterona en el hombre y los estrógenos en las mujeres. Los hombres hacen el crecimiento de altura y el incremento de masa muscular”.
Gutiérrez apunta que "si se comienza la transición a una edad temprana, no hay ventaja deportiva". "No tiene nada que ver iniciarla con 8 años que con 35", dice. Mientras, Puig cree que “cuando una mujer tiene una complexión más masculina, puede tener cierta ventaja”. “Esto puede influir en las mujeres trans que hayan pasado una pubertad masculina, pero es extremadamente difícil de determinar y regular”, opina. Similar y más contundente es Gutiérrez: "¿Dónde establecemos cuándo es la pubertad?"
¿Dónde deben competir?
Gutiérrez pretende compatibilizar dos ideas: “Hay que garantizar el derecho de las personas trans a competir y al mismo tiempo una competición justa en la que nadie salga perjudicado”. Hoy en día, deportistas transexuales e intersexuales se quedan sin poder competir en sus disciplinas por no cumplir con la regulación. Mientras, federaciones y deportistas cis celebran "mantener la paridad y la justicia en el deporte".
"Mucha gente no se siente cómoda con el binarismo y quizá sea el momento de pensar en una tercera categoría para deportistas trans", sugiere el activista. A Eugeni Rodríguez le convence la idea: "Sería un cambio de paradigma brutal. Se haría valer el deporte como herramienta de progreso político y social".
Otra vía es el deporte mixto. En los Juegos de París se disputaron nueve competiciones mixtas, como relieves de natación, triatlón o skate. Las competiciones mixtas permitirían "que los deportistas trans compitieran con su género sentido", explica Gutiérrez. Al fin y al cabo, éste es el deseo de los deportistas trans, que todavía se preguntan dónde pueden competir.