Salud femenina

Cuando tener la regla nos expone a disruptores endocrinos

Una investigación del IDAEA detecta la presencia de sustancias tóxicas en todos los productos menstruales, tanto desechables como reutilizables

Calendario con los días de la menstruación.
Àngels Codina
28/10/2025
4 min

Durante la vida fértil, la mitad de la población utiliza productos menstruales varios días al mes. Su uso continuado en contacto directo con los genitales expone a las personas menstruantes en las sustancias químicas presentes en su composición. Entre ellas se encuentran los plastificantes, que normalmente se añaden a los plásticos para hacerlos más flexibles, y que pueden ser perjudiciales para la salud. Es el caso de los ftalatos, que actúan como disruptores endocrinos y que se sabe que están presentes en altas concentraciones. Sin embargo, fuera de los ftalatos se desconocía qué otros aditivos había en los productos menstruales.

Investigadoras del Instituto de Diagnóstico Ambiental y Estudios del Agua (IDAEA-CSIC) han estudiado la presencia de los ftalatos y, por primera vez, de otras dos familias de plastificantes, en 41 productos menstruales, tanto desechables –compresas, protectores íntimos y tampones– y tampones compresas de tela.

Los plastificantes que se han estudiado son los ésteres organofosforados –que, al igual que los ftalatos, pueden actuar como disruptores endocrinos– y los plastificantes alternativos, nuevos compuestos de los que se desconoce la posible toxicidad.

Los resultados del estudio indican la presencia de los tres aditivos plásticos en todos los productos analizados, lo que "señala que el uso de productos menstruales es una vía de exposición a los disruptores endocrinos a tener en cuenta", afirma Ethel Eljarrat, directora del IDAEA y autora del estudio. Por eso, Eljarrat y su equipo siguen investigando para averiguar hasta qué grado las mucosas vaginal y vulvar son una vía de entrada de estas sustancias. "Nuestras investigaciones se centran ahora en desarrollar métodos que nos permitan determinar los porcentajes de transferencia de los compuestos desde el producto hasta la piel y de absorción a través de los tejidos vaginales", añade la investigadora.

Las mujeres, más vulnerables

Los disruptores endocrinos son químicos que pueden alterar nuestro sistema hormonal. Tal y como explica Léa Maitre, investigadora Ramón y Cajal en el Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal), sus efectos en la salud son diversos: "Pueden afectar al sistema inmunitario, interferir en el metabolismo de la insulina y, en el caso de las mujeres, pueden alterar la salud reproductiva –el ciclo menstrual y de la fertil– la fertil incrementar el riesgo de tener cáncer de mama y de ovarios".

La vulnerabilidad de las mujeres a los disruptores endocrinos se relaciona con características físicas y biológicas específicas. Según la endocrinóloga Carme Valls-Llobet, autora del libro Medio ambiente y salud: Mujeres y hombres en un mundo de nuevos riesgos (2018), las mujeres son más sensibles a estos compuestos porque tienen mayor grasa que los hombres, y la grasa actúa como depósito para estos químicos. "El disruptor endocrino puede actuar de muchas formas –destaca Valls-Llobet–, pero el efecto más explosivo es la alteración del ciclo menstrual".

Por otra parte, Maitre, que estudia el impacto de los disruptores endocrinos en la salud de las mujeres embarazadas y los adolescentes, señala que un factor de riesgo importante de estas sustancias es estar expuesta durante el embarazo. Esto puede afectar al desarrollo neurológico de la criatura, comportarle problemas de comportamiento y de salud mental, e incrementar el riesgo que desarrolle TDAH, entre otros efectos.

Una fuente de exposición más

Los productos menstruales no son la única fuente de exposición a los disruptores endocrinos. También estamos expuestos a través de la alimentación, por los insecticidas presentes en algunos alimentos; los cosméticos y productos de cuidado personal, así como a través del aire, el polvo y el agua.

En el caso concreto de los ftalatos, los ésteres organofosforados y los plastificantes alternativos, la exposición puede producirse tanto por inhalación como por contacto con la piel, sea por el packaging de los productos, fragancias de los productos de higiene o muebles y coches nuevos.

Muchos tóxicos ya están presentes en el medio ambiente, y aunque dejáramos de producir más, seguirían persistiendo en el medio durante mucho tiempo, porque es muy difícil eliminarlos. "Los químicos viajan: hemos encontrado metales pesados ​​y PFAS hasta los polos Norte y Sur", dice Maitre.

Sí que, a escala individual, lo que podemos hacer es reducir la exposición a los disruptores endocrinos adoptando hábitos sencillos: minimizar el uso de plástico en alimentos y productos de cuidado personal, comprar productos ecológicos, adquirir objetos de segunda mano, ventilar bien los espacios cerrados y lavarse las manos con frecuencia. En cuanto a los productos menstruales, la recomendación de Carme Valls-Llobet es clara: "Utilizar la copa menstrual".

Transparencia y regulación

Más allá de las acciones individuales, según la endocrinóloga, es necesario regular la producción y eliminación de estos productos a escala estatal y europea.

Ésta es también la reivindicación de la Fundación Rezero, que trabaja por una sociedad libre de residuos y tóxicos y que, de la mano del IDAEA, impulsó la investigación sobre la presencia de químicos en los productos menstruales. Rezero reclama aplicar el principio de precaución y prohibir la presencia de substancias tóxicas en estos productos. La entidad denuncia además la falta de transparencia en el etiquetado, donde a menudo no se informa ni de los ingredientes ni de los posibles efectos sobre la salud. "La información rigurosa y clara debería ser una obligación legal, no una opción, y ayudaría a los consumidores a tomar decisiones libres e informadas", afirma Marta Beltran, directora de estrategia internacional y del ámbito de salud de Rezero.

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