Nuevos tratamientos para la migraña... que pueden servir para la endometriosis
Un nuevo fármaco, del grupo de los inhibidores del CGRP, se muestra eficaz para aliviar el dolor, sobre todo si se toma cuando empiezan a sentirse los primeros síntomas
Uno de los problemas de salud más frecuentes es el dolor de cabeza, también llamado cefalea o cefalalgia. Prácticamente todo el mundo tendrá en algún momento de su vida, hasta el punto de que algunas estadísticas dicen que, a lo largo de un año, la mitad de la población del planeta sufrirá un episodio. Pero el dolor de cabeza no es, en sí mismo, una enfermedad, sino un síntoma que puede ser causado por cosas tan graves como una infección, un tumor o un traumatismo. Ahora bien, los más frecuentes de entre los más de doscientos tipos de dolor de cabeza que se han descrito son los llamados primarios, que son benignos y no son consecuencia de ninguna patología subyacente. En este último grupo se incluyen las migrañas.
La migraña es una forma de dolor de cabeza recurrente especialmente intenso que es más común de lo que parece: se cree que hasta un tercio de las mujeres y una quinta parte de hombres tendrán, lo que la sitúa en el tercer lugar de los trastornos más habituales. De hecho, se calcula que hasta mil millones de personas sufren. Y, a pesar de no ser graves, pueden llegar a ser muy incapacitantes en aquellos individuos sometidos a las versiones más intensas o de larga duración, por eso es tan importante encontrar fármacos que puedan solucionarlas.
Sin embargo, por desgracia, no es tan fácil, porque las causas son desconocidas y esto dificulta poder diseñar un tratamiento específico. Si las formas más leves se pueden controlar con analgésicas corrientes, como el ibuprofeno o el paracetamol, otras pueden mejorar con compuestos tan diversos como los triptanes o las ergotaminas.
Una alternativa es intervenir de manera profiláctica antes de que aparezca el dolor de cabeza. Esto es posible porque más de la mitad de las migrañas van acompañadas de lo que se llama pródromos, una serie de síntomas muy variables que, por motivos desconocidos, las preceden horas o incluso días. Quien los experimenta aprende a reconocer que una fatiga inesperada, una tensión en los músculos del cuello, una sensitividad especial a algunos olores, o incluso unas ganas incontrolables de comer ciertos alimentos (como el chocolate) son el aviso de que está a punto de llegar una crisis. En estas situaciones, existen varios fármacos, como los beta-bloqueadores o determinados antidepresivos, que pueden ser efectivos en algunas personas, pero ninguna tiene un éxito ni remotamente cercano al 100%.
Resultados prometedores
El grupo dirigido por el doctor David W. Dodick, de Albert Einstein College of Medicine, en Nueva York, ha publicado recientemente un artículo en la revista Neurology donde explica el estudio que han realizado en más de 500 voluntarios para probar el ubrogepante, un fármaco que pertenece al grupo de los inhibidores del CGRP (las siglas en inglés de péptido relacionado con el gen de la calcitonina). Los resultados son prometedores, porque los pacientes mayoritariamente respondieron bien al tratamiento si se les daba durante el pródromo, lo que permitía a muchos hacer vida normal.
El CGRP es una molécula que, entre otras cosas, actúa como mensajero entre el sistema nervioso y el inmune (concretamente, los macrófagos, una de las células blancas de la sangre). Suele originarse en los nervios que funcionan como sensores del dolor y permite transmitir esta información a otros puntos del cuerpo. También actúa en torno a los vasos sanguíneos (puede hacer que se contraigan) y suprime la sensación de hambre. Por algún motivo desconocido, durante las migrañas se fabrica más de lo habitual.
Hay varios fármacos inhibidores del CGRP aprobados por el uso en humanos en Europa, pero el ubrogepante todavía no (aunque en Estados Unidos sí lo está). De hecho, algunos de ellos ya se utilizan para prevenir la migraña, aunque tienen el problema de que son caros y la sanidad pública no siempre los cubre. La clave, en cualquier caso, es que el paciente tenga bien identificados los síntomas de sus pródromos para así saber exactamente cuándo deben tomarse. Como esto puede ser muy subjetivo, se está tratando de diseñar aparatos que midan parámetros como la frecuencia cardíaca o el sudor y puedan deducirse cuando se acerca el ataque.
También para la endometriosis
Curiosamente, se ha visto recientemente que los inhibidores del CGRP también podrían ayudar en el dolor causado por la endometriosis, una enfermedad mal estudiada que afecta a muchas mujeres (se calcula que cerca de 200 millones, un 10% de las que están en edad reproductiva). En este caso, el dolor también es uno de sus principales síntomas, aunque suele ser más difuso y no afecta tanto a la cabeza, siendo su origen la aparición de un tejido similar al recubrimiento interior del útero en zonas del cuerpo donde no debería estar.
Hay pocas opciones para tratar la endometriosis, pero, a principios de noviembre, un grupo de científicos dirigido por el doctor Michael S. Rogers, de Harvard Medical School, publicaba en la revista Science Translational Medicine un artículo en el que demostraba que los inhibidores del CGRP no sólo bloqueaban las señales de dolor, sino que también reducían el tamaño de las lesiones de endometriosis. El estudio se realizó en ratones, por lo que todavía no se puede cantar victoria, pero, al menos, abre la posibilidad de realizar ensayos clínicos en humanos para ver si la respuesta es similar.