Crónica

Adivinos de vino del Penedès que se embolsan 30.000 euros

Antoni Carbó de la bodega La Salada y Ramon Jané de Mas Candí ganan la Cata por Parejas organizada por Vila Viniteca

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Los participantes del Tats por parejas organizado por Vila Viniteca.

Cada año intento participar (porque me gusta fracasar, reír, darme golpes en la cabeza). Pero las inscripciones se agotan en tres minutos. Cuando estoy escribiendo el código postal ya se ha agotado el plazo y hay quien, feliz, ya lo está publicando en Instagram. Es el concurso de cata de vino por parejas de Vila Viniteca. Las tres parejas ganadoras se repartirán 40.000 euros. Que sea por parejas hace que, varios sumilleres del mundo del vino vayan cambiando de pareja, en un ejercicio promiscuo maravilloso, veamos si hacen podio. No es fácil. Es muy difícil. Y, como suele ocurrir, los que siempre ganan son los que se dedican a ello: los viticultores. Los críticos no suelen ganar. De hecho, ya os adelanto que quien acabará ganando la edición de este año (una primera posición dotada con 30.000 euros) serán Antoni Carbó de la bodega La Salada y Ramon Jané de Mas Candí, ambos del Penedès, que no es el primero golpe que ganan.

Volvemos al principio. Abandono mi casa —hoy Montserrat está nevada y es un día para no marcharme— y me voy a la Cámara de Comercio y Navegación de Barcelona, ​​en el Born. Hay cola para entrar -prensa o amigos- y una vez dentro, puedes probar vinos y quesos increíbles. Justo en la entrada, abajo, están los vinos de Dirk Niepoort, que no puedo admirar más. Puedo probar Batuta y puedo probar Charme. Subo hacia arriba. En el vestíbulo, burbujas: Maestros y Llopart.

Me encuentro varias parejas que acaban de salir de la eliminatoria de la mañana. Roc Gramona —un maestro de la poda que he invitado a Cata Vertical, de Catalunya Ràdio, y Ricard Rofes, otro maestro (autor de los vinos de Scala Dei) que ha salido en esta sección de vinos con alma, que hacemos los domingos, nos explican qué han puesto. “Hemos puesto el primero a un Rioja, a La Montesa de Álvaro (quieren decir en Palacios); el segundo, un Abadía Retuerta; el tercero un champán, un Bollinger; el cuarto un Rascará del Ton Mata; el quinto un Belondradre; el sexto un chardonnay de Borgoña y el séptimo nos ha llevado a Eslovenia...”. Mucha gente ha dicho el Rascará del Ton Mata. El último es una fricada natural!”, me dice alguien. Paco de Rosa Torelló, que concursa con Marcel Pérez, diría que el primero es un Frontonio; el segundo un tempranillo de La Rioja, clásico; el tercero un espumoso de Juvé y Camps; de nuevo el Rascará de Ton Mata... La mayoría de concursantes, algunos Masters of wine, te dicen sin tapujos que se han equivocado, que han jugado, que han dicho esto o aquello, y por qué. Me encuentro también, claro, quienes por la mañana se duchan con jabón Ego y que si no salen escogidos encontrarán que el concurso es una tifa. "No, no recuerdo qué he dicho que era el último vino", me dice uno de ellos. Mañana colgará en Instagram que ha acertado todo, pero que, inexplicablemente, quién sabe si por algún complot contra él, no ha pasado a la final.

Me encuentro a Audrey Dorée, una de las sumilleres de El Celler de Can Roca. Repasamos lo que han dicho los concursantes de la mañana y reímos, por la dificultad. Al mediodía, varios pasan a la final. Algunos riendo, contentos, otros graves, hieráticos. Entre los que pasan, Rofes y Gramona.

Quizás otro día podemos hacer una página explicando el porqué de los vinos y las grandiosas trampas que suponían todos ellos. En el concurso, un piloto de gente que quería ver el ambiente, un piloto de genios del vino -la mayoría elaboradores- y un piloto de aficionados. Pocas mujeres, todavía, escasísimas parejas de dos mujeres, pero poco a poco debemos ir conquistando terreno. Señorazos estupendísimos, claro, y gente joven —instagramers, youtubers y aficionados— que tiene interés en comunicar este mundo. Quim Vila, un maestro indiscutible, un visionario y un genio. Alguien que más allá de las fronteras, de los gustos, sabe que el vino une, engancha, enamora. Quim Vila, en los vinos, Eva Vila, en los quesos. Qué suerte tenerlos.

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