Tu 'foodie' de cabecera

¿Dónde cenar tarde en Barcelona? La solución después de ir al teatro oa un concierto

El Bar Torpedo cierra tarde por la noche y tiene unos bocadillos para chuparse los dedos con el sello de garantía del restaurante Gresca

Hoy este artículo es de esos que los periodistas llamamos "de servicio público", porque tiene la voluntad de resolver un problema habitual. ¿Dónde vamos a cenar después del teatro? "Oh, es que la obra acaba a las 22 h, entre que salimos del teatro y llegamos al restaurante ya habrán cerrado la cocina". Y quien dice el teatro, dice después de un concierto que termina a las 23 h. O peor aún, después de medianoche. Cierto es que no hay muchas opciones dignas, pero por suerte hay gente del gremio que se encontró con el mismo problema y puso solución. El deslumbrante se llama Bar Torpedo (Aribau, 143, chaflán con Rosellón).

El responsable de remediarlo es uno de los cocineros por respetados y queridos del país, Rafa Peña. No sé si su restaurante, el Gresca (Provença, 230, junto a Enric Granados), necesita muchas presentaciones. Pero, por hacer vía, es uno de los templos gastronómicos de Barcelona desde hace años. Producto excelente, excelente cocina y vinos excelentes. Por eso, gracias al trabajo de él y de su compañera en la sala, Mireia Navarro, ganó el Premio Nacional de gastronomía 2023. El caso es que Rafa tenía el mismo problema que tenemos nosotros: su amigo Juanlu (Juan Luis Pérez) iba a buscarlo el viernes por la noche y querían cenar y tomar algo. ¿Dónde podían ir a la una de la madrugada? Acababan comiendo siempre un shawarma justito o en un antro de mala muerte.

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Una carta a prueba de bombas

Haciendo de la necesidad virtud, Rafa Peña, junto con Juanlu Pérez, que es un informático y apasionado del vino, y Biel Gavaldà, cocinero y socio del Rafa, abrieron hace cinco años el Bar Torpedo. Repasamos la teca, los precios y los horarios.

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En cuanto al producto, debe saber que los proveedores son los mismos del Gresca. Nivel, pues. Después debe tener presente que este local también resuelve otro problema, que es el antojo de comer una buena hamburguesa. "Queríamos una buena carne y queso de puta madre", dice Rafa Peña. La carta ha variado poquísimo desde que le abrieron. Básicamente porque no necesitan. Bocadillo de albóndigas, de berenjena asada, de pollo frito, de pastrami de lengua, de cangrejo... Y unas patatas fritas que son un vicio. La comida no es sofisticada, pero es probablemente la que te hace más feliz a según qué horas. En cuanto a la bebida, los vinos naturales y las cervezas artesanas también son rasgos distintivos de la casa. Con esto no hacen concesiones.

Los bocadillos oscilan entre los 8 euros y pico y los 13. Depende de lo que bebas, el precio se acercará a los 20 o 25 euros por persona. No admiten reservas, es un lugar para dejarte caer y donde la gente no realiza una estancia excesivamente larga. Se encuentra en un chaflán del Eixample muy agradable. Lo pintaron de un color verde muy característico, todo un acierto. Los horarios, como contaba, son generosos. Abren todos los días, de las 13.30 a la 1.30 h. Excepto el jueves, viernes y sábado, que el horario se alarga y cierran a las tres de la madrugada. Encontrará mucha gente del gremio de la restauración porque, como afirma Rafa Peña, "si tienes una necesidad, quiere decir que hay otra gente que también la tiene". "Es un juguete que nos funcionó", reconoce el cocinero. Pues difundamos la palabra para que podamos jugar todos e ir al teatro y de conciertos tranquilos.

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Declaración de intenciones

Este texto no es contenido publicitario. Todos los lugares los he visitado como clienta y he pagado la cuenta como cualquier otra persona.