La fiesta del vino catalán: ¡hemos superado el 'día hoja'!

Barcelona“¿Qué vas?”, me pregunta Josep Belmonte, mi amigo sumiller. Y se refiere a una gran fiesta del sector del vino; por tanto, del campesinado, por tanto, de la cultura. Es la entrega de la mayor distinción que otorga la Generalitat al sector: los nuevos Vinos de Finca Calificada. “Sí que voy, ¡que haré una crónica para el AHORA! ¿Y tú?” hago. “Sí, sí, yo serviré los vinos, si quieres, cuando acabe el acto, podemos volver juntos hacia el Bages, con otro de los sumilleres, Christian Betoret, que viene de Navàs”. Acepto contenta, porque en cuestiones de transporte, como Blanche Dubois, siempre debo confiar en la bondad de los extraños. Christian no le conozco, pero sé que hace el trabajo en el restaurante Mas de la Sala, en Sallent. ¿Hay algo mejor, para una dama, que tener un amigo sumiller? Tener dos.

Llegamos al Palacio de Pedralbes y al, digamos, fotocol (ya lo tenemos que ir escribiendo así, quizás), me encuentro los distinguidos de los años anteriores. Está Albert Costa, enólogo de Vall Llach, un viticultor lleno de talento, queridísimo, que hace unas visitas llenas de amor por el vino, la cultura y la solidaridad. ¡Por cierto! No se pierdan estas fiestas los blancos que acaban de sacar. Está Christian Barbier, hijo de René Barbier, el primer distinguido con el galardón, con su, ya histórico, Clos Mogador, que tendremos la suerte de probar. Eudald Massana, que hace el Avi Ton, también distinguido el año pasado. Es un vino que me encanta. Además, Eudald me ha prometido que, cuando tenga dinero para un cerrado antijabalíes, me ayudará a plantar cuatro cepas. Está Marta Rovira, de Mas d'en Gil, una bodega admiradísima. De ellos me gusta todo, pero si encuentran añadas antiguas del Coma Blanca, no lo duden. Teníamos, hasta la fecha, catorce Vinos de Finca Calificada. Ahora tenemos diecinueve.

Estamos en las mesas, preparadas con copas, y empezamos la cata de los nuevos vinos. Agua, pan tostado y unas cartulinas con los nombres y breve historia de los nuevos distinguidos. Déjenme decir –porque con esto tengo una flaca– que el tipo de letra de los títulos me parece precioso. Ruth Troiano, periodista y divulgadora del vino, es la presentadora del acto. Pocas personas en este sector mezclan tan bien la poesía y la técnica. Si quieren seguirla, sepan que, junto con el dibujante Pepe Serra (que ilustra artículos de vino en cabeceras internacionales) regalan en Instagram un texto sobre vino acompañado de un dibujo. Alguien debe hacer un libro.

El director de la cata también es una buenísima elección. Es Toni Albiol, sumiller de tienda (reivindicamos esta figura, que prescribe, como el librero), propietario de la enoteca Divins en Martorell. Es el mejor sumiller de Catalunya, lo dicen los galardones, y también nosotros. De modo que iremos probando, con la maestría de Toni y las palabras sabias de Ruth. Alba Balcells, directora del Incavi, dirige un breve parlamento a los felices y ávidos catadores. Me encanta que empiece el parlamento citando a un admirado escritor, que es también un gran amante del vino, que ha escrito mucho, Toni Orensanz. Alba explica las “exigencias” para ser vino de finca calificada. La singularidad de la parcela, los rendimientos más bajos, el reconocimiento, y una nota, superior, del comité de cata del Incavi.

Cinco maravillas

Los cinco vinos galardonados son cinco maravillas y es buena idea comprarlos para celebrar las comidas que vendrán. De esto se trata. De dar valor al vino. Las Uvas de la Inmortalidad, de Torre del Veguer, en la DO Penedès. Un xarelo extraordinario, que sale de un viñedo histórico. “Un vino sincero, de postal”, dice Toni. Una vez termine el acto, le diré al autor que, por favor, cuando pueda, me suelte a ver el viñedo. Me gusta mucho.

También está el La Serra Blanc, de la Bodega Herencia Altés. De esta bodega de la Terra Alta hace unos domingos les hablábamos de La Pilosa, en esta sección que –no quiero dejar de remarcarlo– elegimos, humildemente, los vinos según el corazón, y ninguna bodega paga por ser glosado (ni se ve en la obligación de enviarnos botellas). Núria Altés, en el escenario, dice: “Gracias, Ruth, por escribir cómo lo haces”, y en la sala hay un aplauso de grandísimo buen rollo. Collbaix, en la DO Pla de Bages. “Josep dice que el mundo se detiene cuando pasea entre viñedos de macabeo”, hace Ruth. Y Toni, lo que demuestra su maravillosa meticulosidad, explica que han estado mucho rato decidiendo la copa para degustar todos los vinos, y que han elegido la (estoy enamorada) Winewings, de Riedel. Tengo dos, y no me las miro por miedo a que se me rompan. Si quisiera asesinar sin dejar rastro a una persona querida de mi entorno, sólo debería romper una de estas copas. El ataque al corazón sería fulminante. No se pierdan este vino, de un color que enamora, y una complejidad en la boca (comienza de una manera, sigue de otra y acaba como ha empezado, según mi bail y diletante criterio) que les dejará sin aliento .

El otro vino, y ya vamos a tintos, es también del Pla de Bages. La especial Picapoll Negre de Oller del Mas. ¿De verdad, a ciegas qué diríamos? ¿Qué estamos en Borgoña? ¡Es un vino de sólo once grados! Una variedad difícil de elaborar, muy desagradecida, por eso la arrancaban antes. Una maravilla inclasificable.

Días flor y días hoja

Y el otro negro, el último de la noche, es del querido Joan Asens, de Orto Vins, en el Montsant. Las Cortadas de Cal Nicolau. Sé que hace tiempo que Alba Balcells le decía: “¡Venga, preséntate...!” y él decía que no “por el papeleo”. Sube al escenario y le da las gracias a la directora de la DO, Pilar Just, también buenísima, grandísima elaboradora. “Las mujeres aportan complejidad al mundo del vino”, dice. Y añade, todo pícaro: “O sea, consejero, no despache nunca a la directora del Incavi”. Y todos reímos. Admiro desde siempre a Orto Vins, hay que decir que si Les Talladas es una seda, una obra de arte, todos los vinos de la bodega, también los de precio bajo, son increíbles. Buenísimos. Toni explica que Joan le explicó esto del calendario de cata biodinámica, según el cual hay días mejores que otros para degustar. Hay días flor y hay días hoja, que son los que no van bien. Se ve que hoy es hoja. Pero Albiol nos tranquiliza. “Con Les Talladas... Hemos superado el día hoja”.

El vino que catamos al final, y como homenaje, es el Clos Mogador 2012, y el hijo de René Barbier, Christian, hace una explicación llena de gentileza, paz y sinceridad. “Nunca he probado un Clos Mogador que esté caído”, dice Toni. Y explica que, cuando René Barbier fue al Priorat, y plantó, creyó en la tierra, y embotelló, hizo un viaje a París al restaurante con el mejor sumiller de entonces y le dijo: “Tú, por este vino, ¿me darías 1.500 pesetas?”. Y el sumiller le contestó: “Quiero tres cajas”. Y René, de vuelta al Priorat, dijo a los compañeros: “Hemos triunfado”.

Así es. Todos los Vinos de Finca Calificada que tenemos en el mercado son joyas líquidas. Ojalá los Reyes traigan vino catalán. Y, a ser posible, pero sólo a ser posible, que no lo destapemos en día hoja.