"Lo que ha pasado en el Priorat no podría ocurrir en ningún otro sitio"
Pese a las amenazas de los aranceles, la sequía y la disminución del consumo, la Feria del Vino de Falset llega a los treinta años en una comarca totalmente transformada
TarragonaEsta es la historia del milagro del vino en el Priorat, sin embargo. Los días 2, 3 y 4 de mayo se celebra en Falset el pistoletazo de salida de la treintena edición de la Feria del Vino, que durante todo el mes seguirá organizando catas por las diferentes bodegas del Priorat. El cumpleaños llega en un contexto bastante complicado: el consumo de vino disminuye –los jóvenes no beben– y la sequía, que se ha ido, pero todo el mundo tiene claro que volverá, ha reducido la cosecha de uva en un 35%. A esta realidad, solo le faltan las amenazas de aranceles del presidente estadounidense Donald Trump, que complicarán la exportación de vino a Estados Unidos, uno de los países donde más vinos (y más caros) envía al Priorat. Sin embargo, treinta años después de la primera Feria del Vino de Falset es una buena oportunidad para mirar atrás y hacer balance. El ARA ha hablado con algunas de las personas que hace más de treinta años creyeron que la comarca tenía una oportunidad que no podía dejarse escapar y que lo apostaron todo por el viñedo, que sólo puede crecer en esta orografía de pendientes complicadas y dominada por la pizarra autóctona. "Lo ocurrido en el Priorat no podría ocurrir en ningún otro lugar", asegura el enólogo y viticultor René Barbier, casi cuarenta años después de haber adquirido su primera finca en la comarca, de la que sólo tiene palabras de amor. "En el Priorat hay una inteligencia fuera de lo común", asegura.
En aquella primera Feria del Vino, en 1996, la DO Montsant ni siquiera existía (los vinos de estos viñedos pertenecían a la DO Tarragona) y la DO Priorat todavía no era una denominación de origen calificada (la distinción no llegó hasta el año 2000). Participaron once bodegas, algunas de la DO Priorat y otras de la DO Tarragona subzona Falset, que es como estaban etiquetados los vinos que hoy en día forman la DO Montsant. La feria se celebró en la plaza del Ayuntamiento, tal y como recuerda el entonces alcalde de Falset, Jaume Domènech. "Había discrepancias y algunos eran muy escépticos", recuerda. Algunos intuían que la comarca podía volver a latir gracias al vino, tal y como había ocurrido durante 800 años, desde la llegada de los cartujos de Escaladei al siglo XII hasta que la filoxera lo destruyó casi todo a finales del siglo XIX. Pero había mucho trabajo pendiente. De hecho, en los años noventa, a pesar de que sólo había veinte pequeñas bodegas en toda la comarca, casi todas las bodegas de Barcelona ofrecían a buen precio un vino a granel desde unas botas de madera en las que se aseguraba, escrito con yeso blanco, que aquel producto era del Priorat. "Todo estaba por hacer", asegura Barbier.
De las veinte bodegas a las ciento sesenta
Las veinte bodegas iniciales se han convertido ahora en ciento sesenta, y las once que participaron en la tímida primera Feria del Vino ya llegan a los sesenta. Si tenemos en cuenta las bodegas que durante todo mayo organizan catas, salen más de cien bodegas implicadas en la feria. "Cuando recuerdo las conversaciones que teníamos a mediados de los noventa... no nos imaginábamos lo que hoy tenemos. Nos quedábamos más cortos. Estamos mucho mejor de lo que imaginamos el primer año de la feria", valora Salustià Álvarez, actual presidente de la DOQ Priorat y que en aquella época era alcalde de Porra. Sin embargo, los alcaldes y el sector del vino creyeron allí y fueron capaces de ir de la mano. "Íbamos todos en la misma dirección: teníamos claro que había que crear una agroindustria y plantar viñedo y abrir bodegas", dice Álvarez. Desde su punto de vista, hubo dos momentos clave: "Los momentos más importantes fueron cuando se creó la DO Montsant y cuando se convenció a las grandes bodegas de que el Priorat era la comarca del vino tinto. Y poco a poco fueron viniendo", recuerda. Lo hicieron Codorniu y Freixenet y, sobre todo, Torres, que era quien simbolizaba el mundo del vino. "Lo planificamos todo y las cosas iban saliendo", explica. También considera primordial la propuesta de convertir la Sierra del Montsant en un parque eólico: "Aquello era una agresión y toda la comarca se opuso hasta que se consiguió que el Montsant acabara siendo un parque natural", explica. Aquella comunión comarcal, desde su punto de vista, supuso un nuevo impulso.
Para Barbier, este compromiso por el territorio también ha sido fundamental por haber llegado hasta este punto. "Estamos donde estamos porque todos hemos puesto de nuestra parte", dice y recuerda también la Escuela de Enología de Falset: "Llevaban a todos los enólogos que les pedíamos", recuerda.
La feria crecía año tras año y mantenía un equilibrio entre el público general y los entendidos, como sumilleres o periodistas especializados. Todas las fuentes consultadas destacan que la grandeza de la feria es que detrás del mostrador está el viticultor: "En muy pocas ferias encuentras que el mismo enólogo o el propietario de la bodega está allí. Y ahí están casi todos. Esto te pone la piel de gallina. Te explican por qué le han puesto aquel nombre, esa eti el actual alcalde de Falset, Carlos Brull. El alcalde también resalta que los viticultores de la comarca "aman la tierra y el territorio y quieren conservar el paisaje agrario".
El hermano pequeño
En la feria se pueden degustar vinos de la DOQ Priorat y de la DO Montsant, la denominación de origen más joven de Cataluña, con veinticuatro años. "Mi bodega nace en el 2003 y recuerdo ir a la feria y abrir los ojos como platos al ver bodegas tan consolidadas", explica Pilar Just, presidenta de la DO Montsant. "Nosotros éramos el hermano pequeño de una gran DO que teníamos al lado y todo esto nos espoleó a movernos, a darnos a conocer ya buscar esa identidad que tiene la DO Montsant, con una personalidad propia y diferente a la vecina", dice. El empuje de este hermano pequeño fue fundamental por el sector del vino y por la comarca. "La mayoría de la DO son pequeñas bodegas y toca hacer de todo: ir a la viña, a la bodega, ir a vender... Es impresionante que una comarca tan pobre la gente se vaya con su inglés macarrónico a vender a la otra punta del mundo... Pues sí, lo hacen", dice orgullosa.
¿Hacia dónde va el vino?
El mundo del vino, en el Priorat y en toda Catalunya, ha pasado ya diferentes crisis sólo en los veinticinco años que lleva empezado el siglo: la crisis financiera del 2008, la pandemia, otra caída de ventas en el 2015 y la sequía... y la sensación actual es de no saber qué vendrá en un futuro próximo. "Hemos superado tres crisis y la sequía es la que más nos ha hecho daño", dice Álvarez. Para garantizar el futuro del vino en la comarca, el presidente de la DOQ Priorat apunta que "las bodegas deben volver a hacer pequeñas inversiones, plantar más viñedo (porque con menos agua, hace falta más viñedo para producir las mismas uvas) y que se les garantice el acceso al agua". También insiste en que hay que bajar los precios de las viviendas para seducir a "jóvenes formados" para que se instalen en la comarca, ya que ellos tendrán que ser el relevo. La amenaza de los aranceles complicará la exportación a Estados Unidos, pero hace tiempo que se buscan otros mercados. "La exportación debe ser atomizada y llevamos años trabajando con mercados complementarios", explica Just y pone de ejemplos China y Corea del Sur. Barbier, por su parte, pronostica que "habrá vinos culturales, y el resto, y los primeros son los que van a sobrevivir. Los demás lo tienen más difícil". Aparte de esta defensa por la calidad, da una receta que en la comarca está bien entendida: "Las dificultades no se solucionan solas, se solucionan en su conjunto". Pese a la incertidumbre, el prestigioso enólogo es optimista: "El vino es lo más antiguo del mundo, tiene 4.000 años antes de Cristo. ¡No nos lo acabaremos!"