Suu: "Me puse la norma de no beber ni antes, ni durante, ni después de los conciertos"
Música

Más allá de tu faceta como cantante, eres también una gran amante de la cocina. ¿De dónde nace esta pasión?
— Pienso que nace de haberme independizado de muy joven y, por tanto, de tener que alimentarme viviendo sola. Empecé a aprender a hacer otros platos, más allá de los macarrones con atún, que es un gran qué. Entonces me di cuenta de que me gustaba cocinar. No soy ninguna experta, pero es que también me viene muy bien meterme en la cocina casi como meditación: cuando estoy cocinando, sólo estoy cocinando. Me hace conectar mucho.
¿Y cómo empezaste a entrar dentro del mundo del vino?
— Pienso que el tema del vino ha ido muy acompañado de mis amigos, que siempre han sido mayores que yo. De hecho, uno de los amigos de mi grupo, Òscar, es enólogo y él mismo ha elaborado diferentes botellas de vino, bajo el nombre de Batussa. Evidentemente, en este grupo se hablaba bastante de vino y allí pienso que empecé a distinguir algo, aunque tampoco tengo mucha idea. Aún así, siempre tengo vino en casa y, de hecho, en casa nunca pico cerveza, en todo caso pico vino, además de agua, claro.
Has hablado distintas veces sobre la precariedad habitacional poniendo el ejemplo de tu piso, de poco más de 30 metros cuadrados. ¿En este espacio tienes sitio para botellas de vino?
— Es un piso que es básicamente un área común entre la cocina, el comedor y la habitación; por suerte el lavabo está separado, pero, aun así, hago espacio para tener alguna botella de vino. De hecho, con los amigos hacemos algo que se dice rescatering, que es que, cuando terminamos un concierto, nos llevamos las botellas del camerino, porque de hecho nosotros en los conciertos no acostumbramos a beber demasiado. Con este sistema siempre tenemos alguna botella de vino o cava y siempre es un buen recurso cuando hacemos pequeños encuentros o fiestas en casa.
¿Cava también? A veces parece haber un sesgo generacional entre los consumidores de cava.
— Sí, me gusta muchísimo el cava y, de hecho, se bebe bastante en las comidas familiares. Yo pensaba que esto era lo habitual en todas partes, pero cuando fui a Madrid me di cuenta de que el cava es algo muy catalán. Casi diría que el cava me puede gustar más que el vino, aunque no pico tanto. Pero para llegar aquí también he pasado por beber a los típicos Bach semidulces de tres euros y medio. Evidentemente, está buenísimo porque es como una gominola, pero después te llevas una resaca que te acuerdas. En cambio, ahora creo que estoy en un momento mucho más saludable, voy más al gimnasio y miro lo que como y pico. Por ejemplo, ahora suelo pedir vino tinto, porque es el vino menos calórico y más sano que puedes tomar, evidentemente, todo con moderación. Si te tomas dos botellas seguro que no será sano.
¿El mundo musical también es tan sano?
— Pienso que la música está muy ligada por la noche y, por tanto, desgraciadamente, al alcohol, pero en mi caso procuro separar mucho el trabajo y el ámbito personal, supongo que también por haber empezado temprano y tener que tener muy claro qué hacía en cada momento. De hecho, me puse la norma de no beber ni antes, ni durante, ni después de los conciertos, soy bastante friki, tal vez. Pero vaya, supongo que depende de a quien le preguntes. En Cataluña, por ejemplo, es un ambiente mucho más consciente y sano, comparado con los que todavía están ahí pero ya llevan muchos años. Hay una diferencia muy bestia entre quien se jode las grandes fiestas y quien no. Pienso que las generaciones jóvenes son mucho más conscientes de que esto es un espacio de trabajo y no de ocio.
Acabas de sacar nuevo disco, Material sensible. ¿Recuerdas hacer alguna celebración especial por el estreno?
— El día que salía el disco hicimos una fiesta de presentación con algunos fans, y cuando todo el público se marchó nos quedamos con el equipo técnico haciendo la cuenta atrás para las doce de la noche, cuando salía el disco, y recuerdo perfectamente que brindamos con vino tinto.
¿Cuál es tu vino de confianza?
— Evidentemente, diría Batussa, que es de mi amigo Óscar. También te diría Octopussy, que es el vino que hizo el restaurante donde estamos hoy, Pepa. Hicieron un tirón muy corto, pero estaba buenísimo. Es de esos vinos que si lo bebes con los ojos cerrados casi podrías decir que es un blanco. La verdad es que disfruto mucho yendo a los bares de vinos como Pepa, porque hay producto de aquí, los vinos son excelentes, al igual que la comida, y la gente que trabaja es guapísima. Otro bar de vinos que me encanta es la Bicicleta, que está en lo alto de Verdi, o el restaurante Tiberi, buenísimo.