La elección del Amparo

Un vino que no te bebes, sino que se bebe. La maravilla, indómita, del Salanques

Este vino de Mas Doix es el que siempre regalo, porque es el que mejor expresa el terruño del Priorat

Salancas

  • Variedad: 70% garnacha, 20% cariñena, 10% syrah
  • DOQ Priorat
  • Añada 2021
  • Productor: Mas Doix
  • Para tomar sol escuchando Back to black , de Amy Winehouse, siguiendo los consejos de Valentí, que dice: “La cariñena, para mí, es una voz de mujer, profunda, limpia... Y la garnacha sería un bajo, como el ritmo de la canción”. Se podría acompañar con la lectura de Confeti , de Jordi Puntí.

Hay bodegas que las quieres, que no pueden gustarte más. Mas Doix es mi debilidad y el vino de hoy, el Salanques, de la Bodega Mas Doix, en la DOQ Priorat, es un vino que siempre regalo a los que quiero mucho. Esta bodega, en esta DOC, me permite hablar de una forma de trabajar que se inspira en el sistema borgoñón. Déjenme decir, primero, que en el Priorat, hoy, hay 2.000 hectáreas de viñedos cultivados por 532 viticultores y 109 bodegas. Como en Borgoña, el viñedo es la principal actividad económica y el principal monumento y valor de la zona. Entre los vinos de la DOQ Priorat (la Q es de “calificada”) se encuentra el “vino de villa” (en el que toda la uva proviene del mismo municipio), está el “vino de paraje” (que proviene del mismo lugar) paisajístico), existe el “vino de viñedo clasificado” (que proviene de un solo viñedo) y el “gran vino de viñedo clasificado” (que proviene de un viñedo que es, en sí, una pieza única). De esta última clasificación, en el Priorat, hay tres vinos (lo siento, debo decir icónicos) que quizá deberían ser –cada uno de ellos– una DO: La Ermita, de Álvaro Palacios; el Mas de la Rosa, del Celler Vall Llach, hecho por Albert Costa, y El Tossal d'en Bou, de Mas Doix. Quizás el de Mas Doix les suene con otro nombre. Antes se llamaba 1902 y no llevaba, como por ejemplo, el nombre del lugar donde se encuentran los viñedos. Una colina es una colina. De éste hacen sólo 900 botellas, es cien por cien cariñena y si un día tienen la inmensa suerte de probarlo se estremecerán por la aparición, poco a poco, en la copa, del perfume de la violeta. En fin, si lo hicieran, avísenme, que vengo. Para entendernos: en La Rioja o en la Ribera del Duero, estos vinos lo llaman parcelarios.

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Desayuno, almuerzo y cena

Y bueno, el Salanques, que es lo que les decía que siempre regalo, es el vino que mejor expresa el terruño del Priorat, teniendo en cuenta su ubicación privilegiada, en Poboleda. Están al abrigo del Montsant, en la parte más al norte. Esto significa –y me cuenta Valentí Llagostera, el propietario– que tienen “días de suelo mediterráneo y noches continentales”. Pero suelo con acento, ¿eh? Esto preserva la acidez. Es un vino fresco, elegante, mineral. Con su precio puedes decir: “Pues me estoy bebiendo un señor Priorat”. Tiene longitud, tiene fruta, tiene todo lo que nos gusta. Es uno de esos vinos que te hacen decir: “¿Ya está vacía la botella?” Su acidez es tan crujiente, tan comívula... Hay un sesenta y cinco por ciento de garnacha, un veinticinco de cariñena y sigue manteniendo este pequeño suspiro de syrah. Viene de tres viñedos, dos de ellos situados en lo que hoy es el paraje de La Salanca. La tercera está más al norte, en el barranco de la Morera. Barrancos y barrancos, ¿verdad? "Porque en el Priorat está el río Siurana y pequeños barrancos que dan al río", hace Valentí. Yo le casaría con carne, con cualquier plato de cuchara, almorzaría con él, comería con él, cenaría con él.

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Y la añada que tienen en la copa es la 21. Como ya hace tiempo que hablamos de añadas según lo que ha pasado (la del mildiu, la de la pandemia, la de la sequía...), les diré que ésta es la del Filomena. Nevó en el Priorat, y, si se acuerdan, se derrumbó el tejado de Vall Llach. Si descontamos el desastre, una nevada siempre es buena noticia para el viñedo. Hace frío, el agua se cuela poco a poco y limpia. Como la cariñena es de más de treinta años, tiene un tanino sedoso, sedoso, que deja la boca muy limpia. "Es un círculo virtuoso", dice Valentí. Y es cierto. Este vino limpia para seguir comiendo (ponemos carnes, platos de cuchara) y la comida ayudará a que persista y permanezca. Tiene cuerpo, pero no pesa. No es que te lo bebas. Es que se bebe a ti. Nunca un vino ha contado tanto, tanto un bellísimo, amable pero indómito, paisaje. No se lo pierdan.

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