Joan Cortada: "Comparada con la escuela china, la catalana es un esparcimiento"
Joan Cortada imparte clases de español en una universidad de Pekín y destaca que el sistema educativo chino está muy reglado y jerarquizado
PekínEn China encuentras universidades bien dotadas económicamente, con una estructura jerárquica y alumnos motivados, pero no encontrarás debates. Joan Cortada trabaja en el departamento de español de uno de estos centros universitarios en Pekín. El Beijing Institute of Technology, donde da clases y también donde vive, es un recinto moderno en el sur de la capital china. Las instalaciones generan envidia, aunque sorprende encontrar algunos tanques y material militar expuesto en las grandes avenidas del campus; la Universidad tiene una parte dedicada al desarrollo de tecnología de uso militar.
Joan, de 36 años y nacido en Vilanova de Bellpuig, llegó a China un poco por casualidad hace más de siete años. Mientras estudiaba la carrera de filología hispánica, una beca le llevó a Varsovia, donde trabajó durante tres años en una academia de español. Le gustó la experiencia y quiso buscar destinos más lejanos. Terminó con un contrato en la Universidad de Shijiazhuang. Asegura que fue todo un choque cultural, aunque lo agradece porque le ayudó a entender mejor a China. La capital de la provincia de Hebei se encuentra a unas horas de Pekín, pero la distancia en desarrollo son años. China ha crecido a muchas velocidades y tiene distintas realidades. De ahí pasó a otras universidades de mayor nivel en Changsha (Hunan) hasta llegar a lo que se considera la cúspide: Pekín.
Ésta es una de las características del sistema educativo chino. Está muy reglado y jerarquizado. El objetivo de los alumnos es obtener una buena nota en el gaokao (el equivalente al examen de selectividad) para poder acceder a una buena universidad que les dará mayores oportunidades profesionales. Pekín concentra algunas de las más deseadas.
De su universidad Joan valora que tiene un enfoque eminentemente práctico. Los alumnos estudian lengua española y algo más, como economía, biotecnología, inteligencia artificial... Esta dualidad les aporta un plus para enfrentarse al mercado laboral. combina la acción de dar clases en las aulas con la creatividad de poder desarrollar otras herramientas, en su caso enfocadas a crear audiovisuales, videojuegos y aplicaciones con IA
Profesores muy respetados.
Para él, la ventaja que ha encontrado en las universidades chinas es que dejan espacio a los profesores extranjeros. Si "quieres ceñirte al programa y al manual, no te pedirán más", pero añade que están abiertos a otras propuestas. La otra cara de la realidad es que el profesor extranjero siempre es una excepción y nunca se integrará en el organigrama de la institución.
El papel del profesor en China es más fácil porque se respeta, reconoce. Afirma que incluso "hay que rebajar el nivel de respeto con el que te tratan los alumnos porque pueden llegar a verte como una figura a emular ya seguir".
En las aulas chinas los alumnos no cuestionan al profesor y no es necesario lidiar con estudiantes conflictivos ni reclamar atención. Esta visión la comparten otros profesores que destacan que, en China y otros países asiáticos, se puede trabajar tranquilamente con el programa porque se sabe que se llegará al final sin interferencias.
Tomar apuntes a los 7 años
Durante la pandemia estuvo un tiempo en Cataluña trabajando online para su universidad y lo combinó con clases de lengua en un instituto local. También ha impartido clases en colegios chinos adjuntos en la universidad y asegura que las comparaciones son difíciles. La escuela catalana "es como un esparcimiento" comparado con la china.
En China ha visto a criaturas de siete años tomando apuntes en clase y moviéndose ordenadamente en filas por la escuela, sin gritos. Es una imagen muy alejada de la realidad catalana. Destaca que los alumnos tienen una forma de pensar muy racional y eficiente. Reconoce la sobrecarga de deberes y la exigencia, porque el sistema es muy competitivo hasta conseguir pasar el gaokao. Los alumnos que lleguen a los estudios superiores tienen una motivación alta.
Uno de los problemas que ve en el sistema chino es que los alumnos aprenden español al igual que aprenden chino, repitiendo y memorizando. Además, "aplican el esquema de correcto e incorrecto", sin dejar espacio a los matices. A esto hay que añadir que los manuales de español son de hace más de 20 años, están descontextualizados y, asegura, "a veces en clase hay que realizar un trabajo de deconstrucción" para que aprendan un lenguaje más moderno. Educarse en un sistema tan jerárquico hace que haya muy poco debate.
Joan también valora, entre las ventajas del trabajo, las buenas condiciones laborales. El contrato incluye el alojamiento en el campus y la jornada es de 14 horas de docencia semanales. Además, tiene muchas vacaciones: dos meses en verano y casi mes y medio en Navidad.