Entrar en el aula con más de 40 años: profesores de vocación tardía
La estabilidad, las condiciones laborales y nuevos retos atraen a profesionales que cambian la empresa privada por la enseñanza pública
BarcelonaA sus 47 años, Núria Rello, arquitecta, ha comenzado una nueva etapa profesional como profesora en un instituto. Cuenta que desde siempre la docencia le había llamado la atención. Pero empezó a trabajar, como autónoma, desde que se licenció, y no encontraba el momento de realizar el curso para obtener el certificado de aptitud pedagógica (CAP). Cuando se transformó en máster ya lo vio más complicado y prácticamente tenía la idea abandonada cuando empezó a notar que le bajaba el trabajo de arquitecta. "O lo hago ahora o ya no lo haré", pensó. Rello no quería realizar un cambio de rumbo profesional, sino que quería "abrirse puertas". Así que se apuntó al máster online para poder combinarlo con el trabajo en el despacho de arquitectura y con la familia y lo disfrutó. "Creo que era la rara del máster, pero lo pasé bien". En el instituto donde realizó las prácticas el pasado curso, en Ripollet, también salió una plaza de difícil cobertura y, así, se ha podido estrenar de profesora de matemáticas y tecnología, dos especialidades que cuestan de cubrir.
También hace de profesor de matemáticas, en su caso en la Seu d'Urgell, Carles Ponti. Ya tiene las oposiciones hechas porque hizo el máster en el 2018, cuando tenía 36 años. Fue una opción que se planteó después de trabajar de ingeniero algunos años y de intentar impulsar dos proyectos. "Parecía una salida que podía gustarme -explica Ponti- y ya tenía una experiencia en la educación del ocio". Reconoce que en ingeniería industrial, la docencia en secundaria no es una opción que se plantee prácticamente nadie cuando termina la carrera y que en ese momento, a él tampoco se le había pasado por la cabeza. Con el máster realizado, tuvo suerte y, salvo en el primer curso, que trabajó a jornada parcial, ha tenido trabajo siempre y de profesor de matemáticas que, como ingeniero, es el que le hace "ilusión". Ahora hace tres años que ejerce en la Seu d'Urgell y puede hacer algo de balance. "De momento disfruto y me gusta, pero no sé si me dedicaré hasta que me jubile", dice Ponti. "Siempre he ido cambiando de trabajo", añade.
Con 55 años, Víctor Saura dejó atrás, hace un año, el periodismo y la trayectoria del sector educativo en El Diario de la Educación. Se incorporaba a un instituto para hacer de profesor, en este caso de inglés, aunque puede dar clases de sociales, catalán y castellano. Había hecho el máster en el 2011 y desde entonces que estaba en bolsa, pero aquellos años -por la crisis económica- no había movimiento en la enseñanza pública ni tampoco se buscaban docentes en la concertada, así que continuó cubriendo la actualidad del sector que ahora le da trabajo. "Hacía tiempo que tenía la idea en la cabeza, pero hasta que no vi la oportunidad de una sustitución larga no di el salto", explica Saura, quien reconoce que la inestabilidad de los primeros años de sustituciones le retrasó el momento de hacer el cambio.
La difícil gestión del aula
El primer año de profesora, Rello es cotutora de un grupo de treinta adolescentes con varios planes individualizados y todo le cuesta más horas que a los más experimentados. Pero cree que la edad, en este sentido, compensa la carencia de experiencia. "Lo miro todo con gafas menos angustiantes", explica. "Los chavales son complicados, pero entiendo que algunas de las reacciones son contra la figura del profesor, no contra mí", dice Rello. Por tanto, trabaja para que los pequeños conflictos diarios no le afecten. "No hay mala fe", cree.
Esta gestión del aula es, precisamente, lo que más ha sorprendido a Víctor Saura, pese a ser un gran conocedor de las reivindicaciones del sector y hablar habitualmente con maestros y docentes: "No soy amigo de poner incidencias, a pesar de que he vivido momentos en que he oído que el alumno me desafiaba o me respondía con impertinencia, pero también pienso que a veces no es consciente de ello". También se ha sorprendido de la actitud de algunos alumnos que parece que nada les importe ni les haga reaccionar. "Me sorprende", dice Saura.
Precisamente, los sindicatos alertan de que cuando los docentes se incorporan al sistema después de pasar por la empresa privada no están acostumbrados a tratar a los adolescentes y les cuesta controlarlos. David Rabadà, portavoz del sindicato Profesores de Secundaria (ASPEPC-SPS), recuerda que para que el docente pueda ganarse la autoridad en el aula no sólo hay que dominar la especialidad y conocer a los alumnos, sino que también deben saber, precisamente, reaccionar y "hacer gestión de los alumnos". Pero cree que esto no depende tanto de la edad como de los años de ejercicio.
Las condiciones laborales, un punto a favor
Cuando en el 2011 empezó a gestar el cambio Saura estaba ya cansado del periodismo, donde notaba un componente edadista, es decir, que a partir de los 40 te consideran "viejo y caduco". Y ahora, explica, ve que en una sala de profesores hay mucha mayor diversidad de edades. Por eso y porque vive "mucho mejor" en todos los sentidos, aunque no se ve haciendo las oposiciones. Saura sigue sintiéndose periodista y ahora dice estar "en excedencia". "Lo sigo teniendo como hobby y no sé si algún día volverá a ser mi modus vivendi", confiesa. Eso sí, sigue colaborando con la Fundación Periodismo Plural, pero desde otro punto de vista. Aunque forma parte, ahora ya se siente menos conectado a la actualidad educativa. "Estoy en mi microcosmos y estoy a gusto". Pero su bagaje aún le ha traído otro reto: formar parte del grupo de expertos que ha creado el Govern para impulsar mejoras educativas en Catalunya. "Todo el mundo ha entrado con mucha ilusión" , asegura.
Rello, en cambio, confía en poder seguir combinando la recién estrenada faceta de docente con la arquitectura para que le gusten ambos trabajos, como autónoma, valora mucho sus condiciones laborales, aunque tampoco fueron el motivo para empezar este nuevo camino y no lo hace sufrir, tampoco, el volumen de trabajo que comporta: "En cualquier trabajo con responsabilidad te llevas tareas a casa", afirma Rello. "Las condiciones son favorables, pero si no te gusta el trabajo no es aconsejable porque puedes pasarlo muy mal", dice Ponti, que valora sobre todo que es un trabajo que le llena y donde se siente útil.
El valor de la experiencia
La mayoría de docentes comienzan la trayectoria en el sistema poco después de terminar la carrera y realizar el máster, pero el departamento de Educación ya ha detectado un aumento de la edad media entre los aspirantes a la bolsa. Ya sea por los anuncios de ampliaciones de plantillas de docentes o por la falta de profesionales, en bolsa se ha pasado de los 32,9 años de media a los 34,48 en sólo dos cursos. Según la directora general de Profesorado y Personal de Centros Públicos, Dolors Collell, que haya personas que estén pasando a la docencia es "una buena noticia" porque aportan "experiencia y valor añadido" y valora que la educación sea "atractiva" para más gente. Cree que la oferta y el crecimiento de puestos docentes ha hecho aparecer la posibilidad de "reenfocar la vida profesional". De hecho, la falta de docentes en el instituto es un problema y más de la mitad de sustituciones no se están cubriendo.
"El alumnado ha crecido y esto es un elemento llamamiento para el cambio profesional de muchas personas", recalca Collell. "A veces las vocaciones despiertan más tarde y es positivo y un valor añadido". Collell también explica que están trabajando con las universidades para incentivar determinados estudios, como los filológicos, que han tenido pérdida de matrícula, para "captar a los mejores talentos en su origen". "Queremos que los mejores profesionales se interesen también por la profesión docente, que se les dé esta opción de conocer la docencia también cuando acaba el grado universitario", dice.
Para la directora, un profesor que comienza después años ejerciendo otro trabajo aporta experiencia al sector y encuentra, en la educación, estabilidad profesional. "Hay gente que busca esa estabilidad", destaca. Según Collell, la docente es una profesión con una responsabilidad añadida porque se le encomienda la educación de niños y jóvenes. Por eso, ve la satisfacción personal que puede aportar, "porque puedes cambiar la vida de las personas y hacer que muchos niños y jóvenes, sobre todo los más vulnerables, mejoren las expectativas de futuro y ese plus no lo tienen todas las profesiones". "Los maestros también salvan vidas, porque hay jóvenes que, gracias a un docente, han cambiado radicalmente sus expectativas de futuro", destaca.
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Convocatoria 2023
Media de edad de acceso: 34,48 años
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Convocatoria 2022
Media de edad de acceso: 33,47 años
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Convocatoria 2021
Media de edad de acceso: 32,97 años