Una familia, un mundo

"No todo es ganar, en la vida": una familia que ha hecho del arte su día a día

Lourdes Ral y Roger Salvadó concilian la pasión por la pintura con la crianza en un hogar lleno de pinceles

La familia de la pintora Lourdes Ral, en el taller.
Una familia, un mundo
29/07/2025
5 min

BarcelonaEntro en el luminoso piso del Eixample que comparten los artistas Lourdes Ral y Roger Salvadó y, aunque estamos en la yema del huevo de Barcelona, se respira un clima de paz que me sorprende. Es un piso pequeño en el que parece que el tiempo se haya detenido. Quizá sea por todo el mobiliario antiguo que pertenecía a la abuela de Lourdes o bien por la cantidad de libros que hay en cada estancia. Ambos son ávidos lectores y apasionados del cine y la música. Me recuerdan un poco a los humanistas del Renacimiento, pero actualizados en el siglo XXI, en el que las academias son las cafeterías de Barcelona en las que buscan inspiración.

La pintora Lourdes Ral haciendo un esbozo en la terraza de su casa.

La historia de Lourdes y Roger es una historia de segundas oportunidades y de volver a empezar. Una pareja que decidió soltar muchas mochilas personales y laborales para arriesgarse a vivir del arte y porque, como ellos mismos dicen, "no todo es ganar, en la vida". Conviven con los tres hijos de Lourdes: Sibila, de catorce años; Artau, de once; y Erola, de nuevo. Una familia numerosa y un hogar lleno de botes, telas, pinceles y papel de burbujas de envolver las obras porque la decisión de ambos artistas ha sido no separar el trabajo de la vida.

"Intentamos pintar en un taller externo pero no nos salió bien porque hacemos unos horarios imposibles y, al final, nos es más fácil trabajar en casa –dice Lourdes–. Estamos acostumbrados a levantarnos a las cinco de la mañana para poder pintar y lo primero que hacemos es dejar puesta una lavadora. Trabajamos hasta que se despiertan los niños y, después, ya empezamos a las niños y ahora, empezamos a las niños casal. La Sibil·la se encarga de hacer los bocadillos y la verdad es que los tres son bastante autónomos. También dan clases de cocina en la Cookiteca y, un sábado al mes, acuden al club de lectura de la Librería Al·lots especializada en literatura infantil y juvenil”, sigue explicando.

El hecho de trabajar en casa hace que el comedor sea el centro de operaciones y la mesa polivalente. Comen, hacen los deberes, las manualidades, las facturas y las cajas. Lourdes explica que suelen trabajar para galerías de arte del centro de Europa. "Por eso en esta casa siempre tenemos paquetes a punto de salir y cuadros envueltos", puntualiza. ¿Y el público catalán? "El arte figurativo aquí no está en su mejor momento, aunque en la pandemia experimentamos un crecimiento de ventas porque supongo que la gente veía más las paredes vacías de casa", apunta. Se pueden dedicar por completo a pintar porque vienen al extranjero. "Si en algún momento esto no nos funciona, nos reubicaremos y daremos clases de arte o lo que convenga. Siempre estamos abiertos al cambio", añaden. De hecho, la pareja sólo hace diez años que se dedica en exclusiva a la pintura porque ambos venían de otras profesiones; Lourdes es historiadora del arte y diseñadora gráfica, mientras que Roger era creativo en una agencia de publicidad.

La mesa del comedor de la familia de Lourdes Ral y Roger Salvadó, centro neurálgico de las actividades creativas de pequeños y mayores.

Ni horarios ni festivos

"Actualmente no tenemos horarios ni días festivos y, por tanto, en verano intentamos concentrar toda la actividad laboral por las mañanas y dedicar la tarde a hacer algún plan en familia", comentan. También nos cuentan que cuando es el cumpleaños de uno de los niños se saltan un poco las normas y "ese día, quien hace los años no va a la escuela". "Organizamos un día especial y le personalizamos la celebración", relatan. En cuanto a las vacaciones tampoco se pueden plantear marcharse muchos días y sólo hacen escapadas cortas según los encargos de las galerías. "Los niños están acostumbrados a estos pequeños viajes a otras ciudades donde saben que descubrirán nuevas comidas y volverán cargados de recuerdos. Tenemos anécdotas como cuando nos cayó la cámara a un río en el sur de Francia, las croquetas que probamos en Burgos o el humo de la chimenea en casa de Fonts (Osca). de Huesca para poder andar por los campos o ver cómo cambian los colores de los olivos y los viñedos. Son niños muy curiosos y gracias a los viajes aprenden palabras o expresiones nuevas que entran a formar parte de los diálogos diarios", añaden.

Se alejan de Barcelona en busca de nuevos escenarios pero nunca con la idea de desconectar del trabajo porque tienen el hábito de pintar cada día. "De hecho, en Roma nos llevamos de casa cincuenta maderas para hacer bocetos y las terminamos todas. Nosotros tenemos el arte integrado en nuestro día a día y en nuestras conversaciones, es un todo", confiesa Lourdes. Eso sí, intentan también buscar tiempo para la vida de pareja. En el pequeño patio de luces donde está la lavadora y la ropa tendida tienen una mesa diminuta. "Aquí a veces tenemos una cita rápida donde nos tomamos una copa de vino y hablamos tranquilamente", explica Roger.

La familia de Lourdes Ral y Roger Salvadó, en el Flax and Kale.

La cordura y el arrebato

La obra de Lourdes Ral se caracteriza por captar la alegría de vivir, las cafeterías, las conversaciones y los lectores. Cuadros luminosos y coloristas en los que destaca momentos que observa del día a día. "Parte de mi trabajo está fuera del taller, haciendo esbozos en librerías, cafés... y también voy mucho al Flax and Kale (donde hemos terminado la entrevista). Muy a menudo los niños me acompañan y leen, o también dibujan y pintan. Esta necesidad de pintar en entornos urbanos es porque cada obra tiene su historia", explica Ral. Por su parte, la obra de Roger Salvadó se acerca al hiperrealismo y, en contraste con el ruido de los cuadros de Lourdes, él transmite la soledad, la espera, la ausencia y la vida lenta. Él es la cordura; ella el arrebato. Y, ¿los niños también son artistas? "Pues Artau es muy creativo y Erola constantemente dibuja y hace manualidades. Sibila, en cambio, es una apasionada de la lectura y cada vez que vamos a la biblioteca volvemos cargadísimos. Se puede pasar la mañana entera leyendo", añade.

Los dejo sentados en la terraza hablando animadamente. Como en una paleta de colores, Roger y Lourdes han mezclado su pasión con la conciliación familiar y, entre todos, han convertido el arte en una forma de vivir. Ésta es una historia de volver a empezar, las veces que sea necesario. Porque ellos han demostrado que vale la pena dejarlo todo por amor al arte.

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