"No tenemos libros de texto, la forma de enseñar es más vivencial"
Tanto la escuela francófona como la neerlandesa comprimen más los horarios y terminan antes las clases
BruselasBruselas es la única parte de Bélgica que es oficialmente bilingüe y tiene dos sistemas educativos distintos en la misma ciudad: el francófono y el flamenco. Estudiar en una línea educativa o en la otra no varía tanto en lo que se refiere a la manera de enseñar, pero obviamente es determinante respecto a la lengua dominante, ya que se intenta aplicar una estricta inmersión lingüística. De hecho, la docente Núria Borràs asegura que se da "más importancia a los idiomas" que en nuestro país –tanto en francés como en flamenco y en inglés– y resalta que "incluso todavía hay una fuerte tradición de estudiar griego o latín clásico".
Más allá de la cuestión lingüística, ambos sistemas no son muy diferentes. De hecho, Borràs, que lleva 33 años trabajando en la escuela e instituto Sint-Jan-Berchmanscollege –del sistema flamenco– y Aina Raventós, que es estudiante de secundaria en la escuela bruselesa Athénée Charles Janssens y también ha cursado primaria en las catalanas, coinciden en señalar a las durante la primaria. "No hacemos cálculos a la manera tradicional nuestra, es como el método Montessori, más experimental o vivencial. Por ejemplo, aprendemos a sumar ya restar con piezas", apunta Raventós, quien también explica que "no tienen libros de texto", tampoco en la secundaria.
Así pues, Borràs apunta que el material escolar es gratuito y Raventós añade que, al carecer de libros de texto, las fotocopias de los ejercicios que hacen en clase ya van a cargo de los centros educativos. Eso sí, tampoco utilizan ordenadores ni les dejan utilizar dispositivos móviles en el instituto. Además, la docente asegura que existen "muchas menos concertadas o privadas que en Catalunya" y que, por este motivo, en la práctica la escolarización es gratuita para la gran mayoría de familias.
El acceso a las extraescolares también es casi universal. "Está muy subvencionado", indica Borràs. En este sentido, Raventós apunta que durante la primaria se pueden apuntar a ajedrez, teatro o, entre otras muchas actividades, música, por un precio muy módico. Como máximo, y en casos excepcionales, se puede superar la cincuentena de euros anuales.
Además, durante la primaria, los estudiantes pueden permanecer en la escuela bajo la vigilancia de monitores hasta las 17.30 o las 18.30 h. Es decir, según Borràs, "hasta una hora en la que la mayoría de padres en Bélgica ya han dejado de trabajar". Aunque los alumnos no realizan ninguna actividad concreta durante estas horas, tienen espacios para jugar o estudiar y hacer los deberes. "En el instituto esto se acaba, consideran que ya somos suficientemente grandes", dice Raventós.
Otra de las particularidades del sistema educativo francófono que sorprendió a Raventós en la escuela es el hecho de que se mezcle más de un curso en una sola clase. "Por ejemplo, los de quinto y sexto íbamos juntos", añade el estudiante. Así pues, aunque no realizan los mismos ejercicios y evidentemente tienen niveles diferentes, los alumnos de dos cursos comparten aula, cosa que en secundaria ya termina y las clases ya están separadas por años.
Horarios y vacaciones
Los horarios y las vacaciones también son diferentes que las del sistema educativo catalán. La agenda está más concentrada –menos tiempo de patio– y pliegan antes, hacia el mediodía. Los días libres están más repartidos a lo largo del año y en verano tienen dos meses de descanso (julio y agosto). Semana Santa. En cambio, los francófonos tienen dos semanas de vacaciones cada dos meses (octubre, diciembre/Navidad, febrero y mayo). 12 y las 13 h. Y, respecto a la comida, los padres tienen la opción de llevarse a los niños a comer a casa, pagarles el menú escolar o que coman de fiambrera.