De tu casa a Marte: Venecia se conjura para salvar el planeta
La 19a Bienal de Arquitectura arranca con el afán de repensar la disciplina y combatir el cambio climático
Enviado especial a VeneciaCon la industrialización del siglo XIX, la población mundial empezó un proceso de crecimiento superexponencial que llega hasta la fecha. Según la ONU, en el 2022 la población mundial alcanzó los 8.000 millones de personas, pero ahora el crecimiento se está ralentizando. Empiezan a surgir predicciones más pesimistas sobre bajadas radicales de población hacia las décadas de 2060 o 2080. ¿Qué pasará si la población empieza a caer con la misma rapidez que ha crecido hasta ahora? ¿Cómo sobreviviremos a la catástrofe? Los arquitectos Beatriz Colomina y Mark Wigley y la también diseñadora Patricia Urquiola proponen una solución para un futuro posible con una de las primeras grandes instalaciones que pueden verse en la 19ª edición de la Bienal de Arquitectura de Venecia, que este miércoles ha abierto sus puertas a periodistas y profesionales. Para Colomina, Wigley y Urquiola, que han colaborado con varios científicos, la solución está en actuar como las bacterias, por su capacidad de propagarse rápidamente y, al mismo tiempo, autocontrolarse. "Es una manera para que colaboremos entre nosotros y creemos un futuro diferente", afirma Colomina. "Cuando las bacterias se agrupan creando unas formas muy bonitas, lo hacen porque no tienen muchos recursos, y quizás los humanos, cuando no tengamos muchos recursos, podremos hacer algo bonito", dice Wigley.
El comisario de esta edición de la bienal es el arquitecto e ingeniero italiano Carlo Ratti. Es el primer comisario italiano en veinticinco años, y su proyecto lleva por título Intelligens. Ratti ha organizado la primera convocatoria abierta para recibir proyectos. El resultado es una exposición con una cantidad ingente de información con unos 250 proyectos de 750 participantes aproximadamente. Uno de los puntales de la tesis es que ya no basta con mitigar los efectos del cambio climático, sino que la situación reclama una arquitectura de "adaptación" que plantea como fruto del diálogo de diferentes inteligencias, generaciones de arquitectos y profesionales de distintas disciplinas más allá de la arquitectura. Para Ratti, esa actitud significa "un cambio radical de nuestra práctica" para repensar "el entorno construido". La situación es muy grave: la primera instalación expuesta consiste en una sala llena de máquinas de aire acondicionado, a oscuras y muy caliente, que nos recuerda que refrescar un interior contribuye a aumentar la temperatura fuera.
Tras la instalación de Colomina, Wigley y Urquiola, el recorrido continúa con propuestas relacionadas con la naturaleza, entre ellas Baubotanik, un proyecto universitario alemán que convierte los árboles vivos en elementos estructurales. Otro de los proyectos expuestos es un llamamiento al optimismo: "¡Estamos jodidos! ¡Tú puedes cambiarlo", dice la llamada para participar en House Europe!, la iniciativa ciudadana europea para que la renovación y la transformación de los edificios los haga más fáciles, asequibles y sociales. La previsión es que en el 2050 habrán derribado 2.000 millones de metros cuadrados de espacios existentes en Europa, el equivalente "a mitad del parque de viviendas de Alemania y más que París o Berlín juntos". Para los defensores de la rehabilitación, los escombros conllevan "problemas sociales, económicos, medioambientales y culturales, ya que el derribo implica la pérdida de viviendas, puestos de trabajo, energía e historia".
Un reactor nuclear portátil
Las fuentes de energía que contempla la exposición de la bienal no son sólo las renovables. Pininfarina, newcleo y Fincantieri presentan el proyecto de un reactor nuclear compacto y portátil que, según los impulsores, "recicla desechos nucleares y produce energía limpia". Además, Ratti no descarta que las soluciones puedan encontrarse fuera del planeta Tierra. Así, el estudio IVAAIU City propone la creación de un centro de datos robótico en la Luna. Clouds Architecture Office, por su parte, propone una ciudad submarina en Marte con capacidad para unas 10.000 personas. Y Amelia Institute expone el prototipo de un invernadero en órbita para hacer crecer verduras en condiciones de microgravedad.
Fuera del Arsenale, el arquitecto Enric Ruiz-Geli ha presentado como comisario un jardín realizado por una decena de los estudiantes del Honores College del Virginia Tech, una iniciativa incluida en los acontecimientos colaterales de la bienal inspirada en cómo hace un siglo las autoridades venecianas llevaban la abeja. polinizarlas. Dentro del pabellón protagonista, hecho con madera y plástico reciclado, están expuestos diferentes proyectos de su estudio, Cloud 9, entre los que se encuentra la futura sede de la fundación Me We en Figueres. Este viernes el alcalde de Figueres, Jordi Masquef, estará en Venecia para firmar la creación de la fundación en ese mismo jardín. Está previsto que el edificio acoja el archivo de Ruiz-Geli, que estará abierto a los investigadores, un laboratorio de arquitectura y un centro de formación profesional. "En Cataluña el problema no son la innovación o la creatividad, sino la formación profesional", advierte Enric Ruiz-Geli.