Arte

Fina Miralles: "Ya no podía más con el personaje, ¡dije basta!"

La Fundació Vila Casas muestra la obra intuitiva de la artista y dedica otra exposición a Maria Girona

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El artista Fina Miralles en los Espacios Volart

BarcelonaLa artista Fina Miralles (Sabadell, 1950) es un pozo de sabiduría: "Es la vida, que es Dios", advierte rápidamente en la presentación de la exposición que le dedican los Espais Volart de la Fundación Vila Casas, contradiciendo una de las comisarias de la muestra, Maia Creus, que justo antes había dicho que "Dios es la vida". Éste fue sólo uno de los mensajes que lanzó, rodeada de las pinturas y dibujos de los años 80 y 90, llenos de paisajes, flores y plantas, personajes del mundo del agua, fruto de la ruptura con su época conceptual por la que es más conocida, hechos después de un viaje iniciático a Argentina. "Ya no podía más con el personaje, ¡dije basta!", dice la artista.

'Miércoles a las 10' (1987), de Fina Miralles
'Posta' (1995), de Fina Miralles

También asegura que "es esencial que seas de verdad contigo mismo". "Si no, no hace falta que hagas nada. ¿Qué quieres hacer? ¿Engañarte? Engañar a los demás?", subraya. Miralles considera que las obras expuestas son absolutamente vivenciales, fruto de la intuición y su fusión en la naturaleza. "¡Tenemos que ir hacia la vida!", exclama el artista.

'El mar jugando con los peces' (1989), de Fina Miralles
'El origen de la vie' (1990), de Fina Miralles
'Maternalis' (1991), de Fina Miralles

La muestra, que lleva por título Fina Miralles. Desde más allá del tiempo y se podrá ver hasta el 14 de enero de 2024, es la continuación de la que el Macba le dedicó a finales del 2020. "En la obra de Fina hay una fuerte unión entre el arte y la vida", afirma Maia Creus, la comisaria de la muestra junto a Lluïsa Faixedas. "Fina tuvo que tomar decisiones cruciales como abandonar el mundo profesional del arte y optar por una forma de vida sustentada en la pobreza material, la verdad interior, el aislamiento y el silencio, y sobre todo vivir en la confianza profunda del valor universal de su obra, una obra que viene de muy lejos, porque no viene de la voluntad de la artista, sino de mundos mistéricos y remotos", explica Creus.

Las pinturas y los dibujos expuestos comparten unos espacios vacíos y unas líneas sinuosas y sutiles que, en vez de querer ser modernos, tienen una fuerte carga espiritual. "Este blanco de la tela y el papel tiene que ver con la estética y la filosofía del pensamiento oriental –explica Creus–. El blanco de Fina es un espacio vivo que tú atraviesas, donde puedes vivir, desde donde te comunicas, que te pone en relación con el mundo y la estructura del Universo. Es un espacio metafísico". Las pinturas y dibujos también son energéticos: "La obra de Fina no se basa en líneas y superficies, sino que sus líneas son la vibración de la energía, son pura energía", dice Creus.

'La palmera' (2001), de Maria Girona
'Flors' (1986), de Maria Girona

Toda la profundidad de Maria Girona

Coincidiendo con Fina Miralles. Desde más allá del tiempo también ha abierto sus puertas la exposición más ambiciosa de la pintora Maria Girona (1923-2015) desde su muerte, titulada Maria Girona. Contemporánea de sí misma. La muestra coincide con el centenario del artista, una de las fundadoras de la escuela Eina. "Si bien veíamos que Fina Miralles hacía un paro en seco en su carrera y que decidía abandonar el camino iniciado y coger otro, María es un ejemplo de alguien que, desde el principio, tiene claro cuál es su camino y que, también independientemente de modas y tendencias, lo defiende hasta el final de su trayectoria", afirma el director de arte de la Fundación Vila Casas, Bernat Puigdollers. "Esto María lo hace a través de un proceso de maduración y de perfeccionamiento de su obra, pero también, y creo que es un descubrimiento de esta exposición, a través de la experimentación, como puede verse en los trabajos hechos con collage".

"A Maria Girona se la asocia mucho con Albert Ràfols-Casamada, que fue su marido, y lo primero que hay que decir es que a Maria no la dejaron de lado para que fuera su mujer, sino que tuvo mucho éxito y expuso mucho en vida", afirma la historiadora Victoria Combalia, comisaria de la muestra junto al ex director de arte de la fundación Àlex Susanna. "Pero sí es verdad que a veces las mujeres mueren, pasan los años y tienden a quedarse en el olvido; eso también les ocurre a algunos hombres", advierte Combalia.

'Desde el taller de Delacroix' (1981), de Maria Girona
'Far de Cabo de Creus' (1994), de Maria Girona

"No tengo ninguna duda de que la ciudad de Barcelona y Catalunya le debían esta exposición a Maria", dice Àlex Susanna. Maria Gerona. Contemporánea de sí misma incluye unas 140 obras, entre pinturas, algunas de ellas inéditas; dibujos, collages, grabados y documentos. Provienen de una treintena de prestamistas, el más importante de los cuales es la Fundación Carmen & Lluís Bassat.

A lo largo de su trayectoria, Maria Girona se concentró en temas como las instantáneas de ciudades a las que le gustaba viajar, como París, Nueva York, Venecia; los paisajes, entre los que destacan los de Cadaqués, y las naturalezas muertas. De esta artista muchas veces se ha dicho que su pintura "ingenua, pero no inocente", como dice Susanna, tiene un poso noucentista, y ahora el público podrá descubrirla en toda su profundidad. "Son unos temas clásicos que ella va reinterpretando y con los que va experimentando. A partir de los años noventa su tratamiento del espacio es más abstracto porque lo hace más intemporal y más plano. Se puede apreciar no sólo la influencia de Henri Matisse sino también de Joan Miró", concluye Combalia.

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