El fuego transformador de Elena del Rivero llega a Barcelona

BarcelonaGracias al trabajo de la Archicofradía de la Purísima Sangre de Barcelona en la basílica de Santa María del Pi, perdura el recuerdo de personas que vivieron al margen y que estaban condenadas a caer en el olvido. Después de años de silencio, la archicofradía, cuya historia se remonta al siglo XVI, reavivó en el 2022 y recuperó la tarea de enterrar en la basílica los restos incinerados de personas que se han quedado solas, sin hogar ni familia, tal y como explicó entonces Silvia MarimonAhora, desde el mundo del arte, han entrado unos nuevos restos dentro de la basílica, los de una retahíla de pinturas propias de los años 70 y 80 que la artista Elena del Rivero (Valencia, 1949) quemó el año pasado con los vecinos de una pequeña aldea gallega, San Pedro Fiz de Vilar La crema, que llega a Barcelona en un proyecto del Museu Tàpies dentro del festival Grec.

Del Rivero quedó completamente vacía cuando cerró el proyecto de veinte años con el que transformó en arte la catástrofe de los atentados del 11-S, haciendo y deshaciendo obras con todo el papeleo y los detritus que encontró en su apartamento destrozado a los pies de la Torre Sur. Y en La crema fue ella misma quien puso en marcha la destrucción de unos trabajos pictóricos inocentes y naïfs que hizo en unos momentos difíciles y que apenas mostró públicamente. "Transformo las cosas en otras, y creo metáforas", afirma el artista, entre la alquimia y el prodigio. "La quema en sí significa muchas cosas —afirma Mateo Feijóo, el comisario de la muestra—. De algún modo la quema es una regeneración, no es el fin de nada. Es un transitar hacia una nueva vida". En la basílica del Pi, las cenizas se pueden ver en unas botellitas guardadas en una antigua jaula de conejos que unos estudiantes de la Escuela Eina convirtieron en un objeto sacro pintándola de dorado, cerca de la marca que dejó en el suelo el incendio del órgano durante la Guerra Civil. Así, una jaula de conejos dorada se convierte en "una capilla ambulante" con carácter celebratorio.

Como ocurrió el año pasado con el artista Serge Attukwei Clottey, el proyecto de Del Rivero, ahora titulado Transitar 'La crema' se despliega en muchos espacios y cuenta con el apoyo de numerosas instituciones. El Museu Tàpies expone, hasta el 23 de noviembre, una retahíla de trabajos entre los que se encuentran nueve de los diarios de trabajo del artista y un neón en la fachada con el lema Letters to the mother (Cartas a la madre). Además, La Capella acoge una instalación con unos sesenta fotografías del proceso de La quema. Y los jardines del Teatre Grec, tres intervenciones de carácter escultórico con lemas como El miedo.

El acto inaugural de Transitar 'La crema' tendrá lugar este martes a las 19.30 h en los jardines de Rubió y Lluch con el concierto El espacio liberado, a cargo de Llorenç Barber, un músico pionero del arte sonoro en Europa que ha creado un campanario portátil con el que ha desarrollado una técnica interpretativa propia. Y en noviembre, la galería Senda expondrá todos los diarios del proyecto.

Un viaje de ida y vuelta entre la escenografía y la escultura

También entre las propuestas de artes plásticas del Grec, el escenógrafo Alejandro Andújar (Cáceres, 1979) presenta en la plaza Margarida Xirgu la instalación Obra de arte total, fruto de enajenar varios fragmentos de la escenografía que hizo para la obra de la compañía T de Teatre La mujer fantasma, estrenada en el Teatre Romea en 2023, y convertirlos en "un gran ready-made", como dice el propio Andújar. "Este proyecto inicia un camino más autónomo y personal que quiero recorrer junto con mi carrera como escenógrafo —explica—. Esta instalación no es un ready-made de un objeto, sino de un aparato escenográfico, y creo que genera unas fricciones que tienen que ver con que este elemento no es un objeto cotidiano como los que suelen estar asociados ready-mades, sino que en este caso es un elemento pseudoartístico que viene del campo simbólico del teatro".

Más concretamente, Obra de arte total la forman varias partes de una escalera colocadas en un recorrido imposible. Y, para remachar el clavo, están recubiertas con un plástico que también forma parte de la obra. "A lo largo de estos veinte años he experimentado una cierta insatisfacción entre el compendio de diferentes creativos que hacen falta para hacer una obra de teatro, capitaneados por un director, y en este caso me apetece ser yo quien otorga la última significación a este elemento. Por eso me parece interesante coger un elemento que ha tenido esta actividad mía como escenógrafo dolor, de esa frustración", dice Andújar, que ha desarrollado el proyecto con Valentín Roma como comisario. Para hacer Obra de arte total, Andújar contó con una beca Leonardo, y tras el Grec la mostrará en el Centro Dramático Nacional de Madrid, hasta que vuelva a realizar la función de escenografía en Málaga y otras ciudades del Estado.