La galería secreta del Empordà que vende obras de arte gracias al boca a boca

GeronaEn un antiguo molino de arroz, entre campos de cultivo, cerca de Sant Pere Pescador (Alt Empordà), se esconde una galería de arte privada muy singular y especial, donde se exponen obras de artistas contemporáneos. Es la galería Secret Mill, que, como indica su nombre, mantiene su localización en secreto, no sale en Google Maps ni está abierta al público general, por lo que sólo pueden acceder amantes del arte y compradores que concierten previamente una cita para visitarlo la.

El proyecto nació hace un año, una vez terminadas las obras de restauración financiadas por un productor inglés, después de que este antiguo molino quedara totalmente destruido por el temporal Gloria. Desde su inauguración, han pasado cinco artistas con muestras de obra reciente, toda a la venta. El último ha sido el pintor gaditano Manolo Sierra, que ya tenía su estudio en este espacio desde hace 18 años, antes de que se convirtiera en galería, y ahora es el artista residente.

La directora de Secret Mill es Thaïs Botinas, historiadora del arte con una larga carrera como galerista, que se encarga de programar las exposiciones y organizar las visitas con los coleccionistas, marchantes o curiosos interesados. "Estaba quemada de las galerías convencionales, que se han convertido en un mercado de venta online, sin contacto con las personas ni las obras, con clientes de todo el mundo que adquieren piezas por internet como quien compra una cafetera por Amazon. A Secret Mill queremos volver a la magia de la esencia, al trato directo con el artista, la asesoría y la atención personalizada", explica.

El secretismo y el misterio de este lugar, lejos de los núcleos urbanos, en una casa rural de paredes blancas, ventanas verjas y techos descubiertos, es clave para conseguir este clima de calma e intimidad. "Funciona sólo por el boca a boca, así que todo el mundo que viene realmente es alguien interesado en el mundo del arte, sea un coleccionista de renombre, un experto o un simple aficionado", comenta. Para la directora artística, Secret Mill es una especie de factoría de productos artesanos, con buena afluencia de público, pero sin sobreproducción, actos multitudinarios ni ventas al por mayor: "Queremos hacer valer la parte humana y la importancia del tiempo, dando a todo el mundo la atención que se merece y tratando el arte con mayor profundidad", argumenta Botinas.

Manolo Sierra, artista residente: "Es un lujo"

Los artistas que han pasado por Secret Mill no se encasillan en una sola disciplina o tendencia artística, sino que forman un abanico muy ecléctico y diverso. Son la ceramista Yoyo Balagué, el pintor abstracto José María de Aurora, el artista experimental Xavier González Arnau, el escultor Jaume Roig y el pintor Manolo Sierra, que tiene su estudio. "Es un espacio inmenso que he utilizado como he querido durante mucho tiempo; es mi templo, mi lugar de trabajo y meditación –dice Sierra–. Ahora que al lado tengo una galería, para mí es todo un lujo , porque, en vez de llevar los cuadros fuera del estudio para enseñarlos, puedo quitarlos y mostrarlos in situ a todo el mundo que venga".

Durante el mes de septiembre, Sierra expone en Secret Mill dieciséis de sus últimos cuadros de pequeño y gran formato, la mayoría óleos sobre lienzo, con una poética singular, entre el realismo y el simbolismo, que giran sobre el motivo de la letra S. Más allá de la geometría sinuosa de esta letra, la fijación del pintor por la S viene del mismo lenguaje: "Tenía un puñado de palabras que me perseguían, como silencio, saber, sonido, secreto o mi apellido, Sierra, a partir de las cuales empecé a indagar en un proceso de introspección, como si fuera un portal o un punto de fuga, que me ha llevado al resultado de estas obras", concluye el artista.