Cómo mostrar de forma festiva el deseo y la sexualidad lésbica
Ethan Coen y su mujer, Tricia Cooke, se lo pasan en grande en 'Dos chicas a la fuga', delirante homenaje 'queer' al cine de serie B
- Dirección: Ethan Coen. Guion: Ethan Coen y Tricia Cooke
- 84 minutos.Estados Unidos (2024)
- Con Margaret Qualley, Geraldine Viswanathan y Beanie Feldstein
Hay poco que reprochar a una película tan honesta como Dos chicas a la fuga, que asume desde su inicio –una gráfica y cómica escena de sexo lésbico– su naturaleza de propuesta lúdica, gamberra y explícitamente queer escrita a cuatro manos por Ethan Coen y su esposa, Tricia Cooke, montadora de buena parte de las películas que Ethan dirigió con su hermano Joel. Cooke editó El gran Lebowski, el filme de los Coen más cercano a esta película: en ambos casos, un ligero hilo narrativo con ecos de ficción criminal es la excusa para hilvanar una sucesión de situaciones rocambolescas y de personajes secundarios delirantes.
Aunque el cine de los Coen está muy presente, es la visión personal de Cooke, una creadora abiertamente bisexual, lo que domina en una ficción que homenajea al cine de serie B de los sesenta y, en particular, películas sexploitation de Russ Meyer o Doris Wishman. Está en el diálogo con esta tradición fílmica, en la apropiación en clave queer de sus códigos, donde Dos chicas a la fuga se erige en una ficción insólita a la hora de mostrar sin pudor y de forma absolutamente festiva el deseo y la sexualidad lésbicos. Quizás el asunto entre la descarada Jamie (Margaret Qualley, desbordante) y su amiga, la tímida Marian, no acabe de funcionar, pero poco se le puede reprochar a una película que contiene escenas que parecen salidas del imaginario erótico sáfico, como aquella en la que las jugadoras de un equipo de fútbol femenino se enrollan alegremente unas con otras.