Crítica de cine

Quim Gutiérrez habla francés en su mejor interpretación de los últimos años

La película 'La isla roja', de Robin Campillo, retrata una vivencia íntima de la infancia

1 min
Nadia Tereszkiewicz y Quim Gutiérrez en la película 'La isla roja'.
  • Dirección: Robin Campillo
  • Guión: Robin Campillo, Gilles Marchand y Jean-Luc Raharimanana
  • 117 minutos. Francia (2023)
  • Con Nadia Tereszkiewicz, Quim Gutiérrez y Charlie Vauselle

En el cine de Robin Campillo, lo que es personal es siempre político. Tanto La isla roja cómo 120 pulsaciones por minuto (2017) son filmes autobiográficos en los que las vivencias íntimas son atravesadas por las luchas colectivas. La diferencia entre ambas radica en la edad del protagonista o alter ego del cineasta en la ficción, y Campillo parece entender que una película sobre la infancia (o sobre su final) no puede ser filmada al igual que una sobre la juventud. Quienes se enamoraron de la energía juvenil, inagotable, de 120 pulsaciones por minuto –un emotivo testimonio de la epidemia del sida en Francia y del activismo del movimiento Act Up– es posible que se sientan desconcertados ante esta película contemplativa, narrada desde el punto de vista de Thomas, un niño de 8 años que vive con su familia en una base militar francesa en una Madagascar sólo aparentemente independiente. El filme adopta la mirada voyeurística y pasiva de ese niño que está descubriendo el mundo mientras abandona la infancia, y su narrativa difusa se basa en la combinación entre los recuerdos dispersos, las sensaciones táctiles y las fantasías propias de la edad. El talento de Campillo para combinar lo íntimo con lo colectivo se muestra en las escenas finales: la fuga nocturna de Thomas, su acto de independencia hacia una figura paterna autoritaria (un extraordinario Quim Gutiérrez, en el mejor papel de los últimos años), parece preceder la euforia de estos jóvenes malgaches que celebran, cantando, la liberación definitiva de su país del dominio colonial.

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