Cine

'Fantasías de un escritor': cuando el adulterio es un juego literario y perverso

El film de Arnaud Desplechin con Léa Seydoux es la mejor adaptación de Philip Roth en el cine

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Denis Polyadès y Léa Seydoux a 'Fantasías de un escritor'

Barcelona“Si escribo ficción se piensan que es autobiografía y si escribo autobiografía se piensan que es ficción. Que decidan ellos la naturaleza de lo que escribo”. Son las palabras de Philip Roth, pero no del gran autor norteamericano muerto en 2018, sino del protagonista de su novela de 1990 Deception (Engaño en la edición en castellano de Seix Barral), la primera en que el escritor dio al narrador su propio nombre, y no el alter ego habitual de Nathan Zuckerman. ¿Significa esto que la historia de adulterio que explica la novela sea más real? ¿Que los encuentros clandestinos entre el escritor maduro y su joven amante inglesa, los dos casados, son fruto de la imaginación desbocada y febril del autor?

Son preguntas que pueden surgir también al ver la adaptación de la novela que estrena este viernes Arnaud Desplechin, Fantasías de un escritor, título español menos ambiguo que el original (Tromperie) y que el cineasta francés recomienda no tomarse literalmente. “No creo en absoluto que Philip se inventara la amante inglesa –dice–. Pero es posible que la embelleciera un poco”. Para Desplechin también es fácil embellecer la historia con un casting liderado por una Léa Seydoux sensual, vulnerable y brillante en la réplica a un Denis Polyadès tierno y siempre atento a sus palabras (“soy un audiófilo”, afirma) pero grotesco en su defensa ante los celos de la esposa o del tribunal femenino que juzga las relaciones del escritor con las mujeres. “Philip Roth supo intuir el Me Too con 20 años de antelación –apunta Desplechin–. Él era conservador, no le gustaban los cambios, pero era consciente de que hacía falta una revolución femenina”.

Tráiler de 'Fantasías de un escritor'

La cámara de Desplechin filma a Seydoux amorosamente, consciente de la suerte de tener entre manos a la actriz de moda del cine europeo y reina del Festival de Cannes: tres películas en la edición anterior y un par más en la que se acaba de celebrar. “Mi película es prácticamente un documental sobre Léa Seydoux –afirma orgulloso Desplechin–. Es una actriz que se atreve a todo, que adora el riesgo. Hace cine de autor pero también películas de James Bond. Y no he visto nunca nadie llorar en una película americana con la sinceridad con que lo hace ella en el último Bond. Tiene un talento enorme”.

La mala suerte de Roth en el cine

La manera de filmar ebria de intensidad de Desplechin y su montaje impaciente convierten Fantasías de un escritor en la adaptación más personal y exitosa de una novela de Philip Roth. El autor de Newark no ha tenido mucha suerte en el cine: las primeras adaptaciones (Portnoy's complaint y Complicidad sexual) están hoy muy olvidadas y las últimas (La mancha humana, Elegy, Pastoral americana) han pasado sin pena ni gloria. “Roth es un autor difícil de adaptar porque en sus libros siempre hay un truco literario –apunta Desplechin como explicación–. Mi vida como un hombre, por ejemplo, empieza como una novela normal, pero al cabo de poco es una crítica del libro y después una crítica de la crítica. Deception es mucho más sencilla y esto me permitió adaptarla bien”.

Desplechin lleva 30 años leyendo a Roth y cree que lo conoce “bastante bien”. Hace unos años, después de rodar Reyes y reina, él y Emmanuelle Devos escenificaron, solo para divertirse, una adaptación del epílogo de Deception en que el director hacía de Philip Roth y la actriz de la amante inglesa. Al productor le hizo gracia e incluyó el vídeo en el DVD de Reyes y reina. “Una noche sonó el teléfono y era Philip Roth –recuerda Desplechin–. No sé cómo, pero había visto aquel vídeo y le había gustado. Me dijo que adaptara toda la novela y yo le expliqué que era muy complicado, que había demasiados escenarios. Él decía que no, que lo tenía que hacer igual que en el epílogo, y con Emmanuelle Devos. Pensé que debía de ser un gran escritor, pero estaba como una regadera”.

El francés intentó hacer la adaptación, pero lo conseguía y el tiempo pasó hasta que, durante el confinamiento, se le ocurrió una manera, no muy diferente de la que proponía Roth. Y como quería el escritor, con Emmanuelle Devos, pero no en el papel del amante, sino como una antigua pareja enferma de cáncer con quien el protagonista comparte las escenas más tiernas. La elección de Denis Polyadès también estuvo clara, a pesar de que el actor no entendía por qué Desplechin no recurría a suyo actor fetiche, Mathieu Amalric, que ha encarnado el alter ego del director, Paul Dédalus, en films como Cuento de Navidad o Tres recuerdos de mi juventud. “Porque entonces Mathieu sería Nathan Zuckerman, así que Denis es Philip Roth”, dice. En el juego de identidades está, al fin y al cabo, el corazón del film. Y como dice un personaje, “cuando un narrador llega a los 36 años, renuncia a traducir la experiencia a la ficción y empieza a imponer la ficción a la realidad”.

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