¿Por qué gustan tanto las películas de Stanley Kubrick?
El Cine Truffaut de Girona ha programado durante el otoño un ciclo dedicado al director estadounidense con récord absoluto de audiencia y mucha presencia de público joven
GeronaDesde principios del mes de octubre, cada lunes por la noche, el Cine Truffaut de Girona está a rebosar de espectadores que hacen cola para comprar entrada y llenan todas las butacas de la sala. No vienen por la proyección de ningún éxito de la cartelera de estrenos, sino para ver en pantalla grandes películas de Stanley Kubrick (1928-1999), uno de los directores más importantes de la historia.
El Truffaut, en colaboración con la Filmoteca de Catalunya, organiza regularmente ciclos dedicados a diferentes cineastas ilustres y, este otoño, el elegido ha sido el director de 2001: una odisea del espacio (1968). Aunque evidentemente se trata de un autor destacadísimo, el gran recibimiento ha superado las expectativas y ha generado furor entre el público gerundense, con un poder de convocatoria muy superior a nombres anteriores como Agnès Varda, los hermanos Coen, Nanni Moretti, Pier Paolo Pasolini o Jim Jarmusch, que disfrutaban de una audiencia fiel, pero no tan multitudinaria. En las proyecciones de Kubrick, la media de espectadores se triplicó y alcanzó cifras récord de cerca del centenar por sesión. Y, en los días de filmes icónicos como 2001, La naranja mecánica (1971) o El resplandor (1980), incluso se han programado dos sesiones consecutivas el mismo día, todas llenas, que han sumado a más de 200 espectadores. El ciclo se cerrará con la proyección de Eyes wide shut el 11 de diciembre.
Jóvenes amantes de Kubrick
Un rasgo singular de las jornadas es la importante presencia de público joven, entre los veinte y treinta años, poco habitual en la programación regular. Son nuevas generaciones de cinéfilos, para los que John Ford o Alfred Hitchcock son clásicos demasiado lejanos, pero que ven a Kubrick un director de cabecera que les ha abierto sus puertas a propuestas con sello de autor. "Conocía su filmografía y quería aprovechar el ciclo para ver los títulos que me faltaban, pero como las entradas solo cuestan 3 euros, finalmente decidí comprar de una manchada todas las sesiones y hacer un intensivo", dice Enric, de 34 años. Y continúa: "Me ha gustado mucho Barry Lyndon, porque no la conocía, iba con reticencias por las tres horas de duración, pero los temas, la ambientación, la banda sonora y la construcción de los personajes me parecieron fascinantes".
Otra espectadora habitual es Alicia, de 21 años, que antes del ciclo había visto pocas películas del director y ninguna en pantalla grande: "Kubrick me ha parecido interesante porque es muy versátil, tiene desde películas en blanco y negro hasta obras de ciencia- ficción o terror, y todas plantean con profundidad preguntas sobre la naturaleza humana", manifiesta. Y concluye: "Hasta ahora, las que más me han sorprendido han sido Senderos de gloria, con todo el discurso pacifista del juicio, y Lolita, por cómo deja entrever todos los deseos de la joven". A Claudi y Elisabeth, espectadores fieles que superan la cincuentena, Lolita y La naranja mecánica son las que más impronta les han dejado. "Tienen una historia muy potente, fantásticamente bien contada y los temas son de una gran vigencia. A pesar de ser películas de hace cincuenta años, no caducan", destaca Claudi.
Sello de autor dentro de la industria
Así, pese al paso del tiempo, la obra de Kubrick aún cautiva a muchos cinéfilos, que gozan de la diversidad de su filmografía y de una estética elaborada y perfeccionista, en el punto justo entre la atracción de las producciones comerciales y los experimentos con mirada alternativa. "Kubrick quizás quedaría fuera de los principales rankings del canon, pero, dentro del inconsciente colectivo, es el gran director que, sin salir de la industria, crea con un toque de autor, y eso hace que películas como 2001, que podrían ser muy raras, sigan llamando la atención", argumenta Àngel Quintana, miembro del colectivo de críticos de Girona, que se encarga de gestionar la cartelera del Truffaut. Sobre la bajada de la mediana edad en la sala, Carles Ribas, director del cine, comenta: "Cuesta conectar con la gente joven, nunca sabes cómo responderán a las películas, así que el éxito del ciclo es esperanzador y esperamos que sea un punto de inflexión para atraer a nuevo público".
Ahora, visto el triunfo incontestable de Kubrick en Girona, el debate del Truffaut es con qué autor reanudar la programación de los lunes después de Navidad para no desperdiciar el empuje y, de momento, entre el público, hay peticiones para a todos los gustos: desde Frank Capra, Akira Kurosawa, Chantal Akerman o Tarkovski hasta Scorsese, Tarantino, Ridley Scott o retrospectivas del neorrealismo italiano y el Cine Novo de Brasil.