Jim Jarmusch pone luz a la oscuridad de Venecia
El cineasta de Ohio, referente del cine 'indie', estrena un maravilloso tríptico de historias familiares.
VeneciaLa llegada este domingo del cineasta estadounidense Jim Jarmusch a la Muestra de Venecia supuso una inyección de sensibilidad y bonhomía en una competición oficial que, con la salvedad de la humanista adaptación de Frankenstein de Guillermo del Toro, había estado marcada por unos thrillers llenos de crueldad y misantropía, como Bugonia de Yorgos Lanthimos o No other choice del surcoreano Park Chan-wook. De hecho, los grandes festivales de cine parecen alérgicos al género de la comedia, a no ser que el humor se escriba en clave sarcástica. En este sentido, la nueva película de Jarmusch, titulada Father mother sister brother, debe verse como un delicioso oasis de delicadeza y felicidad en una programación dominada por la violencia y el fatalismo.
Jarmusch no visitaba la Mostra desde el año 2003, cuando el cineasta de Ohio presentó una recopilación de cortometrajes titulada Coffee and cigarrillos. Ahora, el gran referente del cine indie repite la jugada episódica estrenando en Venecia un tríptico de historias que comienzan por igual, con dos hermanos que acuden a visitar la casa de alguno de sus progenitores. En el memorable primer capítulo, ambientado en Nueva Jersey y titulado Father, Adam Driver y Mayim Bialik comparten el coche que les lleva a casa del padre, un Tom Waits que se disfraza de hombre común de la América provinciana. Después, en el segundo segmento, titulado Mother y situado en un barrio residencial de Dublín, Cate Blanchett y Vicky Krieps cumplen con el ritual anual de tomar el té con su madre, una escritora de bestsellers interpretada por Charlotte Rampling. Y, finalmente, la guinda del pastel fílmico llega con Sister brother, en el que una pareja de hermanos gemelos afroamericanos, pero afincados en París, visitan la casa de sus padres, muertos en un accidente de avión. "París es como mi segunda casa, adoro esa ciudad", ha apuntado Jarmusch en la rueda de prensa de la película.
Cine de poesía
En Father mother sister brother –un título que invita a la recitación poética–, el director de Dead Man y Paterson suma un fantástico abanico de nuevas criaturas a su colección de personajes melancólicos e inmutables, y guiña el ojo a directores como Buster Keaton o Aki Kaurismäki. Sin embargo, el referente que fulgura con mayor fuerza en las imágenes del filme es el japonés Yasujirō Ozu, que exploró el misterio de la vida familiar en unos dramas y comedias que hacían del minimalismo, la quietud y la nobleza sus principales signos de identidad. Jarmusch reivindica el espíritu estoico de Ozu, así como la capacidad del nipón para encontrar la belleza en lo cotidiano, una tarea que el director estadounidense asume con una vocación poética, encontrando rimas en los diálogos, en los gestos de sus actores o en el color de la ropa de sus personajes.
La luminosa visita de Jarmusch a Venecia sólo se vio oscurecida ligeramente por la polémica que rodea a la compañía productora, MUBI, que ha sido criticada por su relación financiera con Sequoia Capital, una empresa de capital riesgo con vínculos con el ejército israelí. Jarmusch, que se mostró "decepcionado y desconcertado" por la situación, ha defendido que "todo el dinero de las grandes corporaciones es dinero sucio". Sin embargo, el director deExtraños en el paraíso, que tiene un pacto de distribución por varias películas con MUBI, ha apuntado que existe la posibilidad de evitar esta cuestión dejando de hacer películas, pero las películas son el medio que tiene para expresarse.
Desde Rusia con estupor
Además del tríptico de Jarmusch, la Mostra ha acogido hoy la presentación de The wizard of the Kremlin, película en la que el francés Olivier Assayas adapta la novela homónima de Giuliano da Empoli, centrada en el personaje inventado de Vadim Baranov, mano derecha de Vladimir Putin en la ficción. La película, que cuenta con Emmanuel Carrère como coguionista, propone una crónica histórica de Rusia desde finales de la década de 1980 hasta la actualidad, buscando por el camino las claves de la transformación que llevó al país del comunismo al capitalismo más salvaje, y el posterior retorno de un régimen autoritario. Paul Dano es el encargado de interpretar al sibilino Baranov, y Jude Law acepta el reto de dar vida a Putin. En Venecia, el actor británico ha hablado de la dificultad de entender al personaje: "Es complicado porque la imagen pública de Putin desvela muy poco, así que debía intentar mostrar poco, pero sentir muchísimo, porque no se puede actuar si no encuentras alguna emoción".