"Algunos compañeros han sufrido insultos de alumnos por su orientación sexual"

Cristian Olivé, profesor de lengua y literatura en secundaria y escritor

3 min
El profesor y escritor Cristian Olivé.

BarcelonaDe pequeño soñaba con ser profesor y escritor. Como docente es conocido por introducir en las aulas métodos innovadores de aprendizaje y por sus ensayos en los que defiende la necesidad de una transformación radical del modelo educativo poniendo en el centro los intereses y necesidades reales de los alumnos. A Cristian Olivé (Barcelona, ​​1987) le faltaba, sin embargo, dar el salto a la ficción para sentir que se había cumplido su sueño. Ahora cree que lo ha logrado gracias a la publicación de su primera novela, Querido idiota (Rosa dels Vents), protagonizada por Adrià, un homosexual de 30 años con la misión imposible de encontrar un amor romático en una época de aplicaciones de citas como Grindr y de sexo rápido y sin compromisos. Olivé reconoce que por su profesión –pese a que trata la historia con mucho humor–, le generaba inquietud cómo sería recibida por su entorno una novela como ésta, con un alto contenido homoerótico. “Soy profesor de instituto y trabajo con adolescentes. En mi entorno están, además, las familias y toda la comunidad educativa, pero por suerte no he tenido ningún problema y todos me han acabado demostrando que mis miedos y dudas eran exagerados. En el fondo, yo quería romper con el profe y hacer una historia que nadie esperara de mí”, explica.

Portada de la novela 'Querido idiota', de Cristian Olivé.

Olivé defiende que su novela no quiere ofender a nadie, pero es muy crítico con ciertos comportamientos del colectivo gay en el ámbito de las relaciones. “En Grindr, por ejemplo, veo a un machismo desmedido, con muchos perfiles de usuarios que dicen «no pluma». Existe además un consumo indiscriminado de cuerpos. Un consumo como el de la comida rápida pero aplicada a personas. Es como si nos dijeran: no quiero conectar contigo, sólo deseo que me satisfagas la necesidad que tengo ahora porque no me interesa ningún otro vínculo. Se trata simplemente de tener sexo y marcharse a casa. Esto genera problemas de autoestima a muchas personas, porque sólo se juzga al físico ya unos abdominales de gimnasio bien marcados”, lamenta el autor.

Aunque la novela ha sido bien recibida por su entorno profesional y familiar, esto no impide que en los institutos sean habituales los comportamientos homofóbicos. “Yo he visto cómo algunos compañeros míos han sufrido insultos de los alumnos adolescentes por su orientación sexual o porque no responden a lo que se supone que debe ser el canon de un hombre. Está muy claro que hay insultos que están volviendo a las aulas, como el de maricón”. Olivé cree que estas situaciones no dejan de ser un reflejo de lo que ocurre en la sociedad: “Hay determinados discursos homofóbicos que están calando en la sociedad. Cuanto más avances hay, mayor crispación provoca en la parte de la población que está en contra de estos avances sociales”.

Para él, pues, el sexo entre hombres sigue siendo un tabú para mucha gente, pero eso no quiere decir que deba evitarse la autocrítica dentro del colectivo homosexual ante ciertas actitudes. “Para mí el sexo no es el problema, pero nos hemos convertido en una sociedad tan materialista que si tenemos la necesidad de sexo pensamos que podemos utilizar a una persona sólo, por ejemplo, para masturbarnos ante sí sin ningún tipo de empatía y sin ninguna intención de ir más allá. Pero cuando se realizan estos encuentros casuales también podríamos pensar que uno de los dos puede sentirse menospreciado cuando no hay ni delicadeza, ni empatía. En muchos casos, además, la concepción de la diversión está vinculada al consumo de drogas. No busco provocar, pero creo que debemos ser honestos con lo que no hacemos bien”, concluye el escritor.

stats