Música

Un Cruïlla con hip hop y con el corazón en vilo

El cribaje de la primera jornada del festival detecta 123 positivos de covid en 13.000 tests de antígenos

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Ambiente del festiuval Cruce

BarcelonaUno de los objetivos del Cruïlla era generar un espacio seguro en el Parc del Fòrum durante tres días para minimizar el riesgo de contagio de covid. Las herramientas para conseguirlo: un cribaje masivo de todos los asistentes al festival y un control del buen uso de la mascarilla en el interior del recinto. Las dos cosas han funcionado bastante bien en la jornada inaugural de este jueves, en la que el Cruïlla solo activaba dos de los cuatro escenarios previstos para el viernes y el sábado, y presentaba cinco conciertos con el hip hop como hilo conductor: Rayden, Lágrimas de Sangre, Natos y Waor, Kase.O y la incorporación a última hora de Sr. Wilson y Griffi, llamados para sustituir Senyor Oca, que dio positivo de covid en la prueba de antígenos de la mañana. En el balance provisional comunicado por el festival, el cribaje había detectado 123 positivos de covid entre los 13.000 tests de antígenos hechos hasta las 21 h, cuando todavía faltaba gente por llegar al festival. En el Canet Rock hubo 152 positivos de 22.330 tests, y en el Vida, 52 de 27.000. Los positivos detectados por el Cruïlla reflejan la preocupante realidad de contagios actual.

La zona, en el CCIB, donde se hacen las pruebas de antígenos del Festival Cruïlla

El Cruïlla ha desplegado una sólida intendencia para tiempos pandémicos con la cual se ha ahorrado los problemas en la gestión de colas y mascarillas que hubo tanto en el Vida (el primer día) como en el Canet Rock. La zona de cribaje en el inmenso Centro de Convenciones ha funcionado con fluidez, tal como era previsible dado que el acceso era amplio, que había 300 sanitarios y que el espacio no tiene carencias en la conectividad. Todo el proceso de intercambiar la entrada por la pulsera, hacer el test, recibir el resultado y la mascarilla FFP2 duraba unos veinte minutos. Una vez dentro, más medidas de control. Delante de los dos escenarios había una zona sectorializada con vallas, como un corral al cual no se podía entrar ni con bebida ni con comida (tampoco se podía fumar). Era la manera de evitar que en la zona donde el público está más junto se hiciera un mal uso de la mascarilla. Además, personal del festival paseaba entre los espectadores recordándoles que no es momento de mascarillas bajadas. No se quería regalar una foto como las que el fin de semana pasado aspaventaron al conseller de Salud, Josep Maria Argimon. No siempre fue fácil.

El Cruïlla ha hecho el trabajo. Asimismo, era inevitable preguntarse si valía la pena sacar adelante festivales masivos y sin distancia profiláctica en un contexto pandémico como el actual, con Catalunya en riesgo extremo de contagio y una escalada de infectados precisamente en la población de las franjas de edad que más abundan en acontecimientos como el Cruïlla. Por lo tanto, alegría por el regreso de los conciertos multitudinarios al Fòrum, pero el corazón en vilo porque la pandemia no da tregua.

Como en el Vida y el Canet Rock, público y músicos llegaron a un acuerdo tácito: disfrutar tanto como fuera posible. Lo hicieron la alianza intergeneracional de Sr. Wilson y Griffi a primera hora. Después, el madrileño Rayden, más rapsoda-cantante que rapero, animó al público con temas como Hablan bajito, al que añadió unos versos contra los crímenes homófobos. Lágrimas de Sangre convirtieron el escenario principal en una fiesta reivindicativa con hip hop al estilo del Maresme, y la gente respondió con todas las ganas reprimidas tanto de tiempos. Justo después, Natos y Waor reeditaron la conexión con el público del Cruïlla que establecieron en el memorable concierto de 2019, y en el momento de cerrar esta crónica estaban culminando un gran show antes de dar paso a la leyenda de la noche, el aragonés Kase.O.

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