Sara Baras: "Respeto mucho a los artistas que se quedan en aquello que les funciona, pero no es mi caso"
Bailaora y coreógrafa
BarcelonaLa bailaora Sara Baras (San Fernando, 1971) presenta Alma en el Teatro Tívoli de Barcelona del 1 al 19 de junio. El espectáculo, comunión de bolero y flamenco, es especial por varias razones. Fue pensado durante el primer año pandémico para cumplir un sueño del padre de la coreógrafa andaluza, un gran admirador del bolero. Y se ha convertido en un homenaje póstumo a su padre, muerto a principios de año.
¿Cómo has afrontado las funciones después de la muerte de tu padre?
— Es un momento muy especial porque sentimentalmente Alma está muy lleno de él, está muy presente.
¿Él pudo ver Alma en Sevilla?
— No, porque ya estaba enfermo, pero sí que conocía todo el montaje y le iba enseñando cosas porque los boleros que elegimos eran sus favoritos. Él tenía que ver Alma en Cádiz, pero murió antes, cuando estábamos en Gijón. Las de Cádiz fueron las funciones más difíciles de mi vida, pero también tuvieron una cosa muy bonita, como si él estuviera.
¿Notaste si el público de Cádiz estaba más cariñoso contigo?
— Sí, todo el mundo lo sabía. Además, mi padre era una persona muy querida. Crees que no tendrás suficiente fuerza, pero la tienes, y tanto que la tienes. El sábado, que fue el tercer día, hay quienes dicen que es la vez que me han visto bailar mejor. Te enfrentas con fuerza aunque tengas el corazón roto.
¿Cómo fue el proceso de creación de Alma?
— A mi padre a menudo le decía que quería hacer un espectáculo de boleros y flamenco. Y, durante la pandemia, como había más tiempo, decidimos prepararlo. También estrenamos un espectáculo, Momentos, en el Festival de Pedralbes, y esto nos hizo recordar coreografías y momentos especiales que hemos vivido y nos ayudó a desarrollar nuevas ideas. Respetando a toda la gente que ha sufrido tanto en esta pandemia, los que hemos tenido la oportunidad de tener un poco de tiempo lo hemos aprovechado al máximo. Para mí ha sido un tiempo muy productivo, porque no he tenido ni los viajes, ni el cansancio, ni el cambio de horas. He podido estar en casa con el niño y la familia, y a la vez no he parado de crear. Ha sido un momento artístico muy productivo, de una creatividad muy potente.
¿Qué tipo de gestualidad has querido experimentar en Alma? ¿Te has atrevido a hacer algo que hace quince años no habrías hecho?
— Sí, seguro. Respeto mucho a los artistas que se quedan en aquello que les funciona, pero no es mi caso. Empecé mi carrera con Farruca, que me marcó mucho y me hizo ser valiente. Ahora, haciendo las cosas con una madurez diferente, mantengo el mismo respeto y la misma ilusión.
¿Y cómo ha sido el trabajo musical con Keko Baldomero?
— Keko, como creador, no solo como intérprete, es maravilloso. Ha habido un diálogo constante. Por ejemplo, yo le preguntaba si creía que podíamos hacer el bolero Nostalgia por seguiriya o él proponía aproximaciones diferentes a otros boleros e íbamos probando. Unas veces hacemos un palo de flamenco con mil detalles del bolero y otras hay un bolero tal cual, pero con un ritmo de un palo del flamenco y con una estructura de un baile flamenco.
¿La compañía lo entendió rápidamente?
— Estaba encantada. El momento creativo de Alma ha sido muy bonito. Los boleros son tristes, pero en este caso la tristeza la cambiamos por profundidad e intentamos que sea más alegre y que, si hay tristeza, sea bonita.
¿Cuál será el recorrido de Alma después de las funciones del 1 al 19 de junio en el Teatro Tívoli Barcelona?
— Haremos Oviedo, Córdoba, Jerez, Palma, Marbella… En septiembre haremos temporada en Madrid… Tenemos toda España este año y para Navidad volvemos a París, que me hace mucha ilusión porque hace mucho tiempo que no vamos. Y a principios de 2023 iremos a Australia y después a Sudamérica.
¿Cómo ves a los bailaores más jóvenes? ¿Tienen una aproximación diferente del baile?
— Ahora están muy preparados, la formación es diferente a cuando yo era pequeña. Han cambiado mucho las cosas y también tenemos muchas facilidades para aprender lo que queramos de muchas maneras, esto hace que técnicamente el nivel de ahora sea maravilloso. Y pueden elegir. Antes estaban algo más bloqueados: si eras una bailaora no podías ser una bailarina, si eras clásica no podías ser contemporánea… Y ahora todo se fusiona algo más. Cuando un bailarín está preparado técnicamente, tiene la opción de soñar con cualquier tipo de baile.
Tuviste a Israel Fernández en tu compañía, que se ha convertido en uno de los cantaores más destacados de su generación.
— En Alma suena grabado un bolero cantado por Isra. Es uno de los momentos clave de la obra porque conecto con mi padre sí o sí. Canta Adoro a cappella. La calidad y la grandeza es tan bonita como su humildad, tiene un contraste precioso. Es un chico maravilloso.
Tenía que ser una sensación curiosa tener a un gran cantaor en tu compañía y saber que un día volaría solo.
— Es importante no señalarlo cuando todavía no es el momento. Cuando trabajas con él, tú ya lo ves que este chico hará lo que quiera. No para de estudiar, es humilde, curioso, listo, lo tiene todo en la mano. Y también ha tenido suficiente paciencia, no ha corrido. Lo que le gusta es cantar, aprender y compartir. Es maravilloso.