Memoria histórica

Así descubrí a mi bisabuelo republicano

Los testimonios recogidos por el Grup per la Recerca de la Memòria Històrica de Castellón permiten a muchos ciudadanos descubrir su pasado

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Mujeres en la prisión de Castelló. Años 40

CastellóMi abuela Maria murió en 2009, pero la tía Glòria me había explicado que un día vino una mujer a hacerle una entrevista sobre la Guerra Civil. Durante años no se supo nada de aquella entrevista. No constaba en ninguna parte. Nadie sabía nada. Pero este verano la historia dio un giro inesperado. Una de las impulsoras del Grup per la Recerca de la Memòria Històrica de Castellón, Maria Isabel Peris, encontró la cinta en su casa. Por algún motivo la habían descartado porque no se oía bien, pero la realidad era que sí que se oía. Es difícil explicar la sensación de oír la voz de tu abuela trece años después de su muerte. Al principio costó de reconocer, pero después ya no hay duda. Era ella.

Habla seria, con indignación pero con dignidad, de todas las maldades de los franquistas después de ganar la guerra. Ella tenía a su marido y a dos cuñados en la prisión de Borriana, un antiguo convento hoy reconvertido en Casa de Cultura.

"Ay, las palizas... Pegar se ha pegado mucho, ahí en la prisión. Porque en la calle había mujeres que se acercaban, de aquí de Borriana, y los oían gemir"

El caso es que gracias a esa entrevista y a otros testimonios he podido descubrir cosas del pasado familiar que desconocía. Y el mismo fenómeno debe de pasar con muchos castellonenses más. Mi abuelo Pepe sobrevivió, pero a su hermano Manuel lo fusilaron. Mis abuelos vivieron toda la vida cerca de los delatores que extorsionaron a la familia y provocaron las torturas y la muerte de Manuel. Es imposible no preguntarse cómo lo pudieron soportar y decidieron sacar adelante una familia.

Novedad editorial

Se da la circunstancia de que Maria Isabel Peris acaba de publicar la tercera edición ampliada de Històries de vida al Castelló de la guerra i la postguerra (Universitat Jaume I, 2022), en el que aparecen muchos de los testimonios recogidos por el Grup per la Recerca. Peris explica la dificultad de encontrar testimonios de aquellos hechos en una sociedad conservadora como la castellonense, donde la derecha todavía tiene un poder social muy importante.

"Nos encontramos sentimientos abiertos, escondidos mucho tiempo, mucho agradecimiento también. Y también ves a otros que no quieren saber, ves indiferencia en ellos. Han sido muchos años de acomodación y adoctrinamiento político. Poca rebeldía, y es fuerte... Si piensas todo lo que pasó...", dice Peris.

Escuchando las entrevistas se ve cómo tienen un efecto reparador para las víctimas. "Impresiona cuando hablan de cómo se vivía. Atemorizados, humillados y sin poder hablar después de fusilar a un familiar, teniendo que convivir con los delatores, verdugos, el expolio económico, la miseria humana, discriminación para trabajar, el hambre...", explica Peris. Y ahora por fin alguien los escucha.

El enfoque de Peris, que también es miembro del Consell Valencià de Cultura, es el de aproximarse al máximo a la vida cotidiana de aquella gente, y así se refleja en el libro. "Ves la ilusión y la lucha por los derechos más elementales, como poder comer, tener una casa, la situación económica de los trabajadores ante las clases dominantes", relata de ese Castellón de la época republicana.

El bisabuelo Salvador

Es en ese contexto donde aparece otro personaje familiar importante: el bisabuelo Salvador Miró i Llorens, fundador de la UGT en Borriana según consta en su consejo de guerra. En el repositorio de entrevistas que hay en la web del Grup hay una de la hermana pequeña de mi abuelo, Rosa. Escucharla también me abrió todo un mundo, puesto que en casa apenas se hablaba del bisabuelo. Salvador fue alcalde pedáneo de Les Alqueries de Santa Bàrbara, en Borriana, al imponerse al candidato de la derecha. Cuando la entrevistadora pregunta a la hija qué ideología profesaba sueño pare, la respuesta es para enmarcar:

"Él no era de ningún partido, él era de los pobres, tenía esas ideas. Era de quien lo necesitaba. Por eso llevó la luz a las alquerías e hizo construir unas escuelas. La gente estaba tan contenta que cuando se casó mi hermana todos los vecinos quisieron hacerle un regalo. ¡Los regalos no cabían en casa!"

El gran trauma de la familia Miró, que en un momento dado tenía cinco hijos al frente defendiendo la República, era quién los delató cuando llegaron dos de ellos, Pepe y Manuel, a casa. "No había pasado ni media hora que habían llegado y ya vinieron para llevárselos", explica Rosa. Evidentemente, sospechaban de los falangistas del pueblo, pero nunca supieron seguro de quién fue la iniciativa.

Lo que siguió después fue un calvario con final dramático. Por si no bastaba con los hijos, a los que se pedía la pena de muerte, al padre, Salvador, también lo encerraron en el penal de la isla de San Simón, en Galicia, un centro especial para presos políticos. Oyendo la voz de Rosa rememorar aquellos días 70 años después se me rompe el corazón: "Mi madre y yo estábamos solas en casa, dormíamos juntas y llorábamos toda la noche".

Militares y clero en la prisión de Castellón, años 40
Carta desde la prisión de un preso a su mujer.

La madre, de hecho, nunca superó la muerte del hijo y no duró mucho. Salvador volvió, pero con la salud muy tocada, para vivir en el ostracismo hasta su muerte. Hoy en día en Les Alqueries de Santa Bàrbara no hay ni una triste placa que recuerde su figura. El concejal de Cultura, Vicent Granel, me promete que le pondrán remedio. Me explica que en el pueblo se acaba de publicar un libro con las historias de los vecinos que murieron en el campo de Mauthausen, y que hay familiares que hasta ahora no habían descubierto lo que les pasó. Otros se niegan directamente a conocer los hechos. Como afirma Maria Isabel Peris, la derecha en Castellón, y por extensión en España, es una "muralla". Por suerte, cada vez hay más grietas en este muro y la historia va saliendo a la luz gracias a estos activistas de la memoria.

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