Arte

Los dibujos de Frida Kahlo destapan su intimidad y los amores clandestinos

Un libro de bibliófilo recupera y descifra más de cien obras de entre las menos conocidas de la artista mexicana

BarcelonaNo es nada fácil saber quién era Frida Kahlo (1907-1954) porque su gran popularidad la ha convertido en un mito, sobre todo desde los años 80 del siglo pasado. También porque cuando pintaba lo hacía con una clara intención: sus cuadros eran para ser vendidos y la artista mexicana era consciente de qué imagen quería dar. Los dibujos, en cambio, no eran para ser exhibidos, la mayoría los enviaba a amigos y amantes, y desprenden un erotismo más acentuado, son mucho más íntimos y expresan una gran ironía.

Kahlo, permanentemente enamorada, empezó a enviar cartas con autorretratos desde la adolescencia y a escondidas de los padres. A lo largo de su vida muchos de sus amigos y amantes recibieron sus dibujos, algunos bastante enigmáticos y repletos de mensajes. No son muy conocidos y reunir estas 130 obras ha sido una tarea ardua porque están dispersas en muchas colecciones privadas, pero finalmente Artika ha conseguido reunir las más significativos en la obra Los sueños de Frida Kahlo.

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El amor con Bartolí, en color sepia

La obra, que es una edición limitada de tan solo 2.998 ejemplares, se presenta en un estuche que incluye el Libro de Arte, el Libro de Estudios y una lámina de grandes dimensiones de El pájaro nalgón, de 1946, que pertenece a la época sepia, cuando Kahlo se enamoró profundamente del artista catalán y republicano Josep Bartolí. Se trata de un enigmático mosaico lleno de figuras que rodean las famosas cejas y las nalgas de la artista mexicana. Hay múltiples ojos en referencia seguramente al hecho de que su amor se tenía que esconder de las miradas de los otros puesto que la artista estaba casada con Diego Rivera. El famoso artista mexicano era muy celoso, no tanto de las mujeres, con quien Khalo también tuvo relaciones, como de los hombres.

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“Muchos ven sufrimiento en su obra, yo veo a una mujer extraordinariamente inteligente”, dice Helga Prignitz-Poda, coautora del catálogo razonado sobre obras de Kahlo, historiadora del arte y comisaria de exposiciones que, en la edición de Artika, analiza la obra de la artista. Prignitz-Poda empezó a hacer investigación sobre la obra de Khalo en 1993: “Los dibujos no han sido fáciles de localizar porque están muy repartidos, se los daba a amigos y amantes, y la gran mayoría ya están muertos y se han acabado subastando”, asegura la historiadora del arte. Kahlo tenía un hambre voraz de conocimientos. Antes del accidente que sufrió a los 18 años quería ser médica, y en su gran biblioteca acumulaba libros de medicina, psicología, ciencia, ficción y mucha poesía.

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Más de un centenar de dibujos perdidos

Muchos dibujos que hizo la artista mexicana han desaparecido. Se conocen solo unos 130, algunos posiblemente se han extraviado y otros están muy deteriorados. Se cree que existieron unos cien más, pero se ha perdido su rastro. El Libro de Arte de Artika contiene 34 obras a lápices, tinta, sepia o acuarela, realizadas en cuadernos de diario o en cartas enviadas a su familia y amigos, y fragmentos de los diarios de la artista. Prignitz-Poda admite que la obra de la mexicana la fascina por todas las pequeñas historias que esconde: “Hay una enorme y heterogénea sabiduría –explica-. En sus dibujos exterioriza sus fantasías eróticas, sus sueños y deseos”. La edición de Artika muestra 13 autorretratos, tres retratos de amigos y amantes y 12 originales de fantasías y sueños.

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La historia de amor con Bartolí fue siempre clandestina. Ella le enviaba apasionadas cartas de amor que el dibujante catalán guardó siempre en una maleta especial. Bartolí quería que se destruyeran una vez él estuviera muerto pero no fue así: fueron subastadas en 2015 en Nueva York. Kahlo le escribe a Bartolí: "Anoche sentía como si muchas alas me acariciaran toda, como si en las yemas de tus dedos hubiera bocas que me besaran la piel. Los átomos de mi cuerpo son los tuyos y vibran juntos para querernos. Quiero vivir y ser fuerte, para amarte con toda la ternura que te mereces, para entregarte todo lo que de bueno haya en mí [...] Te escribiría horas y horas, aprenderé historias para contarte, inventaré nuevas palabras para decirte en todas que te quiero como a nadie". Bartolí también la quería apasionadamente y explicaba que era "una de las mujeres más inteligentes, leales y sensibles" que había visto nunca.

Rivera, entre ruinas

A Kahlo le encantaba la ocultación, la simulación, el disfraz. Los dibujos que hizo durante los años que duró la relación con Bartolí -desde 1945, cuando se conocieron en Nueva York, donde Khalo sufrió una de sus muchas operaciones, hasta1952- son todos en color sepia, en referencia a la tinta que utilizan los calamares para ocultarse. En otros momentos de su vida, Kahlo hace dibujos en los que aparecen otros amantes, como el fotógrafo Nicholas Muray o Sara Zinll, una profesora de quien se enamoró. Diego Rivera también aparece en muchos dibujos y va cambiando según el momento de la relación. Cuando se agrieta, hay un dibujo que no debió de gustarle mucho a Rivera, porque lo relaciona con las ruinas de un templo funerario de Buda.

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La artista mexicana también trasladó a sus dibujos muchas de sus ideas políticas. Ferviente comunista, en su casa acogieron durante un tiempo a Trotsky, que también fue plasmado sobre el papel. Hay dibujos de la Estatua de la Libertad con una clara crítica a la política norteamericana: a los pies del famoso símbolo de los Estados Unidos aparecen un montón de esclavos.

"Creo que se ha simplificado mucho y se ha mitificado mucho la obra y la vida de Kahlo; con el libro personalmente me ha cambiado totalmente la imagen que tenía y también la de su relación con Diego Rivera. He descubierto a una Frida que se relacionaba con gente de todo el mundo, que quería disfrutar mucho la vida y que vivió intensamente su sexualidad –detalla Macarena de Eguilor, directora editorial de Artika-. Los dibujos tienen el valor de captar su parte más personal y privada".

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La obra tiene extensos artículos de diferentes expertos, como la propia Prignitz-Poda, que descifra algunos de los enigmas que esconden las obras; María del Sol Argüelles San Millán, directora del Museo Casa Estudio Diego Rivera y Frida Kahlo, o Juan Rafael Coronel Rivera, periodista y poeta y nieto de Diego Rivera.