Música

El Cruïlla celebra su 15 aniversario con un gran concierto de Alanis Morissette

La alerta meteorológica condicionó pero no impidió la última jornada del festival, que reunió a 25.000 personas

Barcelona[Esta crónica no incluye fotografías del concierto de Alanis Morissette para que la artista canadiense no autorizó que los fotoperiodistas hicieran]

El Cruïlla pudo celebrar el decimoquinto aniversario casi como había pensado, aunque la alerta meteorológica del sábado condicionó la tres a las tres horas: h en vez de las 18 h. Finalmente, 25.000 personas llenaron el Parc del Fòrum en la tercera jornada del festival, y prácticamente todas siguieron la actuación en el escenario Estrella Damm de la cabeza de cartel, una Alanis Morissette que también está de cumpleaños, porque hace treinta años de la publicación del disco Jagged little pill (1995), aquel catálogo de rock alternativo con estribillos memorables con los que la artista canadiense expresó el malestar y el empoderamiento feminista.

Tal y como recordaba Alejandra Palés hace unos días, Morissette no olvida que "como persona y como feminista, si no estás enfadada quizás es que no prestas suficiente atención". Y ese mensaje atravesó cerca de una hora y media de concierto; a veces de forma subrayada, como cuando acompañó la canción Right through you con un vídeo que mostraba datos de las consecuencias del machismo (y del racismo), y otros con la potencia de miles de mujeres cantando Irónico y You oughta know. Fue una forma elocuente de contrarrestar la masculinidad tóxica de dos artistas que también han actuado en este Cruïlla: Jared Leto y Mikel Izal.

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Los álbumes Jagged little pill y Supposed formar infatuation junkie (1998) suministraron buena parte del repertorio de una actuación en la que no todas las canciones sonaron enteras. En algunos casos, interpreta fragmentos que enlaza con otros temas. Puede ser frustrante, y de hecho lo es, que Can't not y Sorry to myself queden minimizadas, pero también aporta soluciones interesantes, como la conexión del ritmo rocoso deAre you still mad con el riff de guitarra y la armónica deAll I really want.

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Antidiva sobrada de un carisma escénico peculiar (ropa cómoda, correderas no coreografiadas y bailes circulares) y al frente de un lado muy sólido, Alanis Morissette fue al trabajo, quizá demasiado, porque en la primera parte del show no hubo pausas y podía parecer que quería celebración promesa. Evidentemente, mostró el proverbial dominio de las dinámicas del micrófono y se entregó sin condiciones a la energía rock (con órgano) de You learn y al crescendo de Smiling, que terminó de rodillas y recibiendo una gran ovación. Sin embargo, la medida del talento vocal de Morissette llegó en el segmento acústico que secuestró la atención del público, especialmente de lo que había entre el escenario y la mesa de sonido y luces, porque más atrás era complicado aislarse de las conversaciones de muchos espectadores. En este formato más íntimo, el agudo final de Mary Jean y una exquisita Perfect obtuvieron una recompensa espectacular por parte del público, sólo superada por la reacción a Irónico y You oughta know. La primera empezó a cantar la gente, sobre todo las mujeres. Era una de las más esperadas, tal y como lo demostró la forma en que se llamó el estribillo. Y con You oughta know, precedida por un fragmento de Sympathetic character, se desbordó el entusiasmo. Podía haber sido un gran final, pero Morissette prefirió cerrar el concierto con un bis no tan catártico.

Buena parte del público de la artista canadiense desfiló hacia el escenario Occidente, donde el grupo murciano Viva Suecia desplegaba indie rock ideal para festival. Pero también algunos caminaron hacia el escenario Vallformosa, donde Quimi Portet estaba terminando la actuación. "Sois muy amables", repetía el astro intercomarcal, "uno carcamal algo guapo", tal y como se autodefinió. En este tramo final relleno de humor, Portet hizo Hombres y mujeres del jefe derecho tras recordar que "en la música popular contemporánea hay un momento en que se obliga al público a hacer el gamarús. No sé si lo inventaron los Queen, los Rolling Stones o La Trinca", añadió. Progresa adecuadamente, con la gente palmeando y moviendo los brazos, y una magnífica Tengo una bestia dentro de mí remataron el concierto antes de un bis cargado de distorsión eléctrica con Aparte las criaturas. La distorsión (y la flipamenta, que diría Portet) también es un elemento esencial en la música de Minibús Intergaláctico, un sexteto gerundense muy recomendable sobre todo en directo y con himnos inapelables como Todos los sitios están lejos y Drama nacional. "Nosotros hacemos rock'n'roll", dijeron en la carpa Vichy Catalan. Rock'n'roll lo suficientemente excitante y perfecto para un doble cartel con bandas como Remei de Ca la Fresca.

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La gestión de la alerta meteorológica

Tres minutos antes de las 16 h del sábado, el Cruïlla comunicaba a las redes sociales y por correo electrónico que, "por motivos de seguridad, y siguiendo las indicaciones de Protección Civil", posponía la apertura de puertas del festival hasta las 21:30 h. "Estamos trabajando con los artistas para reprogramar los horarios de las actuaciones. Haremos un seguimiento constante de la evolución meteorológica y de las alertas, y le mantendremos informados de cualquier novedad a través de nuestros canales", decía el comunicado. Era la decisión correcta dado que todo el país, salvo en algunas comarcas pirenaicas, estaba en "situación meteorológica, de peligro de nivel 6/6" por "tiempo violento e intensidad de lluvia". La alerta se rebajó ya las 19.40 h Protección Civil comunicaba que se podían realizar "desplazamientos y actividades en el exterior con prudencia". Entonces ya no llovía, y en el Parc del Fòrum, el recinto donde se hace el Cruïlla, también había aflojado la fuerza del viento. Tal y como explicó al ARA el director del Cruïlla, Jordi Herreruela, el festival había priorizado con determinación la seguridad del público, de los artistas y de los trabajadores (y garantizar unos desplazamientos seguros), que es necesario hacer cuando hay una alerta de este tipo.

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No es una decisión fácil de tomar, por todo lo que está en juego económicamente. Por tanto, hay que aplaudir que el Cruïlla decidiera y lo comunicara ofreciendo un horizonte razonable para poner en marcha toda la maquinaria de acuerdo con Protección Civil y para poder asegurar que cuando se abrieran las puertas todo estuviera a punto y con los trabajadores indispensables para sacar adelante el festival: había que hacer pruebas de sonido, abrir la intendencia, abrir la intendencia,

Hacia las 18.30 h, algunas personas se acercaban a las puertas del recinto, donde unas trabajadoras informaban de la situación y transmitían el deseo de que los conciertos pudieran empezar antes de las 21.30 h. Una espectadora lamentaba que se perdería Pau Vallvé, que estaba programado a las 19 h. Otras preguntaban a qué hora se reprogramarían las actuaciones de Maika Makovski y Hermanos Gutiérrez, que debían abrir los escenarios Occidente y Vueling a las seis y media. En el Instagram del festival había ruegos para que no se cancelara el concierto de Alanis Morissette, cabeza de cartel de la jornada final de esta celebración de los quince años del Cruïlla. Por último, a las 20 h se confirmó que las puertas abrirían a las 21 hy que los conciertos empezarían a las 21.30 h. Se cancelaron los conciertos de primera hora (Hermanos Gutiérrez, Maika Makovski, Filipín Yess y Roko Banana), y toda la programación de comedia y danza. La mayoría de conciertos mantuvieron el horario, salvo Love of Lesbian & Amics, que pasaron de las 20 ha las 2 h, y Kaiser Chiefs, reubicados a las 4.30 h. Y así la última jornada del Cruïlla empezó a las 21.35 h con Pau Vallvé en el escenario Vueling y León Benavente en Occidente, mientras algunos espectadores esperaban ante el escenario Estrella Damm la aparición de Alanis Morissette, que actuaba a las 23 h. El Cruïlla salía adelante, y, sin embargo, cerraba una edición de récords, con 82.000 asistentes: 18.000 miércoles (el día de Gracie Abrams), 16.000 jueves, 23.000 viernes y 25.000 sábado.

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