Las tres voces (y guitarras) femeninas que llenarán el Cruïlla
Gracie Abrams, St. Vincent y Alanis Morissette son tres de los platos fuertes de la edición de este año del festival
BarcelonaSi hace algunos años los carteles de los grandes festivales de música se esforzaban por tener representación femenina, ahora la situación se ha dado la vuelta o al menos se ha empezado a equilibrar. Después del Primavera Sound de las superniñas del pop es el turno del Cruïlla (del 9 al 12 de julio en el Parc del Fòrum), en el que los platos fuertes son tres solistas de altura: una joven promesa que ya es una realidad, una rockera que no se cansa de experimentar y un auténtico icono de los 90 (y no sólo eso). Ahora, más que nunca, las voces femeninas son un valor al alza y las que participan en el Cruïlla 2025 son absolutamente singulares.
Gracie Abrams
La heredera espiritual de Taylor Swift
Haciendo uso de la jerga de la cultura pop, la cabeza de cartel del primer día del Festival Cruïlla es una nepobaby de manual, título que le otorga el hecho de ser hija del director JJ Abrams, cocreador de la serie Lost y director de Star Wars, el despertar de la fuerza, y la productora televisiva Katie MCGratch. Eliminando esta variable de su biografía, a Gracie Abrams (Los Angeles, 1999) se la puede definir también como una hija de internet y una de las herederas más evidentes de Taylor Swift. En 2018 empezó a llamar la atención a las redes a raíz de los vídeos que colgaba en Instagram con fragmentos de canciones que iba escribiendo sobre la marcha. Fue gracias a ello que los medios estadounidenses la bautizaron como "la cantautora favorita de Instagram". Sus temas, íntimos y llenos de las angustias y dudas propias de su edad, conectaban con un público que se sentía reflejado por sus tribulaciones, sobre todo en el año de la pandemia.
Después de un fugaz paso por la universidad, colgó los estudios de relaciones internacionales para dedicarse profesionalmente a la música y empezar a construir un universo sonoro desde la habitación de casa de sus padres. Su carrera ha sido relativamente rápida: contrato discográfico en 2019, dos EP y dos álbumes —Good riddance (2023) y The secret of us (2024)– que le han catapultado en todo el mundo. En medio ha sido telonera de dos de sus referentes, además de buenas amigas: Olivia Rodrigo y Taylor Swift. La californiana abrió varios conciertos en Estados Unidos de la Eras Tour de Swift y han grabado juntas Os, uno de los éxitos de Abrams. La marca de Switf es evidente en las composiciones de la cantautora, hasta el punto de que algunos de sus temas, como I love you, I'm sorry, podrían ser firmados perfectamente por la cantante de Pensilvania.
Abrams asegura que, como niña introvertida que fue, la escritura siempre ha sido la herramienta que ha utilizado para procesar sus sentimientos (de hecho, a menudo acarrea un diario donde deja constancia de todo lo que le pasa). "Siempre me ha parecido más fácil escribir sobre lo que siento que comunicarlo", aseguraba en una entrevista en Billboard. Con una colección de canciones llenas de historias de corazones rotos y que se mueven entre la languidez y la épica, menciona entre sus influencias principales a Joni Mitchell –lleva tatuada la palabra River en honor al tema de la cantante canadiense– y Phoebe Bridgers, de la que destaca la capacidad para insertar humor en sus composiciones. Con dos álbumes, la cantante estadounidense ya ha alcanzado el estatus deit girl, en parte gracias a la muy mediática relación con el actor Paul Mescal, que, curiosamente, es la expareja de Bridgers.
St. Vincent
Una guitarrista prodigiosa siempre en transformación
St. Vincent (alias artístico Annie Clark) cambia de forma y de universo cíclicamente sin prestar mucha atención a las modas del momento. Puede ser desde un ama de casa hasta una dominátrix o una dandy de los 70. Ser inclasificable es uno de sus rasgos distintivos. Como también el misterio. David Byrne, con quien hizo el disco Love this giant (2012), asegura que a pesar de haber sido un año de gira con ella no podía decir que la conocía profundamente. "El misterio no es malo en una mujer (o un hombre) joven, bonita y talentosa. Y ella la tiene sin parecer distante o indiferente", explicaba el excantante de Talking Heads en una entrevista en Village Voice. Lo que no es un misterio, sino más bien un hecho, es que es una guitarrista prodigiosa que abandonó sus estudios en la Berklee College of Music para dedicarse al noise rock.
La protección de su intimidad seguramente está en la raíz de su desagrado por el estilo confesional que ahora parece ser marca de cualquier cantante de pop. Una tendencia que hace que los fans se dediquen a buscar pistas de secretos biográficos entre las letras de las canciones. "No creo que las canciones tengan que ser rompecabezas autobiográficos para que la gente los resuelva. [Las canciones] son para otra gente, no para mí. Las he trabajado, las quiero, he puesto el corazón, y el sonido de disco es el sonido de mi refotudo cerebro, pero ¿a quién le importan los detalles específicos?" Guardian.
Siguiendo esta estrategia, St. Vincent, nacida en Tulsa en 1982, ha logrado mantener su carácter propio. Solo rompió la norma con el álbum Daddy's home (2021) inspirado en la salida de la cárcel de su padre y considerado por la crítica un paso en falso de su carrera. Después de ese obstáculo se ha rehecho con All born screaming (2024), el primer disco que ha producido totalmente sola y del que también ha grabado una versión en castellano que incluye un dúo con Mon Laferte. "En los discos anteriores, diseccionaba la idea de personaje y lo utilizaba para liberar a mi subconsciente de cualquier cosa. Me he dado cuenta de que me iba muy bien porque soy queer. Sé cómo cambiar. Soy consciente de que el género es una interpretación desde pequeña. Este disco no es sobre ningún personaje ni nada, es sólo sobre la vida y la muerte, y la vida es imposible, pero debemos vivirlo. Y es refotudamente corta y la gente que amamos es todo lo que tenemos", explicaba en la revista Nylon.
A pesar de su carácter experimental, la cantante de Texas de vez en cuando pone un pie en el pop más mainstream. Colaboró con Olivia Rodrigo con la canción Obsessed, una de las más arriesgadas del repertorio de la joven estrella. Y como en el pop actual parece que todos los caminos llevan a Taylor Swift, es coautora de Cruel summer, de Lover, considerada por Rolling Stone una de las 500 mejores canciones de todos los tiempos, un éxito del que se declara genuinamente sorprendida.
Alanis Morissette
La cantante que empoderó a las adolescentes de los 90
Catarsis, rabia y empoderamiento son tres palabras que vienen a la cabeza cuando se piensa en Jagged little pill, el álbum que este año hace treinta años y que convirtió a una entonces jovencísima Alanis Morissette (Ottawa, 1974) en una de las voces femeninas más influyentes de los años 90. La canadiense tenía 20 años cuando lo publicó y, de hecho, ya llevaba dos discos más en la espalda como la. Canadá no estaba interesada en su versión adulta, se trasladó a Estados Unidos para escribir un álbum que aún hoy es un pináculo de las rupturas amorosas musicadas. Rodrigo.
Muchos años antes de que se hablara del empoderamiento femenino, ella se convertía en ejemplo vivo a través de las canciones. You oughta know, himno generacional, daba una lección a una mayor expareja que ella que había rehecho la vida rápidamente –el actor Dave Coulier, de Padres forzosos y quince años mayor que ella, ha admitido que la canción seguramente estaba sobre él–. La letra era cruda y sexualmente cargada con versos como "Una versión más grande de mí / ¿Es pervertida como yo? / ¿Te la comería en un teatro?" Rápidamente, los medios convirtieron a Morissette en la abanderada de la "rabia femenina" y las adolescentes de los 90 cantaban a pulmón sus canciones encerradas en la habitación o en el coche (como hace la propia Alanis Morissette en el videoclip deIrónico). El disco, del que se vendieron 33 millones de copias en todo el mundo y ganó cinco premios Grammy, captó el espíritu del momento y es el germen de otros productos culturales, como el one hit wonder de Meredith Brooks Bitch o la serie de culto My so-called life.
La sombra del disco Jagged little pill es alargada –el documental Jagged (Max) explica muy bien su impacto–, pero la canadiense no ha dejado de trabajar en todos estos años, aunque nunca haya vuelto a experimentar las cuotas de popularidad que alcanzó a mediados de los 90. Con la carrera ya hecha y con estatus de icono del rock, se permite realizar experimentos como The storm before the calm (2022), un disco de música de meditación. La Morissette que ya ha superado la frontera de los 50 ha dejado de lado la rabia y busca la salvación a través de senderos más espirituales, un camino que inició con Supposed formar infatuation junkie (1998), influido por el budismo y la práctica del yoga, pero sin abandonar el rock. Sin embargo, la cantante, que ha hecho mucho trabajo de concienciación sobre los abusos sexuales y la depresión posparto, defiende mantener viva una cierta rabia femenina: "Como persona y como feminista, si no estás enfadada quizás es que no prestes suficiente atención".