Un Piotr Beczala en plena forma inaugura el Festival de Peralada
El tenor polaco cautiva a la audiencia con un repertorio eslavo y operístico
- Festival de Peralada. Iglesia del Carmen. 19 de julio de 2024
Piotr Beczala inauguró el viernes la 38ª edición del Festival de Peralada con un magnífico recital que llenó hasta los topes la iglesia del Carmen. El festival, que se alargará hasta el 11 de julio, sigue afectado por las obras del escenario principal, lo que ha obligado a programar todos los conciertos y espectáculos de danza en distintos espacios del castillo.
El tenor polaco, que actuaba por tercera vez en Peralada, ofreció una primera parte de canciones de Chaikovski y una segunda con las arias de ópera que le han hecho famoso en todo el mundo. Especialista en el repertorio eslavo, Beczala transitó por las maravillosas nueve romances del compositor ruso con elegancia y demostrando todos sus recursos expresivos, mayor contenido al principio y subiendo de intensidad a medida que avanzaba la noche. Las canciones muestran un pianismo intenso y romántico que Sarah Tysman defendió espléndidamente sin robar protagonismo al tenor. Éste, por su parte, nos hizo viajar por las contradicciones del alma rusa, desde su profundidad espiritual, intensidad emocional y cierto sufrimiento nostálgico.
Terminó esta primera parte con una interpretación magnífica de Kuda, kuda vy udalilis [¿Qué, dónde ha ido?] de la ópera Eugene Onegin, un aria donde el cantante mostró su capacidad de control del fraseo a la vez que imbuía al público todos los sentimientos de tristeza y desesperación del personaje de Lenski. Y el público estalló con fervorosos aplausos.
La segunda parte, más distendida, la dedicó al repertorio operístico. Comenzó un aria de la ópera Straszny dwór [La casa embrujada], de Stanisław Moniuszko, compositor romántico polaco que Beczala ha ayudado a redescubrir. A continuación empezó el festival de voz del tenor, que a los 57 años sigue demostrando la altísima calidad de su instrumento. Así lo demostró con una de las arias que le ha hecho famoso en todo el mundo, la del Príncipe de Rusalka de Dvořák, que hizo saltar más de un "Bravo!", y continuó con dos deUn ballo in maschera, de Verdi, donde mostró un timbre claro y brillante, un amplio registro y un legato maravilloso que aportó una calidad lírica y heroica al personaje de Riccardo.
El tenor cerró la noche con las dos arias de Cavaradossi de Tosca, de Puccini, Recondita armonía y la archifamosa Y lucevan le stelle. Ante los aplausos del público, ofreció dos bises: una canción tradicional polaca, Cichutko, que acabó con un sobreagudo pianísimo de infarto, y la famosa napolitana Core 'ngrato, fabulosa, que dejó a las 240 personas que llenaban la iglesia con la sensación de haber experimentado una velada musical extraordinaria.