La Última

Fel Faixedas i Carles Xuriguera: "Hablamos de la muerte de nuestras madres y hace reír, es acojonante"

Actores, acaban de estrenar 'Les mares'

8 min
Albert Om con Carles Xuriguera y Fel Faixedas en la sala Versus de Barcelona

Maria Hostench era la madre del actor Carles Xuriguera y murió de cáncer en 2002, a los 68 años. Betty Caralt, madre del actor Fel Faixedas, murió de accidente de tráfico en 2004, a los 60 años. Ahora sus hijos les hacen un homenaje precioso –a ellas y a las mujeres de esa generación de posguerra– en un espectáculo que acaban de estrenar en Salt y que se titula Les mares. De la ternura y el humor negro de Xuriguera y Faixedas ha salido, probablemente, la obra más madura y emotiva de estos dos cómicos inseparables.

¿Cómo explicaríais Les mares, vuestra última obra, a alguien que no la hubiera visto?

Carles Xuriguera: Es una representación de la vida de nuestras madres, de la vida de una generación de mujeres que han sido poco reconocidas. Han tenido una vida más bien triste, porque han trabajado mucho para la familia, pero no han tenido ni el reconocimiento, aunque doloroso, de la generación anterior, que fueron unas heroínas de la Guerra Civil, ni son unas mujeres como las que ahora se manifiestan. Estas mujeres no. Es gris todo el rato. Y, además, en el caso de nuestras madres, mueren prematuramente. Hablamos de esto y da risa. Es acojonante.

Fel Faixedas: Cuando lo escribía, pensaba muchas veces que mi madre se reiría. "Están como cabras", diría. Es como un homenaje que les hacemos. Hemos grabado, por separado, a nueve mujeres de su generación y cuando les preguntábamos: “¿Qué sueños teníais?”, todas nos decían que no tenían sueños. Una familia, unos hijos e ir pasando.

Todos los que hemos visto vuestra última obra decimos que es la mejor. ¿Por qué?

Xuri: Yo quiero decir claramente que es mérito de Fel. Ha cogido nuestro humor y lo ha llevado a un lugar dramático. Tocar una serie de temas muy emocionales desde un punto de vista cómico me parece el acierto de esta obra.

Fel: Pero también es verdad que he podido hacerlo por los años que llevo con Xuri. Cuando vivimos la desgracia de la muerte de nuestras madres nos salvó nuestro sentido del humor. Reírse de la tragedia. Ahora, veinte años después, ya somos capaces de hacerlo en público. Pero tengo una duda: si mi padre debe o no debe ver la obra. No sé qué pasará si papá me dice venir a verla, tengo la sensación de que le diré que mejor que no venga. Mi padre era la pareja de mi madre y él ha podido rehacer su vida con otra persona. Para mí, mamá es mamá. No quisiera que lo que explico en la obra le hiriera.

Explicadme los últimos momentos que pasásteis con vuestras madres.

Fel: Yo ya vivía en mi piso, en Arbúcies, pero de vez en cuando pasaba unos días en casa de mis padres. Un martes, regresaba de un bolo, dormí en su casa y al día siguiente por la mañana mamá me despierta: “No te lo había dicho, nos vamos a Barcelona con tu padre”. Mi padre era jefe de compras de una empresa textil y ella a veces le acompañaba, arreglada. Su ilusión era ir a Barcelona y lucir un poco sus dos brazaletes y su chaqueta nueva. Mientras papá hacía las visitas, ella iba al Corte Inglés, después almorzaban juntos... Esta conversación fue a las ocho y media de la mañana y a las cinco y media de la tarde tuvo un accidente de coche y murió. Ya no la veo más. Ya la vi muerta y maquillada.

Xuri: En mi caso son meses de agonía. Mi madre tuvo un cáncer y la cuidábamos mi hermano, mi cuñada y yo. La recuerdo en su habitación diciéndome: "Carlus, sobre todo, no quiero sufrir". Y sufrió mucho. La noche que murió mi madre, yo me fui a actuar con Fel y cuando volví ella ya no estaba. La muerte de la madre de Fel es terrible, porque nadie se la espera. La muerte de mi madre todo el mundo se la espera. Es más, hay momentos que incluso dices: "Mamá, muérete".

Fel: Sí, sí, es bestia, porque mientras enterrábamos a mi madre, en la UCI del Vall d'Hebron me decían que no era seguro que mi padre pudiera sobrevivir. Lo curioso de todo es que lo recuerdo con calma, todo son buenos recuerdos. Tengo grabadas frases bonitas que me dijo gente del pueblo, o el día del entierro, con la plaza y la iglesia llenas a reventar, en el momento que sacamos la caja de mi madre suenan las campanas de las cuatro de la tarde y ese silencio no lo he oído nunca más. Hay momentos que me acuesto y pienso en ello: estuvo de narices.

¿Recordáis la última vez que se vieron vuestras madres?

Fel: Estamos pensando si llegaron a encontrarse nunca. No lo sabemos.

Xuri: Mi madre nos hizo el vestuario de la primera obra. Ella sabía coser y nos hizo unas batas.

Fel: Ves, el humor nace de ahí. Primero, hace el vestuario su madre y se muere. Luego, lo hace mi madre y también muere. Hacíamos la broma: "Y ahora, ¿a quién le damos a hacer estas batas?".

Hace unos años que nos conocemos y este humor negro, ahora muy dirigido a la muerte de las madres, lo habéis tenido siempre. Pero nunca encima del escenario.

Fel: Exacto, se había mantenido en un círculo muy íntimo. Hemos esperado a estar maduros nosotros para llevarlo al escenario y enseñar a la gente que, al final, nos tenemos que poder reír de todo.

Xuri: Aún así, cuando hagamos la obra en Torroella o en Arbúcies, toda la gente que conocía a Maria Hostench o a Betty Caralt, ¿cómo se lo tomarán todo esto?

Si ahora tuvieráis la oportunidad de ver a vuestras madres una última vez, ¿qué les contaríais, veinte años después?

Xuri: Madre mía, uf. Seguramente acabaríamos hablando de los hijos. Mi padre murió antes, no conoció a mis hijos. Mi mamá fue abuela pocos meses. Ella tenía tres joyas y me decía: “Carlus, esto guárdalo para Claudia”. Yo tengo una obsesión: quiero ser abuelo.

Fel: Como en casa se ha hablado mucho de mamá, muchas veces cuando hacemos algo ya son mis hijos que dicen: “Si esto lo viera la abuela Betty”. Porque saben que yo siempre lo repito. Esto es lo que me da más rabia, que no hayan podido ver a sus nietos.

¿Cuál es el último trabajo que hicísteis antes de ganaros la vida con el teatro?

Fel: Yo era pescadero con mi madre.

Xuri: Yo era pescadero con mi madre.

Fel: Esto también es de narices. Ambos pescaderos, y hace veintiséis años que hacemos teatro juntos.

¿Qué ilusión tenéis que no tenga nada que ver con el teatro? Tú decías ser abuelo.

Xuri: Sí, es una ilusión vital, pero en modo alguno quiero poner presión a mis hijas, que todavía son muy jóvenes. Pienso que estaría muy bien que en los geriátricos los abuelos se pudieran juntar a ratos con las criaturas que van a las guarderías. Que, en la medida de lo posible, compartieran espacio. La de ancianos y nietos es una conexión muy especial. Unos pueden aportar experiencia y otros dar vitalidad a quienes están encarando el final de sus vidas.

Fel: Yo siempre tengo muchas ilusiones, ya lo sabéis. Ahora soy el presidente del Arbúcies de fútbol y me gusta ver cómo el campo se llena de gente joven, ver la alegría que hay.

¿Cuál es la última vez que vivísteis en Barcelona?

Fel: Yo viví dos días, creo. En 2000 alquilamos un piso en Barcelona, porque hacíamos temporada en el Club Capitol. Recuerdo que la primera noche, entre ambulancias, basura, los vecinos, los coches a las seis de la mañana y la policía, dije: "Aquí la gente no duerme o qué pasa, en esta puta ciudad?" La segunda noche ya decidí ir y venir, dormir en Arbúcies y por la mañana ir al bar a tomar el café con los abuelos de allí. Dos noches he vivido en Barcelona. Nada se me ha perdido. Trabajar sí, vivir no.

Xuri: Yo viví en Barcelona cuando estudié filosofía y tengo que decir que me gusta. Es una ciudad muy agradable, pequeña, asequible.

Fel: A mí, Barcelona se me hace un mundo. Girona es la mayor ciudad que puedo asumir. Cada vez necesito a menos gente.

¿Cuál es la última vez que habéis estado en el extranjero?

Xuri: Este verano, en Cerdeña. Me he enamorado de Cerdeña, es mi isla. Ahora me iría para allá a hacer vino y a releer a Michela Murgia y haría el bandolero por allí, yo qué sé.

Fel: Claro, es que las madres eran distintas pero nosotros dos también, eh. Yo fui a París, el año pasado, con mi esposa y mis hijos. Viajar me gusta, pero yo estoy muy bien en casa. Es algo que arrastro de mi madre.

Xuri: En el espectáculo hablamos de nuestras madres, pero hay un punto en que las madres también hablan de nosotros.

Fel: Todos, queramos o no, somos nuestras madres.

Xuri: Es una frase de Ada Klein, que nos la regala y que utilizamos en el espectáculo.

Fel: Somos nuestras madres, y cuanto mayor te haces, más. Cuando vi el espectáculo en vídeo, me impresionó mucho: "¡Hostia, soy mi madre!"

Xuri: A mí me dió un patatús en la prueba de vestuario. Vamos vestidos de nuestras madres, literalmente, hemos hecho pelucas copiando los peinados de nuestras madres. Cuando me miré en el espejo vi a mi madre. Es que soy igual. Es muy inquietante.

¿Cuál es la última vez que alguno de los dos ha tenido problemas económicos?

Fel: Uf, yo la última vez fue muy fuerte, en 2015. Me arruiné. Nos quedamos sin trabajo, no tenía ahorros, a pesar de haber ganado mucho dinero, pero me lo había gastado. Mi mujer no tenía un trabajo fijo, acabábamos de ser padres y abríamos cajones buscando euros para ir a buscar un pollo al ast para comer, porque no teníamos ni un duro. Mi padre nos ayudó, mis suegros nos ayudaron mucho. Había días... Yo fumaba, en ese momento, y pensaba: “¿Cómo lo hago para comprar tabaco?” Fue muy estresante, pero igual que la muerte de su madre, me acabó ayudando. Es de esas lecciones de vida que me sirven para contar a mis hijos que no todo es tan fácil como parece. Ahora me gano muy bien la vida y soy muy feliz, pero el próximo año no sé qué me pasará, por tanto, precaución. Quizá ese bolo que ahora me da un poco de pereza lo voy a hacer porque no sé si el próximo año tendré trabajo. Procurar que a mis hijos no les falte de nada, pero tampoco nos pasemos. Fueron meses muy duros. Acabamos dando la casa al banco y empezando de cero con mi esposa. Y eso hizo que se consolidara mucho la relación con ella. Puedes tener una pareja al lado que te reproche cosas y, en cambio, nos unimos mucho.

Xuri: Con mi pareja también sufrimos problemas económicos en la misma época, pero no fue tan crítico. Yo no perdí la casa ni nada, pero dejas de hacer cosas, porque no tienes dinero. Teníamos muchas deudas con mucha gente, que es algo que también da vergüenza, y sobre todo quien lo sufre son las hijas. Algunas veces mi hija pequeña, Adriana, dice: “¿Ahora ya volvemos a ser ricos, papá?”

¿Habíais sido de gastar mucho?

Xuri: Sí, yo no he tenido problemas con gastar y dar. Es que tanto a este señor como a mí el dinero no nos ha importado nunca, no nos interesa. Es sólo que lo necesitas para vivir. No hemos dado ni un solo paso por dinero.

Fel: Nada de lo que hacemos lo hemos hecho nunca por dinero. Siempre estás pensando cómo te lo puedes pasar bien y cómo puedes alegrar la vida a los demás.

Las dos últimas son iguales para todos. ¿Me sabríais decir una canción de El Último de la Fila?

Fel: Sí, Aviones plateados. Yo había ido a conciertos de El Último de la Fila.

Xuri: Yo soy muy fan de El Último. Yo me encerraba en el coche de mi hermano, que tenía mejores bafles, y me ponía casetes de El Último de la Fila.

Las últimas palabras son vuestras.

Fel: Tengo mucha esperanza en que Les mares será un espectáculo que disfrutaremos mucho, nosotros y el público, y que haremos muchas entrevistas, pero ya sabes que para nosotros, como esta conversación, ninguna.

Albert Om con Carles Xuriguera y Fel Faixedas en la sala Versus Glòries de Barcelona.
Quien es Fel y quién es Xuri

Llevan media vida haciendo teatro juntos y al público todavía le cuesta saber quién es quién. El de canas es Fel Faixedas, que está a punto de cumplir 54 años. La cabeza rapada es Carles Xuriguera, que acaba de hacer 52. La cita para esta conversación es en Versus Glòries, la sala teatral donde ellos han hecho temporada en Barcelona con sus últimas obras.

Fel llega con su coche, desde Arbúcies. Luego tiene que volver porque hoy tiene cita con el fisioterapeuta. Xuri viene del Vallès Occidental con los Ferrocarrils. A la hora del almuerzo se dejará la gorra en el restaurante y el camarero saldrá escopeteado a la calle para devolvérsela. Ambos todavía están abrumados por la reacción casi unánime del millar de espectadores que hemos visto las primeras funciones de Les mares.

Albert Om es periodista
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