Historia

El análisis del ADN de Adolf Hitler demuestra que tenía un solo testículo y un micropene

Un documental de Channel 4 da la razón a una famosa canción popular británica de la Segunda Guerra Mundial, que burlaba al dictador nazi

Londres"Hitler sólo tenía uno…". Sobre la famosa música del film El puente sobre el río Kwai –una marcha militar británica compuesta en 1914, y que fue adaptada ad hoc para la película de David Lean y Alec Guinness–, durante la Segunda Guerra Mundial e incluso muchas décadas después, todos los niños británicos crecían cantando una irreverente canción para hacer mofa del líder nazi. El título: Hitler has only got one ball (Hitler sólo tiene un huevo). La letra completa dice: "Hitler sólo tiene un huevo / Göring tiene dos, pero muy pequeños / Himmler tiene algo parecido / pero el pobre Goebbels no tiene ninguno / Hitler sólo tiene un huevo / el otro está en el Ayuntamiento viejo / su madre le robó el otro / y ahora Hitler ya no tiene ninguno".

Ahora, se demuestra que esta sátira más bien pueril tiene una base científica. Porque ochenta años después del suicidio de Hitler en un bunker de Berlín, restos de su sangre seca pueden reescribir parte del misterio que le rodea y que justificaría también el porqué de la canción. Este sábado, la cadena británica Channel 4 emite el documental –en dos partes– Hitler's DNA: Blueprint of a dictator, un programa que combina tecnología genética de última generación y un análisis histórico para ofrecer el primer perfil del ADN del dictador alemán.

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Entre las conclusiones más sorprendentes se destaca que sufría una mutación en el gen PROK2, asociada al síndrome de Kallmann, que puede causar lo que se dice no-descenso de un testículo. "No podemos afirmar con absoluta certeza que Hitler fuera monorquídico —que tuviera sólo un testículo—, pero la mutación está ahí y concuerda con el rumor que inspiró la canción británica", señala Turi King, la genetista encargada de llevar a cabo el análisis, que también afirmó que de las pruebas se deduce que el dictador tenía.

Turi King es la genetista forense directora del proyecto y conocida por haber identificado los restos del rey Ricardo III en 2012. Ha colaborado también el historiador Alex J. Kay. Ambos proponen una insólita lectura: ¿hasta qué punto la biología puede explicar, o no, los trazos de personalidad de un hombre que provocó la muerte de más de 50 millones de personas?

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Del rumor en el laboratorio

Todo empezó con un recuerdo infantil. "Yo crecí en Canadá, pero cuando llegué al Reino Unido descubrí que todo el mundo conocía la canción Hitler has only got one ball", ha explicado King a la cadena. "Era una broma nacional, una forma de desactivar la figura más temida del siglo XX con una carcajada. Y pensé: ¿y si comprobáramos si, en realidad, la canción tenía alguna base científica?". Lo que cuenta la genetista es absolutamente cierto. Incluso este corresponsal tiene amigos que ya superan los 50 años que conocen la canción, que cantaban en el patio de la escuela, donde todos los niños la aprendían.

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2018, cuando un equipo de la productora Blink Films localizó en Estados Unidos un pequeño pedazo de tela manchada de sangre procedente del sofá en el que Hitler habría muerto. prismáticos de ópera de su compañera, Eva Braun. laboratorios independientes y, según King, "el resultado fue inequívoco: el ADN coincide exactamente con el de un pariente masculino de la familia Hitler que había sido analizado previamente". Mulders y al historiador Marc Vermeeren, que previamente habían obtenido muestras de saliva de un pariente de Hitler en Austria. El análisis de King demostró una "coincidencia exacta": era la primera vez en la historia que se identificaba el ADN del dictador.

Desfile militar en Westminster: 'Colonel Bogey March'

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"No todo es genética"

El doctor Alex J. Kay, autor deEmpire of destruction, hace un matiz: "Es tentador atribuir la violencia o la paranoia de Hitler a sus genes, pero esto sería una simplificación peligrosa. El ADN puede revelar predisposiciones, no destinos". Kay recuerda en el documental que el dictador perdió a cuatro hermanos ya los dos padres antes de los 18 años, y que "esta cadena de lutos puede ser tan determinante en su personalidad como cualquier mutación genética".

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El documental también muestra resultados de poligenética que sitúan a Hitler entre el 10% superior de la población en cuanto a predisposición al comportamiento antisocial, y en el 1% superior en marcadores asociados al autismo y la esquizofrenia. Pero King insiste en que estos datos no deben interpretarse de forma estigmatizante: "La inmensa mayoría de personas con estas variantes genéticas viven vidas completamente normales. Lo que Hitler hizo no es consecuencia de su ADN, sino de un sistema político y social que le empujó al poder".

El equipo del documental no ha querido eludir la conexión con la cultura popular. El primer episodio, de hecho, se abre con la famosa melodía Colonel Bogey March y las imágenes de archivo de soldados británicos riendo y silbando mientras atravesaban Europa. "Esta canción era un arma simbólica", explica King. "Servía para ridiculizar al enemigo más temido del mundo, y para hacerlo humano. Ahora, la genética nos permite entender hasta qué punto la broma podía tener una brizna de verdad". Según Kay, "es una fascinante ironía histórica: Hitler, que promovió una ideología basada en la pureza racial, habría sido condenado por los mismos criterios biológicos que él defendía". "Si hubiera visto su propio genoma –añade–, quizás hubiera ordenado su propia ejecución", una especulación quizás difícil de digerir a estas alturas.

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Los investigadores admiten que el proyecto ha generado incomodidad. Varios archivos europeos rechazaron inicialmente colaborar con ellos. "El nombre de Hitler aún pesa muchísimo", dice King. "Quisimos hacerlo con toda la prudencia ética: sin sensacionalismo, sin explotar el dolor de las víctimas y dejando claro que la genética no puede absolver ni condenar a nadie". La profesora cree que, más allá de la curiosidad científica, el documental invita a reflexionar sobre la responsabilidad colectiva: "Hitler no actuó solo. Miles de personas le siguieron, y no todas compartían su composición genética. Entender esto es esencial para evitar repetir la historia".

Un problema en el desarrollo fetal

En términos médicos, un testículo que no se cae no desaparece, sino que no completa su descenso natural hacia el escroto durante el desarrollo fetal. Los testículos se forman inicialmente en el abdomen, cerca de los riñones, y en las últimas semanas de gestación bajan a través del conducto inguinal hasta situarse en el escroto. Cuando este proceso se interrumpe, el testículo puede quedar retenido en el abdomen o en algún punto del trayecto, no siendo visible ni palpable externamente. Aunque la mayoría de los casos se corrigen durante el primer año de vida, a veces es necesaria una intervención quirúrgica —la llamada orquidopexia— para situar el testículo en su sitio. De no tratarse, el testículo puede sufrir alteraciones en su función o aumentar el riesgo de patologías futuras, como infertilidad o tumores.