Sector editorial

Barcelona, capital editorial catalana que sigue siendo explicada en castellano

Guadalajara inaugura la 39 edición de la Feria Internacional del Libro elogiando la apuesta barcelonesa por la cultura y las bibliotecas

29/11/2025

Guadalajara (México)"Soy un fanático de todo lo que tenga que ver con Josep Pla", explicaba Juan Carlos, profesor de instituto en Guadalajara (México), uno de los muchos visitantes que había a primera hora de la mañana en la librería que forma parte de la plaza que reproduce el pabellón de Barcelona, ​​que se encuentra justo en la entrada de la Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadala. "Lo descubrí con El cuaderno gris hace muchos años, y desde entonces compro cualquier libro suyo", añade mientras exhibe el pequeño tesoro que le acaban de recomendar: la reciente traducción castellana de El hombre del abrigo, biografía con la que Valentí Puig ganó el premio Josep Pla en 1998.

Valentí Puig es uno de los muchos autores que ha viajado a Guadalajara en forma de libro. La diversidad de la literatura catalana queda bastante bien reflejada en el pabellón barcelonés, donde se puede coincidir, entre las riadas de visitantes de la feria, con poetas como Susanna Rafart, que acaba de ser traducida en México por primera vez, Ferran Burguillos, gerente de bibliotecas de Barcelona, ​​y la pequeña delegación de editores andorranos, de la que forman parte (Trotalibros). Hace apenas una hora que la FIL ha abierto sus puertas, pero miles de lectores ávidos de literatura ya llenan las decenas de stands de editoriales como Océano, Akal, Hachette, Santillana, Anagrama y Harper Collins. Muy cerca de la plaza barcelonesa se encuentran Grupo Planeta y Penguin Random House. Los dos gigantes editoriales se hacen compañía –y la competencia–, uno junto al otro: el principal reclamo de cara al público por parte de Planeta es una instalación inmersiva dedicada a La sombra del viento, de Carlos Ruiz Zafón; Penguin, por su parte, dedica un espacio a Bluey, una de las perritas más populares y entrañables de los últimos años.

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Combatir por defender la palabra literaria

En el auditorio principal han ido accediendo decenas de asistentes para la ceremonia inaugural, que ha comenzado un cuarto de hora tarde: en México, la difícil gestión de las multitudes dobla constantemente la puntualidad. Cuando, finalmente, el maestro de ceremonias ha presentado a los participantes en el acto, el público los ha recibido con aplausos y gritos con un entusiasmo desmedido. En vez de autoridades a punto de proclamar discursos oficiales, da la impresión de que sean luchadores enmascarados a punto de enzarzarse en un combate feroz.

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En Guadalajara, sin embargo, los puñetazos se convierten en elogios hacia el poder de la palabra literaria y sobre todo hacia Barcelona, ​​ciudad invitada de honor de esta edición. El primero en alabar la capital catalana ha sido José Trinidad Padilla López, presidente de la FIL: "Hay ciudades como Barcelona que se construyen con los libros, con las bibliotecas –hay al menos una pública en cada barrio– y con la disidencia, y ciudades que, como Guadalajara, crecen con la certeza de que la palabra es suyo ésta". Entre los autores barceloneses que ha destacado Padilla estaba Enrique Vila-Matas, Carlos Ruiz Zafón, Mercè Rodoreda e Ildefonso Falcones: semanas antes de la feria, el autor de la novela superventas La iglesia del mar se quejó de que no le hubieran invitado.

Marisol Schulz, directora gerente de la FIL, ha comenzado el elogio en Barcelona con unas palabras cargadas de lirismo "del poeta granadino Federico García Lorca". Ha mencionado también la importancia del boom latinoamericano a través de figuras como las del premio Nobel Mario Vargas Llosa y el agente literaria Carmen Balcells, que será homenajeada. La literatura catalana ha vuelto a asomarse sólo a través de la figura de Mercè Rodoreda, que ha bautizado al eslogan barcelonés: "Vendrán las flores".

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La capitalidad editorial de Barcelona

"Hoy Barcelona cumple un sueño, estar aquí en Guadalajara", ha comenzado el alcalde Jaume Collboni, que ha querido recordar que la ciudad ama los libros con unas palabras de Don Quijote de Cervantes. "Somos la principal capital editorial de España", recordó, antes de mencionar el cementerio de los libros olvidados de Ruiz Zafón y de defender la "nueva hornada de autores poco conocidos más allá de Catalunya, sobre todo mujeres", sin citar ninguna en concreto. Sí ha mencionado a Mercè Rodoreda, "la autora que mejor ha narrado la ciudad". Más adelante, recordó que "en México salvamos las palabras" gracias a la acogida de numerosos exiliados republicanos, entre ellos poetas como Josep Carner y narradores como Pere Calders. A la hora de acercarse al presente, Collboni se refirió a algunos de los autores latinoamericanos que hoy viven en la ciudad, como Rodrigo Fresán, Juan Pablo Villalobos, Jordi Soler y Paulina Flores. También a dos nombres muy queridos en México: el escritor Eduardo Mendoza y el cantautor Joan Manuel Serrat. Aunque la presencia de la literatura catalana es mayoritaria en el programa que Barcelona ha presentado en la feria, en los discursos inaugurales ha estado lamentablemente ausente, con la honrosa excepción de Rodoreda.

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Amin Maalouf recibe el gran premio de la feria

Dotado con 150.000 euros, el premio FIL de Literatura en Lenguas Románicas ha sido para el escritor franco-libanés Amin Maalouf (Beirut, 1949), autor de novelas como León el Africano y ensayos como El laberinto de los extraviados. "Vivimos una época desconcertante y terrorífica, pero también es una de las más maravillosas de la historia gracias a los numerosos avances tecnológicos –ha dicho Maalouf–. Desde que era pequeño, no he dejado de querer observar qué pasaba en el mundo. Esta observación me ha traído alegrías y también tristezas y decepciones. Pensaba que la justicia, la justicia, la justicia, la justicia, la justicia, la justicia, la justicia, la justicia, la justicia, la justicia, la justicia, la justicia, la justicia, propagando en todo el planeta, que las naciones harían esfuerzos por entenderse mejor, que las palabras de las organizaciones internacionales serían escuchadas por países grandes y pequeños, que las grandes ideologías y religiones se entenderían y que la barbarie de la guerra y la violencia dejarían de existir.

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Pese a que la ciencia y la tecnología hayan "progresado mucho y rápidamente", la evolución moral "se ha estancado o incluso va hacia atrás". Para Maalouf, es necesario que "la humanidad pueda elevarse por encima de la codicia y de los prejuicios" para responder a la altura de los "grandes retos morales" y conseguir revertir "la regresión actual del universalismo y de la democracia". "Cuando pasamos de la guerra a la paz, nada garantiza que no volvamos a estar en guerra algún día", advirtió, antes de recordar que los "actos humanos y morales individuales son cruciales para mantener los derechos y no ir hacia atrás". "O sobrevivimos juntos, o desaparecemos juntos", deseó el escritor.