Carta de amor en Elisenda Solsona
BarcelonaEsta semana se ha publicado la lista de escritores que viajarán a México para la Feria Internacional del Libro de Guadalajara y mi amiga Elisenda Solsona es una de las invitadas. Cuando publicamos Autóctonas: diez cuentos bestiales (Comanegra), mi hija me preguntó cuál de las amigas con las que habíamos escrito el libro era mi escritora preferida. Me hizo reír la ocurrencia y me hizo pensar en cuándo le gustaban Las espías de verdad y me hacía escoger cuál de ellas me gustaba más. Al igual que entonces, me supo mal tener que elegir porque, como las espías, mis amigas son todas fantásticas pero, si debía hacerlo, me quedaba con Alex y Eli(senda Solsona), respectivamente. Cuando me preguntó el porqué de mi elección, reflexioné sobre ello: por su imaginación desbordante, le respondí.
"¿Y escribe mejor que tú?", me preguntó ella.
"Sí, por supuesto", respondí.
"¿Y esto no te da rabia?"
"Que haya Messi no hace que el resto de futbolistas no sean buenos", le dije: "Su talento me inspira y me da ganas de escribir mejor".
Hace unos días fui a una charla sobre Mamalía (Malas hierbas), la última novela de Solsona, en la Casa del Libro del paseo de Gràcia, con la bookstagrammer Laia Santís. Solsona contaba que las historias se le aparecen delante de los ojos como si fueran escenas de una película y que ella sólo tiene que escribir lo que ve. En este sólo está todo su universo literario y artístico, claro, pero la humildad y el no terminar de creerse el talento forman parte de su personalidad y también de su virtud.
Cuando terminó la charla, fuimos a cenar y hablamos de las envidias y rivalidades del mundo artístico y literario, que a menudo afloran cuando se adjudican premios, becas o invitaciones como la de Guadalajara. Me fui a casa pensando en la suerte que tenemos de nuestra burbuja de amistad, en la que los logros de una no representan amenazas para la otra, sino inspiración y alegría.
Alegrarse de los logros de los demás
El verdadero amor, sea romántico, de amistad o de familia, es aquél que se alegra genuinamente de tus logros y que te ayuda a crecer y hacer brillar las virtudes. Que te vayan bien las cosas es la mejor brújula para detectar la toxicidad porque, desgraciadamente, el mundo va lleno, de gente interesada en ser el tuerto en el país de los ciegos.
A lo largo de los años he perdido amistades y otros, en cambio, han perdurado o se han afianzado. ¿Qué las diferencia? Hay estudios que dicen que compartir animadversión hacia terceras personas une más que la similitud en gustos musicales, cinematográficos o literarios. En un artículo reciente recordé la defensa que la psicoanalista Alice Miller hacía escuchar el odio, porque nos informa de nuestros valores. Me hace gracia porque con Eli (senda Solsona) tengo la suerte de compartir gustos, aficiones y odios profundos (además de un narcisista le habrán silbado las orejas cuando nos hemos juntado).
Hoy quería escribir sobre Mamalía y sobre por qué creo que es uno de los libros que seguro triunfará en la Feria del Libro Internacional, pero he acabado haciendo una carta de amor a mi amiga. Ya será lo que, en ocasiones, no se puede separar la obra del artista.