Literatura

¿Con qué flor identifica la obra de Mercè Rodoreda?

El Institut d'Estudis Catalans reabre el jardín donde hay algunas de las flores más emblemáticas que aparecen en las novelas, cuentos y poemas de la escritora

BarcelonaAbejas, zánganos y alguna mosca despistada vuelven a sobrevolar, con deleite polinizador, las flores que se pueden ver en el jardín dedicado a Mercè Rodoreda (1908-1983). Este espacio de calma y belleza estallante acaba de reabrir sus puertas en el Institut d'Estudis Catalans coincidiendo con la inauguración de una sala también dedicada a la autora de La plaza del Diamante y Espejo roto, donde se pueden ver varias máquinas de escribir de la autora, las gafas, alguno de los cuadros enigmáticos que pintaba e incluso una blusa naranja que la escritora lucía en una foto tomada en la década de los 70, cuando ya era un referente literario indispensable.

Cuatro décadas después de su muerte, Mercè Rodoreda es "la autora más universal que tenemos de la literatura catalana contemporánea", recuerda Teresa Cabré, presidenta del Institut d'Estudis Catalans. Además de ser traducida a cuarenta lenguas, la popularidad de Rodoreda ha atravesado generaciones y, recientemente, ha motivado la novela Mercedes y Juan, deEva Comas-Arnal –último premio Proa– y ha inspirado el disco La salamandra, a cargo del dueto L'Arannà, cuyas integrantes, Anna Sala y Lara Magrinyà, han presentado ante un público experto en la obra de la escritora, entre ellos Marta Pessarrodona, autora de Mercè Rodoreda y su tiempo (Rosa dels Vents, 2005), la filóloga Mariàngela Vilallonga, que prepara un libro sobre la relación de la escritora con Carme Manrubia durante los últimos años de su vida, en Romanyà de la Selva, e Irene Zurrón, premio Documenta 2024 y estudiosa de Rodoreda: le ha dedicado la tesis ecocrítica.

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Un jardín con una larga historia

"Es difícil encontrar en Catalunya a nadie que no haya leído a Rodoreda", afirma Ernest Urtasun, ministro de Cultura. Sònia Hernández Almodóvar, consejera de Cultura de la Generalitat, elogia el espacio "íntimo, riguroso y didáctico" dedicado a Rodoreda, donde también se pueden descubrir algunos datos curiosos: 150 municipios tienen una calle con el nombre de la escritora, pero también tres colegios, un instituto, cuatro trenes de la biblioteca e incluso. "–¿Qué es morirse? –Volverse estrella". Este breve diálogo deAloma se puede leer también en el espacio expositivo, que se complementa, en el primer piso del IEC, con un jardín con ejemplares de casi una veintena de flores presentes en la obra de Rodoreda: todas están acompañadas de fragmentos en los que aparecen citadas.

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"Este jardín tiene una larga historia –recuerda Mariàngela Vilallonga–. Fue en 1998 que Maria Àngels Anglada envió una carta a Carles Miralles, entonces secretario del IEC, en la que le pedía que en el jardín Mercè Rodoreda se incorporara alguna planta del jardín de Romanyà Espejo rotoVilallonga, entonces vicepresidenta del Instituto, ayudó "a materializar" la propuesta: "Además de añadir el nombre científico de cada planta, busqué fragmentos relacionados con cada una de ellas que aparecieran en la obra".

Un paseo por esta nueva versión del jardín –que tuvo que cerrar a finales del 2 rosas, geranios y cinerarias con Jardín junto al mar, los lilas y el laurel con Espejo roto, el granado enano con Cuánta, cuánta guerra y las camelias, carolinas y margaritas con La calle de las camelias. Incluso hay un pequeño estanque con ninfeas, que aparecen en Aloma: "Dentro del surtidor se habían abierto algunas flores de agua –se lee–. Sentada en la barandilla, tocó una y luego escondió la cara entre las manos. No se atrevía a mirar el sol como cuando era pequeña porque decían que sólo podían mirarlo quienes no hacían ningún pecado". Las prosas de Viajes y flores están representadas por los olorosos jazmines. Lo único que se echa de menos son las omnipresentes glicinas de La muerte y la primavera, la novela más oscura y radical de la autora: no se han incorporado a la nueva versión del jardín rodorediano para que la glicina o Wisteria floribunda es considerada actualmente una especie invasora.