La exquisita prosa de Mercè Rodoreda, convertida en canción
El grupo L'arannà, formado por Anna Sala y Lara Magrinyà, presenta un nuevo disco inspirado en los cuentos breves de la escritora
GeronaAnna Sala, de Sant Feliu de Guíxols, y Lara Magrinyà, de Eivissa, forman el dúo musical El arannà y juntas acaban de estrenar su primer trabajo discográfico, La salamandra (Azul Atzavara, 2024), inspirado en la literatura de Mercè Rodoreda. Sin embargo, los ocho temas del disco no parten de los versos, rimas y estrofas de los poemas de la escritora, presumiblemente más fáciles de convertir en canción, sino que, de manera muy original y sorprendente, se basan en la prosa de sus cuentos breves . El resultado son ocho piezas muy singulares e interesantes, con una estructura libre, experimental, entre el pop electrónico, la música clásica y la tradición popular, que encuentran en la exquisita prosa de Rodoreda una atmósfera ideal para buscar nuevas sonoridades. Ambas artistas presentarán el disco el 20 de julio en Gàrzola (la Noguera) y el 27 en la terraza del Auditori de Girona.
Sala i Magrinyà estudiaron juntas piano clásico en la Escuela Superior de Música de Cataluña (Esmuc), rápidamente congeniaron y, una vez terminados los estudios, se animaron a llevar adelante un proyecto musical juntas. Empezaron con algunas actuaciones de piano y voz, musicando textos de el escritor Toni Sala –padre de Anna Sala– en las presentaciones de sus libros, hasta que, decididas a desvincularse de la herencia familiar, se aventuraron a crear una propuesta de cosecha propia. Sin embargo, todavía no se veían con corazón de escribir los versos de sus canciones, así que se sumergieron en la poesía catalana en busca de inspiración. Sin embargo, en un determinado momento toparon, casi de rebote y sin ninguna intención previa, con los cuentos de Mercè Rodoreda, divertidos, cortos, enigmáticos y muy potentes. Y aunque, a diferencia de un poema, estos cuentos no tienen la estructura clásica de versos y rimas, ideal para las estrofas y estribillos de una canción, se atrevieron a poner música: “Nos gustaron mucho, nos parecieron muy musicales y también mucho musicables”, recuerda Anna Sala.
Entre Maria del Mar Bonet, Tarta Relena y Björk
Algunas canciones, como Flor negra, Flor vergüenza y Flor loca, reproducen las narraciones de forma íntegra, porque son muy breves, pero el resto están construidas a partir de recopilar frases —o incluso palabras— de los textos originales, hilándolas libremente para componer la pieza: "Como los cuentos no tienen rima ni métrica, fue difícil, pero también suponía el punto justo de motivación para, sin escribir nosotros el poema, tejer la letra a partir de frases sueltas de Rodoreda", explica Sala. Sobre este proceso de modelar la prosa para convertirla en canción, añade: "En nuestra cabeza los temas funcionaban muy bien, pero es verdad que tenían una estructura algo extraña ya veces había que darles forma con un estribillo para que fueran más escuchables, sobre todo en la producción del disco, ya que en el directo tenemos más libertad".
Musicalmente, la propuesta, con Magrinyà como voz solista y Sala en los teclados y sintetizadores, bebe inequívocamente de la tradición lírica de las cantautoras catalanas, desde de Maria del Mar Bonet hasta Maria Arnal, pasando por Sílvia Pérez Cruz. Emili Bosch, del grupo bisbalense B1n0, además de las influencias de la música clásica y tradicional, también recuerda el estilo experimental de las Tarta Relena o la electrónica de Björk.
Jardín junto al mar, por ejemplo, al nacer de un cuento muy extenso, es una especie de mantra melódico que enumera todos los tipos de flores, tanto reales como inventados, que aparecen el texto, sobre un acompañamiento de piano que recuerda el estilo ibérico de compositores como Falla, Albéniz o Granados. También es especial La salamandra, que da nombre y cierra el disco, con unas reminiscencias al Lacrimosa del Réquiem de Mozart y la inestimable colaboración de Marco Mezquida, con un solo de piano precioso. "Es bastante simbólico cerrar el disco de esta manera, porque con nuestra propuesta hemos querido huir del piano clásico de nuestra formación, pero, a su vez, acabamos con una pieza que muestra todo el peso de la música que hemos bebido como a estudiantes", concluye Sala.