Literatura

La gran novela de Sally Rooney

Si algo queda claro leyendo 'Intermezzo' es que la escritora irlandesa pertenece al grupo selecto de los muy buenos escritores

'Intermezzo'

  • Sally Rooney
  • Ediciones del Periscopio / Random House
  • Traducción de Ferran Ràfols
  • 504 páginas / 22,90 euros

Creemos que seríamos capaces de identificar y repetir la lista de sentimientos que nos asaltan a lo largo de una conversación importante con alguien cercano (ira, sorpresa, culpabilidad, tristeza o estupefacción, por decir sólo unos pocos), pero lo más probable es que se nos presenten todos a la vez, confundidos en un torrente de agua poderoso, y que al día siguiente de la conversación apenas podamos referirnos a ella de forma vaga. Hay gente, psicológicamente dotada o preparada, que les puede identificar y nombrar uno por uno, pero no es todo el mundo, y después hay menos personas que, hayan vivido o no, tienen el don de escribir y hacer funcionar determinadas escenas literarias para que aquel gabadal de sentimientos atraviese de arriba abajo a los lectores. Estos son los buenos escritores, y si algo queda claro leyendo Intermezzo, la cuarta novela de Sally Rooney, es que la escritora irlandesa que fue etiquetada como fenómeno generacional con el éxito estallante de Gente normal pertenece al grupo selecto de los (muy) buenos escritores. Ya no escribe sólo para una generación y ya no se limita al tema de la amistad: podríamos decir que ha maduradopero esto revelaría más cosas de nosotros como lectores con prejuicios que de ella, que sólo ha hecho lo que tiene que hacer cualquier escritor con ambición: crecer artísticamente tomando retos cada vez más difíciles.

Cargando
No hay anuncios

Un blurb de Zadie Smith nos lo advierte en la cubierta: "Una inteligencia excepcional". Y sí, cualquier lector medianamente sensible que coja esta novela sobre dos hermanos mal avenidos pasando el duelo por la muerte de su padre tendrá la sensación de que le han regalado la entrada de un espectáculo: el de un cerebro altamente dotado para la creación literaria trabajando a pleno rendimiento. Encontrará profundidad de pensamiento, diálogos empapados de subtexto, perfiles de personajes tan agudos como rápidos, un puñado de reflexiones profundas sobre la herencia, el duelo y el amor, un análisis social y económico de la sociedad occidental de hoy (Mark Fisher, cuántos royalties ¡no estás cobrando!), una alternancia de voces narrativas, un juego estilístico que contrapone dos maneras de escribir, una más diáfana y concisa, y otra más oscura, sofisticada y de ritmo sincopado; pero sobre todo encontrará retratos conmovedores de algunos momentos del alma humana, los raros instantes en los que una luz tenue, un rayo casi divino, revela los repliegues psicológicos más escondidos de los personajes y lleva a primer plano, sin decirlas de obviamente, algunas de las grandes preguntas que plantea el arte: qué hacemos aquí, por qué nos amamos o nos odiamos, hacia dónde vamos, cómo nos relacionamos y cómo convertimos el cúmulo de estímulos y de accidentes vitales en un dibujo con sentido y dirección.

Dos modelos de masculinidad enfrentados

Los dos hermanos protagonistas deben aclarar si piensan dejar de dañarse en cada conversación que mantienen y si pueden ser fieles al deseo que los palpita y que no va en la dirección más convencional del mundo: parejas con diferencias de edad y amores múltiples en lugar de uno solo. Están construidos para representar dos modelos de masculinidad enfrentados hoy: la nueva, más supeditada al deseo y las necesidades de las mujeres, y la vieja, todavía centrada en sí misma como molde al que deben adaptarse las mujeres. Pero, en el fondo, Rooney ha escrito una novela sobre el concepto de cambio como motor vital y, como escritora, se ha propuesto describir el mayor número de momentos posible en los que se produce este cambio. Es una oscilación mínima, a veces, y requiere ser muy sutil, pero ella lo es, y su literatura –esencialmente dialogada, no debe olvidarse que la novela también es el arte del diálogo– navega cómodamente entre el deseo y la desesperación, entre la culpa y el orgullo, entre el dolor y el placer de unos personajes que son como sacos de sentimientos con patas.

Cargando
No hay anuncios

Intermezzo es la posibilidad de un tiempo aparte, el tiempo que a veces quisiéramos para reorganizar nuestras vidas, pero del que nunca disponemos. Es también el tiempo de la lectura que nos regala: quinientas páginas sin una sola frase banal. Rooney confía en su oído finísimo y trabaja cada escena hasta la extenuación: cada frase y cada gesto de cada personaje tienen una función precisa, no sólo comunicativa, sino llena de dobles o triples capas de significado. Todo está listo para ser representado en un teatro, o en versión audiovisual, algo que sucederá, sin duda. Y sí, todo el mundo es excepcionalmente atractivo (quizás no hacían falta cinco protagonistas guapos), y todo ocurre según los cánones del mainstream, pero es que este es el mundo de Sally Rooney, una escritora de Dublín heredera de lo mejor de la tradición literaria anglosajona, que es ser una heredera muy rica. Con una traducción de Ferran Ràfols Gesa que brilla tanto como la prosa nítida de Rooney, ésta sólo puede ser una de las mejores novelas del año.