Joan Veny recomienda la última "delicia" de Sebastià Alzamora
El dialectólogo, que sigue dedicando unas horas cada día a investigar las palabras, elige el poemario 'Sala Augusta'
BarcelonaEl gran dialectólogo catalán Joan Veny (Campos, 1932), a los 93 años, sigue dedicando unas horas al día al estudio de la etimología y la variedad dialectal de las palabras. Su compromiso con el catalán lo sella yendo cada semana hasta su despacho del Institut d'Estudis Catalans para seguir trabajando con la meticulosidad y la pasión con la que hizo obras primordiales como Las hablas catalanas y elAtlas lingüísticos del dominio catalán. Los años no le han mermado el disfrute a través de la lengua. Por eso, dice que por "deformación profesional" no puede evitar fijarse en este aspecto cuando lee por placer, sobre todo poesía y, mucho menos, ficción. De poesía, enseguida recomienda el libro de Sebastià Alzamora Sala Augusta (Proa), que "es una delicia". A través de dos poemas largos, Alzamora habla de memoria colectiva y personal: "Habla de la madre y de la persecución franquista", dice Veny. "Es una poesía de apariencia sencilla, pero que te llega al fondo", declara.
De ficción, se decanta por una novela "preciosa" de su amigo Ramon Solsona, La calle del chocolate (Proa). "Realiza una conexión maravillosa entre la creación y la lengua del país, analizando palabras que introduce a través de situaciones que lo permiten", explica Veny. El libro son unas memorias de infancia de los hermanos Solsona en la villa de Gràcia, en los años cincuenta y sesenta, en las que el autor logra activar la memoria colectiva de su generación. Es lo que le ha pasado a Veny: además de disfrutar del catalán, el aroma del chocolate le ha despertado también la nostalgia de su pueblo mallorquín, Campos, donde pasó su infancia y su juventud hasta que se marchó a la universidad. "Todos tendemos a conservar los recuerdos buenos. Con la edad apetece mirar atrás de una manera serena, incluso indulgente, desprovista de acidez", explicaba al ARA Solsona. Esto no quiere decir que el resto se haya olvidado: "He hecho un libro amable, pero al franquismo no le perdono ni una", dice Solsona.