Josep Pla: perro sin collar y escritor irrepetible
Xavier Pla ha buceado en las intimidades de un autor que negaba la existencia de la intimidad y nos ha ofrecido un monumento de prosa biográfica
- Xavier Pla
- Destino
- 1538 páginas / 34,90 euros
Es posible que Josep Pla sólo fuera "un escritor de periódicos", tal y como se autodefine al principio de Vida de Manolo. Pero entonces, ¿por qué dedicarle una biografía de 1.500 páginas? Literatura y Periodismo, en una amalgama promiscua, se dan cita, en efecto, a lo largo de la obra total de este escritor irrepetible. Literatura, Periodismo y eso tan inaprensible que llamamos Vida. Porque a lo largo de la peripecia vital de Pla tienen lugar todas las catástrofes –de las más tópicas a las más insólitas– de su siglo. Y esto es lo que ahora el profesor Xavier Pla ha venido a ordenar y averiguar.
Es encantador asistir a toda la serie de maniobras de distracción que Josep Pla desarrolló con los años para disuadir a los lectores de su propia importancia. Ya en el prólogo de Cosas vistas, su primer libro editado, aseguraba que no quería en realidad publicar nada: los amigos, los conocidos, ya se sabe. Con esa fenomenal captatio benevolentiae ocultaba un propósito firme de convertirse en un escritor esencial. Es la misma operación que lleva a cabo nada más empezar la famosa entrevista con Joaquín Soler Serrano. Pla afirma enseguida que “no ha conocido el amor”. Pero su biógrafo disecciona con detallismo y viveza las relaciones de todo tipo que mantuvo con el sexo femenino: de la menorquina Mercedes a la italiana Rosetta, de la judía alemana Aly Herscovitz (víctima del Holocausto) al largo matrimonio apócrifo con Adi Enberg, de la suiza Lilian Hirsch en Aurora Perea (a quien conoce en un prostíbulo de Sant Feliu), de Consuelo Robles (a quien pone casa) en la etérea Luz de Santa Coloma... No está mal. E incluso es posible que, con tan prolongada lista de amantes, nunca conociese “el amor”. En uno de sus autorretratos afirma ser “muy conocido de varias mujeres non sanctas” [sic], pero no sabemos si esto incluye a las oficiales o sólo a las esporádicas.
Periodista cosmopolita y campesino con boina
Sea como sea, Xavier Pla ha buceado en las intimidades de un hombre que negaba la existencia de la intimidad (por “inexpresable”) y nos ha ofrecido un monumento de prosa biográfica, una pesquisa formidable que no puedes dejar de leer –y , al mismo tiempo, tienes que emplear semanas–. El profesor Pla ha contado, para su proyecto, con un material insustituible: todo el repertorio de cartas y otros papeles guardados en la masía de Llofriu. La indagación dentro de esta montaña de materiales nos proporciona un retrato fidedigno de un hombre elusivo, escritor gigantesco y político miedoso, que no está de hacer de espía de Franco durante la guerra como antes, seguramente, delató a los conjurados en Prats de Molló, un hombre que entrevista a Hitler y asiste (de alguna manera) a la Marcha fascista sobre Roma, que aprendió a odiar a la Segunda República Española en lo que tenía de desorden esencial para un conservador instintivo y que, con el tiempo, se constituyó en el baluarte más sólido para la lengua catalana en el siglo XX.
Toda esta avalancha de contradicciones fue Josep Pla. Él se sabía "un perro sin collar", mezcla extraña de periodista cosmopolita y plurilingüe y payés con boina. A partir de la posguerra, siendo cómo era un “vencedor vencido”, trató de hacer, con sus cómplices de Destino, “franquismo antifranquista”. El resultado es bien conocido.
Los 47 volúmenes de la Obra Completa de Josep Pla (publicados entre 1966 y 1992), con esta maravilla inicial llamada El cuaderno gris, dan fe de cuál es el cociente de su vida. Para un hombre sin voluntad, sin amor, sin ganas, no está mal. El colosal “individualista sociable” (según escribe Xavier Pla) finalmente construyó una Gran Muralla contra el olvido y contra la garra destructora del tiempo. Y ésta fue su más imperecedera historia de amor.