Batalla del Ebro

¿Dónde están enterrados los combatientes de la Brigada Thälmann que desaparecieron en la Batalla del Ebro?

Un estudio identifica a más de 2.000 soldados que cayeron entre Batea y Vinebre

BarcelonaVinieron a pie, en bicicleta, en tren y en barco, desde Sudáfrica, Mongolia, Cuba, Palestina, Argelia, India, Francia, Gran Bretaña, Estados Unidos... La mayoría eran jóvenes, idealistas y de izquierdas. Eran muy pocos quienes habían cogido un arma y un tercio murieron en las trincheras de la Guerra Civil. Muchos desaparecieron sin dejar rastro alguno. Sin embargo, poco a poco se van identificando. El portal web Sidbrint, de la Universidad de Barcelona, ​​que desde 2014 pone al alcance de todos las historias individuales de los brigadistas, tiene documentados 42.648. De éstos, 6.241 murieron en España.

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Ahora se quiere dar otro paso. El programa Alvah Bessie de la Dirección General de Memoria democrática quiere identificarlos, acotar los lugares donde desaparecieron y buscar a sus familiares vivos. De momento, ha hecho pública una relación de 212 voluntarios internacionales antifascistas (102 alemanes, 70 austríacos y 40 neerlandeses) enterrados y desaparecidos en distintos puntos de Catalunya. Entre ellos dos mujeres: Trudi Förtsch (1910-1937) y Margarete Zimmermann (1916-1936). El estudio también ha documentado a más de 2.000 personas del XI Brigada o Brigada Thälmann que cayeron en medio de una lluvia de bombas, metralla y balas en la Batalla del Ebro.

La Brigada Thälmann al front de l’Ebre
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El XI Brigada fue la primera que se creó, en octubre de 1936. Su primera misión fue defender a Madrid y se integraron allí los voluntarios disponibles, organizados en tres batallones: Edgar André, de mayoría alemana; el Commune de París, de mayoría francesa, y el Dombrowski, de mayoría polaca. Después se añadieron voluntarios de otros muchos países y también soldados españoles. Siguieron combatiendo durante meses en muchos más frentes.

Entre marzo y finales de septiembre de 1938 la Brigada Thälmann fue al frente del Ebro. El estudio de Memoria Democrática detalla el destino de 2.791 de sus integrantes: 660 desaparecieron en el campo de batalla, entre ellos 257 españoles, y se sospecha que otros 1.404 murieron, pero no está confirmado. "Los oficiales militares cada día hacían un informe con las bajas, ponían los nombres de los oficiales, pero no siempre los de los soldados rasos, y sólo cuando terminaban las operaciones militares hacían listas exhaustivas con todos los nombres y detallaban si habían muerto, desaparecido o estaban heridos", detalla Jordi Martí-Rueda, uno de los responsables del estudio. Las listas que elaboraban los mandos están en el Archivo Estatal Ruso de Historia Sociopolítica. El estudio también se ha nutrido del Centro de Estudios y Documentación de las Brigadas Internacionales, de Albacete, de la base de datos del Coste Humano de la Guerra Civil, del fondo de Fosas de la Guerra Civil y la Dictadura Franquista y de Sidbrint, entre otros archivos.

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Las muertes antes de la última batalla

"Hemos combinado los datos, el batallón al que estaban adscritos y la fecha en la que desaparecieron, combinada con los estudios del movimiento diario de la Brigada Thälmann y de sus batallones", señala Martí-Rueda. Entre el 30 de marzo y principios de abril de 1938, tres meses antes de que empezara la Batalla del Ebro, cayeron muchos de sus combatientes. El avance de las tropas franquistas por el sur de Cataluña sólo pudo ser detenido en el Ebro gracias a las voladuras de distintos puentes. La presión fascista llegaba desde diferentes bandas, por aire y por tierra. El 30 de marzo las tropas franquistas ocuparon Maella, atravesaron el río Matarraña y llegaron a Nonasp y Fayón (Aragón). El 31 de marzo las tropas italianas ocuparon Calaceite (Teruel). El 2 de abril los rebeldes ya estaban en La Pobla de Massaluca, Vilalba dels Arcs y la Fatarella, y después avanzaron sobre Gandesa y siguieron hacia Batea. El 3 de abril las tropas italianas entraron en el Pinell de Brai. Los brigadistas resistieron tanto como pudieron: entre Batea, Vilalba dels Arcs y Gandesa, el estudio señala que pueden existir los restos de 179 (desaparecidos confirmados) y 43 combatientes (desaparecidos no confirmados) de la Brigada Thälmann.

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Más de dos meses después, el 25 de julio, comenzó la Batalla del Ebro. Poco a poco y con mucha precaución, las tropas republicanas se desplazaron, sin luces, a los pasos del Ebro para recuperar a los pueblos que habían sido ocupados por los franquistas. Era una noche sin luna cuando, por sorpresa, los republicanos cruzaron el río. Aquel 25 de julio de 1938, cuatro integrantes de la brigada murieron nada más llegar a la otra orilla, entre Ascó y la Fatarella. Dos días después murieron otros 15, entre Ascó, Les Camposines y Gandesa. A finales de julio y principios de agosto, cerca de un centenar dejaron la piel en Gandesa. La capital de la Terra Alta estaba en primera línea de frente. Al terminar la batalla, 31 casas habían sido destruidas totalmente y 211 parcialmente. En las Camposines también hubo auténticas carnicerías durante el mes de agosto. En septiembre, en la sierra del Valle de la Torre, murieron 92 combatientes de la Brigada Thälmann.

Muchos de los voluntarios internacionales tuvieron que marcharse antes de que terminara la guerra. El 25 de octubre de 1938 en la Espluga de Francolí (Cuenca de Barberà), donde había un hospital de guerra, Juan Negrín y los principales jefes del ejército del Ebro despidieron a unos 2.000 brigadistas. No fue el último adiós. El 28 de octubre, en Barcelona, ​​los supervivientes desfilaron por la Diagonal y el paseo de Gràcia. Faltaba poco para el fin de la guerra y la capital catalana había sufrido muchos bombardeos, pero entre 100.0000 y 300.000 personas (las cifras varían según las fuentes) salieron a la calle para verles pasar. Más de 6.000 alemanes, italianos, polacos, húngaros y balcánicos debían abandonar España, pero no tuvieron dónde volver por culpa del fascismo.

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Las demás fosas del territorio catalán

Margarete Zimmermann, la miliciana hija de un matrimonio nazi

Trudi Förtsch (1910-1937) y Margarete Zimmermann (1916-1936) son las únicas mujeres de otra parte del estudio que identifica a voluntarios internacionales venidos de Alemania, Austria y los Países Bajos que desaparecieron o fueron inhumados en territorio catalán, fuera en el Ebro o en otros escenarios. Más adelante se añadirán las personas desaparecidas procedentes de Estados Unidos, Canadá, Reino Unido e Irlanda. De Förtsch poco se sabe, sólo que era enfermera y que murió por culpa de una enfermedad yendo hacia Barcelona. Zimmermann, que se llamaba Margarita Zimbal o Putz, es mucho más conocida. Tenía una tumba en Montjuïc, pero ha desaparecido. El dramaturgo Jaume Miró le ha dedicado Las canciones perdidas, una obra de teatro documental estrenada en 2017 que todavía circula por los institutos de Baleares y que en breve se podrá ver en Alemania. "Zimbal huyó de Alemania y de sus padres, que eran nazis, en 1933, con el ascenso de Hitler al poder", explica Miró. "Su padre era profesor de arte en la Universidad de Berlín y Zimbal era música y dibujante y siempre llevaba encima un cuaderno que ha desaparecido. Llegó a España haciendo autostop con otros dos compañeros alemanes; tenía tan sólo 17 años", detalla Miró. Zimbal, junto a su novio, Erwin Brezler, que también era músico, trabajaba en el bar SOS de Jack Bilbo, en Sitges. Zimbal y Brezler se fueron a Mallorca con las primeras columnas del POUM en agosto de 1936. Brezler murió allí. Poco después de regresar de Mallorca, Zimbal se marchó al frente de Huesca, donde le dispararon un disparo en la espalda mientras ayudaba a un soldado herido. El POUM, sin embargo, quiso rendirle homenaje y trasladó sus restos a Barcelona: las milicianas la velaron en el local del POUM que había en la plaza del Teatre de Barcelona y después la enterraron en el cementerio de Montjuïc.