Bienvenidos al piso clandestino donde tres mujeres plantaron cara a Franco
Una instalación en la Barceloneta recrea el lugar en el que trabajaron y fueron detenidas Soledad Real, Isabel Imbert y Clara Pueyo
BarcelonaEn 1940, la represión franquista era más sanguinaria y brutal que nunca, pero en un piso de la Barceloneta, en la calle Grau i Torres, número 37, Soledad Real, Isabel Imbert y Clara Pueyo, resistían. Maria Salvo no vivía en el piso, pero tenía una estrecha relación con las otras tres mujeres. Hacían material de propaganda y el inmueble se le conocía como oasis, porque estaba en medio del desierto de la dictadura. Aquel edificio ya no existe, porque fue derribado. Sin embargo, es posible entrar en el piso clandestino, oír las voces de aquellas mujeres valientes y percibir lo que ellas debían oír mientras escribían o escondían gente. Tan sólo hay que subir a un ascensor, donde todo es como en los años cuarenta y donde un gramófono lanza la propaganda franquista, y entrar en la instalación creada por La Inefable y comisariada por los historiadores Fernando Hernández Holgado, Oriol López Badell y Toni Vidal Arnan, en la Casa de la Barceloneta 17 visitante es un buzón. Si se descuelga el teléfono se siente como un piso modesto y compartido se convirtió en un centro de actividad clandestina antifranquista. Se redactaban boletines, se repartía propaganda y se acogía a personas con dificultades. La voz invita a abrir una puerta para conocer una de las "muestras más potentes de la resistencia femenina durante la primera posguerra". En una primera habitación, donde todo está muy oscuro, hay una máquina de coser, porque este espacio de resistencia tenía la apariencia de un taller de costura. Sobre la mesa hay viejos álbumes de fotografías de las tres jóvenes militantes de las Joventuts Socialistes Unificades de Catalunya. Se oye el ruido de una máquina de escribir que se esconde detrás de una puerta que aparenta ser un armario. Al otro lado está la mesa donde las mujeres redactaban panfletos y boletines, una cama llena de cartas que escribieron y tres teléfonos antiguos. Si se descuelgan, se sienten las luchas dentro y fuera del partido y el relato que sucedió del 22 de agosto de 1941, cuando los agentes de la policía irrumpieron en el piso y lo desmantelaron. En el teléfono de la mesilla de noche, la historia que se cuenta es la de Soledad Real. Ella sufría por una carta y pidió a los agentes que necesitaba tomar paños de allí porque tenía la regla. Un agente la hizo desnudar frente a él hasta que se quedó con bragas y sujetadores y, después, se volvió. Real aprovechó ese momento para ponerse la carta en las bragas y la rompió en mil pedazos dentro del baño.
La misteriosa desaparición de Clara Pueyo
Las tres mujeres fueron arrestadas. La madre de Soledad Real, llamando a todas las puertas, logró avales de los vecinos y también de las casas donde Real había trabajado como modisto para intentar suavizar la pena. Todas ellas fueron interrogadas y torturadas e ingresaron en prisión de mujeres de Les Corts. La documentación que encontró la policía en el piso hizo que también detuvieran a Maria Salvo. En 1942, mientras Real estaba en prisión –como sus compañeras, pasó allí dieciséis años–, murió su compañero, Josep Fornells, a consecuencia de las torturas policiales. En junio de 1943, Pueyo se fugó de la cárcel con documentación falsa, dentro de un operativo que había planificado la dirección del PSUC. Es un misterio que ocurrió cuando atravesó la puerta del centro penitenciario, porque después de ese día desapareció. Tampoco se sabe cuál fue el destino de Imbert. No hay rastro documental de dónde vivió o qué hizo después de cumplir la condena.
Real, cuando salió, siguió luchando. Se convirtió en una militante destacada del movimiento vecinal y feminista. Salvo presidió la Asociación Catalana de Expresos Políticos del Franquismo y cofundó la Asociación Las Mujeres del 36. "Hemos querido hacer un homenaje a las mujeres que lucharon contra el franquismo, en la Barceloneta, que es un barrio combativo de la tradición obrera, y también es una invitación a las jóvenes y la lucha continua - pena luchar", explica Oriol López. La muestra es una iniciativa del EUROM y la Casa de la Barceloneta 1761.