Literatura

Muere Almudena Grandes, la escritora que dio voz a los vencidos

La autora de 'Episodios de una guerra interminable' hacía tiempo que luchaba contra el cáncer

Almudena Grandes retratada en Barcelona en 2014
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Almudena Grandes (Madrid, 1960), que hacía semanas que luchaba contra el cáncer, ha muerto a los 61 años, en su casa y acompañada por su familia. Grandes dio voz a los que perdieron la Guerra Civil, con obras como El corazón helado (Tusquets, 2007), que hablaba de los exiliados republicanos y de sus hijos y nietos. En 2010 empezó uno de sus proyectos literarios más ambiciosos, Episodios de una guerra interminable, una saga de seis novelas en la que relata parte de la historia del siglo XX. Su ambición era hablar de la pequeña y la gran historia y de todos aquellos episodios que habían quedado ocultos o no se habían explicado del todo. En una entrevista al ARA, detallaba que con la saga quería explicar veinticinco años de la posguerra desde la perspectiva de la resistencia. Criticaba la desmemoria de España: "En la Transición se fundó una democracia sin raíces, sin referentes, para eludir la República, el único experimento democrático que funcionó antes de la democracia actual. Esta fragilidad congénita es la que permite que, en nombre de la democracia, los menos demócratas de este país se dediquen a atemorizar".

En el proyecto había una intención ideológica y política pero también mucho sentimiento. La primera obra fue Inés y la alegría (Tusquets), que lleva como subtítulo El ejército de la Unión Nacional Española y la invasión del Valle de Arán, Pirineo de Lérida, 19-27 de octubre de 1944 y narra el intento frustrado de soldados republicanos exiliados de invadir la España franquista desde los Pirineos y derrotar la dictadura. Después vendrían, todos ellos publicados por Tusquets, El lector de Julio Verne, donde relata la posguerra con la mirada de Nino, un niño de 9 años, hijo de un guardia civil que idolatra los guerrilleros a la vez que los teme; Las tres bodas de Manolita; y Los pacientes del doctor García, donde habla de la colaboración de Franco con el nazismo y de la tolerancia del régimen con los criminales nazis. Con esta obra, que saca a la luz la red de ayuda a los nazis montada por Clara Stauffer, Grandes ganó el Premio Nacional de Narrativa (2018). La escritora mezclaba personajes ficticios y reales pero su formación como historiadora hacía que lo hiciera con bastante rigor y que documentara aquello que narraba. Incluso anotaba cuáles eran los hechos reales y cuáles los que, a pesar de ser verosímiles, eran fruto de la imaginación de la escritora.

La última obra que publicó Grandes fue La madre de Frankenstein, inspirada en Aurora Rodríguez Carballeira, que mató a su hija, Hildegart Rodríguez Carballeira, porque ya no la podía controlar ni convertirla en lo que ella creía que era la mujer ideal.

Un debut que levantó polvareda

Grandes debutó en el mundo de la literatura con una obra que se convirtió en un gran éxito, Las edades de Lulú (Tusquets), XI Premio La Sonrisa Vertical. Grandes tenía 28 años y era la primera novela que acababa. Hasta entonces había trabajado para varias editoriales redactando guías turísticas y enciclopedias. Las edades de Lulú, que adaptó a la gran pantalla Bigas Luna, cuestionaba algunos de los códigos morales y sexuales de entonces y algunos medios conservadores atacaron bastante a la autora. La crítica aplaudió sus novelas siguientes, Malena es un número de tango ( Tusquets, 1994), Atlas de geografía humana (Tusquets, 1998) y Los aires difíciles (Tusquets, 2002).

La escritora siempre dijo lo que pensaba. No se mordía la lengua y algunas de las cosas que escribió o dijo –era columnista de El País y tertuliana de la SER– generaron más de una polémica. Ella se involucró en más de una batalla, siempre desde una posición de izquierdas. Grandes afirmaba que lo que hizo que optara por esta ideología y no otra fue la lectura. En más de una ocasión votó Izquierda Unida y su apoyo fue todavía más explícito cuando su marido, el poeta Luis García Montero, encabezó esta formación en Madrid. Aun así, en los últimos años había un cierto desencanto. En las elecciones de 2015 no dijo a quien votaría porque no se sentía representada por ningún partido. Aquel año vino a Barcelona para presentar Los besos en el pan (Tusquets) y fue bastante explícita: “Cuando Luis [su marido] perdió fue un revés, pero después vino el desmantelamiento de IU. El disgusto me pasó, pero conservo la mala hostia”. En Los besos en el pan, la escritora hablaba de la crisis: "En el libro aparece la crisis como estafa. Estamos perdiendo derechos civiles y derechos laborales. Cambiará la manera de entenderlo todo y espero que no afecte la democracia”, apuntó Grandes. “La diferencia entre ser pobres antes y hoy es que nunca habíamos sido tan dóciles como ahora”, añadió. Mare de tres hijos, tenía una gran vitalidad y se expresaba con gran vehemencia.

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