¿Alguien puede tender puentes entre Puigdemont y Junqueras?

El exvicepresidente del Govern, Oriol Junqueras, y el presidente Puigdemont este miércoles en la puerta de la Casa de la República, en Waterloo
22/12/2024
3 min

BarcelonaJunts y Esquerra acaban de renovar sus cúpulas y han optado por viejos conocidos: Carles Puigdemont y Oriol Junqueras. Dos líderes independentistas con una relación muy difícil fruto de 2017 y con unos entornos con pocos elementos de contacto. Es decir, si bien ahora la relación entre las direcciones de Junts y Esquerra era complicada, había relaciones engrasadas en el tiempo que servían de teléfono rojo. Ahora no solo los dos tótems tienen una relación tensa, sino que las piezas que hacían de puente han quedado fuera de juego. Tampoco tienen intención de tejer ninguna alianza estratégica: los de Junts presentaron una opa a los republicanos, que pasan por un momento de debilidad, mientras que Esquerra quiere intentar recuperar músculo entre el votante soberanista aprovechando el giro a la derecha de Junts, sobre todo en Madrid.

Quien tradicionalmente había actuado de enlace entre las cúpulas era el exdirigente de Esquerra Xavier Vendrell, con muy buena relación con uno de los personajes que más había influido en el espacio post convergent, David Madí. Ahora este circuito no es efectivo para la nueva cúpula de ERC, dado que Vendrell y Junqueras están en las antípodas. Fue él quien, durante la campaña de ERC, acusó a Junqueras de haberse escondido durante el 1-O. Tampoco puede hacer de puente, al menos por ahora, uno de los exdirigentes republicanos que se han incorporado recientemente al entorno de Puigdemont, Xavier Vinyals. Su círculo tenía que ver más con Vendrell, ya que formó parte del núcleo que impulsó el llamado estado mayor del Procés en el 2017 para recoser la relación entre Puigdemont y Junqueras –entonces presidente y vicepresidente del Govern– y llevar a cabo el 1-O.

Jordi Turull, secretario general de Junts, tenía una relación fluida con la ex secretaria general de ERC, Marta Rovira, pese a la fisura que se produjo entre ellos a raíz de los pactos postmunicipales del 2023. En cambio, la nueva número dos de Esquerra, Elisenda Alamany, no tiene puntos de contacto con el mundo post convergent. Turull ha compartido cárcel con Junqueras, pero nunca han tenido un feeling especial. Tras los indultos han compartido encuentros de ex presos políticos en los que no se ha hablado de política.

Tampoco el resto de piezas que rodean al nuevo presidente de ERC tienen un canal de confianza abierto con el núcleo duro de Puigdemont. Josep Maria Jové, presidente de los republicanos en el Parlament, ya tenía un espacio de confianza con Albert Batet, presidente de Junts. Jové, sin embargo, iba con Nova Esquerra Nacional y su cargo pende de un hilo. Los nombres en el Parlament de Junqueras son Ester Capella, Joan Ignasi Elena, Juli Fernández y Jordi Albert. Con Elena está el 8 de agosto: el regreso y fuga de Puigdemont enervó al entonces conseller de Interior, y la comparecencia pública del conseller al día siguiente enfureció a los de Junts. La relación, en ese sentido, está rota. Capella formaba parte de las llamadas mesas de coordinación entre Junts y ERC durante la presidencia de Quim Torra, pero hubo tensión con los presos políticos cuando era titular de Justícia. Fernández mantiene una buena relación con Josep Rull, pero el presidente del Parlament no lleva el día a día de Junts.

Sí que hay un punto de contacto, colateral, entre los dos mundos que pasa por los democristianos. Cuando Junqueras fue a Bélgica a ver a Puigdemont el pasado 1 de julio lo hizo acompañado de un amigo personal y exmiembro de Unió, Vicenç Pedret, que mantiene una relación fluida con Assumpció Laïlla, mano derecha del vicepresidente de Junts, Toni Castellà. De hecho, Demòcrates ya se presentó con el ERC de Junqueras en el 2017, pero solo duró una legislatura.

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