BarcelonaEl dibujante Josep Lluís Martínez Picañol, conocido artísticamente como Picanyol, ha muerto este jueves a los 73 años. Picanyol fue el padre artístico de uno de los personajes de cómic más entrañables de Catalunya, el Ot el Brujo. Sus tiras cómicas, que se publicaban a través de la revista Cavall Fort, cautivaron a centenares de lectores durante más de 42 años. Ot el brujo está considerada una de las grandes obras del cómic catalán y marcó a varias generaciones de lectores infantiles con su humor sin palabras, de una sencillez llena de bonhomía y un punto de surrealismo.
Nacido en Moià el 1948, Picanyol empezó su trayectoria cuando tenía 15 años. Entró a trabajar como chico de encargos en la mítica agencia Selecciones Ilustradas, dirigida por Josep Toutain, donde trabajaron también autores como Carlos Giménez o Josep Maria Beà. El artista quería dibujar westerns, pero Toutain detectó que su gracia brillaba en las viñetas y le propuso que hiciera 10 chistes de prueba. Fue así como, bien pronto, Picanyol se volcó en las ilustraciones de humor mudo. En la misma agencia empezó a publicar sus tiras de estilo humorístico, que se llegaron a publicar en más de 20 países. Durante los años 70 también colaboró en publicaciones de humor gráfico como la revista Matarratos, donde coincidió con dibujantes como Perich, Gin o Conti. Pero a pesar de practicar la sátira política, su estilo tendía más hacia el humor blanco e infantil, hacia donde encaminó su producción.
En 1971 creó el personaje de Ot el Brujo, que primero se publicó en Bélgica y Holanda y, más tarde, llegó a Catalunya. Desde entonces y hasta el 2014, Picanyol colaboró cada 15 días con las historias de Ot y su compañera Berta en Cavall Fort. "Tiene poderes mágicos desde que nació y, por lo tanto, es un inmaduro. No ha tenido que luchar en la vida. No pone los pies en la tierra, siempre será un bebé", lo definía Picanyol en una entrevista en el ARA cuando anunció que no volvería a dibujar a Ot el Brujo. "Ot el brujo es una obra colosal, con una profundidad y relevancia que se puede comparar con Mafalda, Peanuts o Fred Basset", afirma el dibujante Jaume Capdevila. "A nivel de semiótica, la forma en la que Picanyol juega con los recursos visuales y consigue explicarlo todo sin palabras me parece magistral. Con Ot la repetición no se te hacía aburrida, al contrario, te acercaba al personaje. Y es mucho mantener su nivel durante tantos años y acabar la tira con la dignidad con la que lo hizo".
