Obituario

Muere el pintor y escultor colombiano Fernando Botero

El artista tiene esculturas repartidas por todo el mundo, incluido el emblemático gato del Raval, en Barcelona

Fernando Botero
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BarcelonaFernando Botero Angulo (Medellín, 19 de abril de 1932) ha fallecido este viernes a los 91 años, según ha confirmado el expresidente de Colombia Juan Manuel Santos. Sus figuras hinchadas y redondeadas, tanto en pintura como en escultura, están en todo el mundo. En Barcelona, hay dos desde hace años: el caballo de la terminal 2 del aeropuerto de El Prat y un gran felino en la rambla del Raval.

Botero fue un artista muy prolífico. Deja como legado más de 3.000 pinturas y más de 300 esculturas. Trabajó intensamente hasta el último momento porque, según él mismo decía, no podía imaginar nada peor que una enfermedad que le impidiera trabajar. Nacido en Medellín, llevaba años sin vivir en Colombia. Repartía su tiempo entre Mónaco, donde ha muerto, Nueva York y Toscana. Se le consideraba el artista latinoamericano más cotizado actualmente del mundo.

Poseía uno de los estilos más reconocibles de la tradición artística latinoamericana. La acentuación de las formas redondas le permitía utilizar proporciones distintas a las habituales. Él mismo clasificaba su arte figurativo, de formas hinchadas y ufanas, como una "forma expresiva divergente". Botero reconocía la influencia de grandes muralistas mexicanos como José Clemente Orozco. También le fascinaba la pintura italiana de los siglos XIV y XV. Y cuando en 1951 estudió en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando de Madrid, aprovechó para visitar a menudo el Museo del Prado, donde se inspiraba con las obras de Diego Velázquez y Francisco de Goya. En su última obra, Botero había denunciado la situación política colombiana y mundial. Por ejemplo, la serie sobre Abu Ghraib, formada por 78 cuadros que representan los horrores de la tortura y de la guerra y que hacen referencia a la invasión de Estados Unidos de Irak y los crímenes cometidos en la cárcel de Abu Ghraib, a partir de las declaraciones que sufrieron torturas.

Botero tuvo claro que quería ser pintor desde muy joven, aunque su primera vocación, hasta que se hizo daño, fue la de torero. Cuando tenía 19 años realizó su primera exposición en Medellín. Según él explicaba, la primera obra que hizo verdaderamente boteriana fue una mandolina. Le atraían la redondez y la amplitud de la forma del instrumento. Le costó 15 años hacer un Botero de principio a fin, pero siempre insistió en la misma idea y en el mismo universo. Sus peculiares esculturas y pinturas son el resultado de una obsesión que empezó con la mandolina.

La obra 'Los músicos', de Fernando Botero.

Cuando empezó su trayectoria como artista, se ganaba la vida realizando ilustraciones para el periòdico El Colombiano. Así podía pagarse los estudios, pero lo expulsaron porque sus dibujos eran demasiado obscenos. En los años sesenta, Botero se plantó en Nueva York con 200 dólares en el bolsillo. Pero entonces iba contra corriente y en la ciudad norteamericana, donde triunfaba el arte abstracto y el pop art, sus obras se consideraban anacrónicas. Sin embargo, se sentía incomprendido como explica en el documental Botero: una mirada íntima a la vida y obra del maestro, escribía instrucciones para darse ánimos e iba mejorando su técnica. Europa, en cambio, siempre le acogió con los brazos abiertos. En los años sesenta celebraba exposiciones individuales en París, Baden-Baden, Hannover o Londres. Sus obras se pueden ver en todo el mundo: de Dubai a San Francisco pasando por Tokio, Moscú y Caracas.

La pintura 'Joachim Jean Aberbach y su familia', de Fernando Botero.
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