Literatura y Feminismo

Mujeres silenciadas que no quisieron callar

Ramon Solsona, con 'Mujeres mediopartidas', y Pilar Godayol, con 'Mujeres en lucha', dan voz a autoras y feministas olvidadas

Aurora Bertrana, Maria Aurelia Capmany, Anna Múria y Rosa Maria Arquimbau.
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BarcelonaMaria Verger fue estigmatizada por ser libre y roja. Teresa Pàmies, Mercè Rodoreda, Aurora Bertrana y Teresa Juvé sobrevivieron al exilio haciendo de mujeres de trabajos. A Dolors Orriols no le dejaron tener carné de periodista porque, según el régimen, debía cuidar de su hijo y su marido. A Assumpció Soler le hicieron la vida imposible por ser madre soltera. Joana Raspall fue expulsada del cuerpo de bibliotecarias. Elvira Augusta Lewi desapareció.

"¿Cómo puede que tantas novelas, algunas muy buenas, duerman en el desván del olvido? ¿Cómo puede que haya tantas autoras desconocidas?", se pregunta el escritor Ramon Solsona (Barcelona, ​​1950), autor de Mujeres mediopartidas. Treinta narradoras entre la ilusión republicana, la derrota y el enderezamiento (Pórtico, 2025), que fue premio Carles Rahola de ensayo. "La tradición catalana feminista no es lineal sino más bien una espiral, pero nunca se rompe. Al canon patriarcal quizá le interesa destacar sólo cuatro escritoras, pero hay que hablar de red; todas conocían los textos de las demás", dice Pilar Godayol (Manlleu, 1968), que ha publicado Mujeres en lucha. Doce momentos del siglo XX que han marcado el feminismo catalán del siglo XXI (Rayo Verde). Ambos han hecho mucho trabajo para dar a conocer a mujeres que muchas veces sufrieron una discriminación severa, pero que resistieron. No es un ejercicio meramente arqueológico. Tanto Solsona como Godayol, sacan del olvido voces literarias y luchas que vale la pena conocer por saber quiénes somos y cómo hemos llegado hasta aquí.

Solsona admite que empezó a investigar escritoras como Maria Teresa Vernet, Carme Montoriol, Rosa Maria Arquimbau, Aurora Bertrana, Celia Suñol, Maria Dolors Orriols o Concepción M. Maluquer por desconocimiento. "Me di cuenta de que había muy buenas, pero que no se conocían lo suficiente. Primero pensé que las debía leer y decir lo que me parecían, pero no tenía sentido hablar de alguien que nadie o poca gente sabe quién es. Y la búsqueda se amplió. Ya no se trataba sólo de leer libros y de buscarlos –prácticamente de todas ellas–, prácticamente de todas ellas. biográfico que, en general, es impresionante", dice Solsona, que lamenta la parquedad de muchas esquelas de estas mujeres, y reivindica la calidad literaria de Laura Masip, Maria Àngels Vayreda y Roser Cardús, entre otras muchas.

Fueron mujeres que sufrieron un doble castigo. Muchas de las autoras que el escritor rescata en el libro empezaron a publicar durante la Segunda República, pero tras la victoria de Franco sólo hubo silencio. "Hombres y mujeres fueron castigados, hubo el exilio y el exilio interior; fue traumático, pero las mujeres fueron aún más castigadas y marginadas sólo por el hecho de ser mujeres. Muchas ya no publicaron nunca más –recuerda Solsona–. Después hubo las mujeres que eran muy jóvenes en aquellos años 30 y tuvieron muchas dificultades para formarse en catalán. editorial había quedado destruido", añade.

A pesar de que en los años 30 del siglo XX hubo un activismo feminista extraordinario, no todo el mundo entendía el feminismo de la misma manera. "Era una palabra que estaba muy connotada. Muchas mujeres evitaban las palabras feminismo y feminista como si fuera un mal feo. Rosa Maria Arquimbau, Aurora Bertrana y Anna Murià, pese a lanzar mensajes inequívocamente feministas, se oponían a la feminidad y al feminismo", dice Solsona. Arquimbau, por ejemplo, criticaba a las sufragistas británicas y las consideraba homenanzas. No descartaba el matrimonio si era una arena. desplegar la bandera del feminismo.

Aborto y sexo con desconocidos

En conjunto, si se repasa la obra de todas esas mujeres que vivieron la derrota republicana y la larga dictadura, aparecen muchos temas considerados tabúes. "En la mayoría de novelas, el foco está en la mujer, y salen temas como la insatisfacción en el matrimonio, que se convierte en una jaula, la desilusión, el engaño, el miedo al embarazo no deseado o las consecuencias de haber quedado embarazadas", dice Solsona. Sin embargo, continúa el escritor, la crítica o la rebeldía se queda a medio camino: "No saltan del acantilado quizás porque el precio de hacerlo era demasiado elevado". Aun así, se atrevieron bastante. Carme Ribé escribió Del día por la noche en 1968, en plena dictadura. La protagonista pilla al marido con una amante y decide acostarse con el primer hombre que se cruza. Rodoreda habló de aborto en La calle de las Camelias y Teresa Vernet explicaba la vida de una mantenida en Las algas rojas.

Muchas lo pasaron muy mal, también en la vida personal. "Todo habría sido mucho peor si estas mujeres no hubieran hecho nada. Si no se hubieran sacrificado quizá se hubiera perdido mucho más. Entre ellas había mucha conciencia, no querían romper el hilo. Había mucha voluntad y necesidad de mantener la tradición", asegura Solsona. En el mismo sentido se expresa Godayol: "A lo largo de la historia, muchas mujeres creadoras han extraído bastante de otras mujeres y otras creaciones anteriores". La catedrática de la UVic recupera doce momentos relevantes de la historia del feminismo catalán del siglo XX: desde dos revistas feministas, Feminal y Mujeres en Lucha, hasta el Instituto de Cultura y Biblioteca Popular de la Mujer, pasando por Paraísos oceánicos, de Aurora Bertrana, traducciones de ensayo feminista como La mística de feminidad, de Betty Friedan, o El segundo sexo, de Simone de Beauvoir, la editorial LaSal o la Feria Internacional del libro Feminista.

Desde posiciones más moderadas o más radicales, las protagonistas del libro de Godayol defendieron la igualdad entre hombres y mujeres y actuaron colectivamente, a menudo en contra del sistema impuesto. "El patriarcado ha promovido que modelos culturales y literarios femeninos a menudo fueran silenciados, falsamente clasificados, aislados ya veces censurados", dice Godayol, quien considera importante visibilizar las distintas luchas del siglo XX. "No podemos avanzar si somos ciegos a las cosas del pasado —explica—. Solo recordando y reivindicando las hazañas de quienes nos han precedido podemos construir un futuro más digno, plural e integrador".

Godayol considera que uno de los momentos "estelares" del feminismo catalán del siglo XX fueron las Jornadas Catalanas de la Mujer, en mayo de 1976, en un contexto de postfranquismo eufórico y revolucionario. "Las Jornadas Catalanas de la Mujer fueron un antes y un después en el feminismo catalán y merecen ser recordadas y celebradas siempre. La clave del éxito fue la diversidad y sobre todo la gran cantidad de mujeres anónimas que participaron. Era la primera vez que miles de mujeres salían de la clandestinidad para reunirse públicamente para reivindicar sus patitos y reivindicar sus derechos y debatir patriarcado franquista –asegura Godayol, que reclama explicar bien todas estas luchas–. Hay que recuperar y reivindicar referentes femeninos y feministas para combatir la ola reaccionaria actual, pero debemos hacerlo bien, porque, si no, todavía podemos crear más oposición. mujeres en Catalunya, y es historia del país", añade. Godayol también remarca la necesidad de recordar y restituir en el canon cultural nombres de mujeres claves del siglo XX y presentarlos a la gente joven, en lecturas en el instituto, en las universidades y en clubes de lectura.

Fotografía del interior del libro 'Mujeres en lucha' de Pilar Aymerich.
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